América Latina, reservorio de energías renovables

De acuerdo a un informe de Global Energy Monitor (GEM), organización sin fines de lucro que hace el seguimiento del desarrollo de energía limpia a nivel mundial, América Latina está a punto de convertirse en un importante productor de energías renovables, con un equivalente a mil millones de paneles solares en proyectos a gran escala que entrarán en funcionamiento hasta 2030.
Es una buena noticia también desde el punto de vista del cambio climático, naturalmente, más allá de confirmar la disponibilidad de recursos naturales en el subcontinente, tanto en lo que refiere a los que provienen de yacimientos y fuentes fósiles, como a los renovables, que es precisamente la apuesta al futuro tanto del subcontinente como globalmente.
Los investigadores del citado monitor internacional destacaron que el continente lanzará proyectos de energía solar y eólica a gran escala para generar más de 319 gigavatios, equivalente a alrededor del 70% de la capacidad regional de todas las fuentes de generación combinadas en la actualidad.

“Rica en recursos eólicos y solares, América Latina tiene el potencial de ser un líder mundial en energía renovable”, sostiene el informe de la organización con base en Estados Unidos que monitorea el desarrollo de energía limpia.
Los proyectos, que incluyen instalaciones planificadas y en construcción, expandirán en más de 460% la producción de energía solar y eólica, indica el estudio. Eso convertirá a la región en un destacado actor global en la producción de energías renovables, dijo Kasandra O’Malia, gerente de proyectos de GEM, al consignar que “ya estamos viendo un gran repunte. Y con todos los proyectos planeados, será una explosión exponencial”.

Evaluó que incluso si no se concretaran, la región parece estar en un punto de inflexión y es probable que se anuncien más proyectos en los próximos años, a la vez que destacó que Brasil, la mayor economía de América Latina, lidera el auge de la energía verde, con 27 gigavatios de plantas solares y eólicas a gran escala en funcionamiento, y otros 217 gigavatios esperados hasta 2030.
Este desarrollo se explica concretamente por una ley de 2012 que incentivó la energía solar en Brasil al permitir que los productores privados vendieran electricidad directamente a la red, según Roberto Zilles, director del Instituto de Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Sao Paulo.

“Hoy es más barato producir tu propia energía” que comprarla, según explicó el académico.
En otros países, como es el caso de Chile, tradicionalmente importador de combustibles fósiles, la energía eólica y solar ya representa 37% de la capacidad instalada, en tanto Colombia proyecta incorporar 37 gigavatios de energías solar y eólica hasta 2030.

En contraste con estos avances –incluyendo a Uruguay, que ha dado pasos muy importantes en esta dirección, y está en los primeros lugares porcentualmente teniendo en cuenta el tamaño de su economía y población– México, la segunda economía latinoamericana, es un caso de preocupación, por cuanto este país, uno de los primeros en adoptar las energías renovables, alberga actualmente los mayores proyectos solares y eólicos de América Latina, pero los avances se han reducido desde las reformas energéticas de 2021 impulsadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, un defensor de los combustibles fósiles que hizo de la revitalización de la petrolera estatal Pemex una piedra angular de su administración.
El informe de GEM advierte en este sentido que “México se ha estancado”, al punto que “si todos los proyectos potenciales se pusieran en marcha, el país solo alcanzaría un 70% de su compromiso de generar 40 gigavatios de energía solar y eólica para 2030”.

Por otra parte, el informe destaca que América Latina tiene un potencial especialmente grande como productor de energía eólica offshore (marina). Indica también que las exportaciones de energía verde podrían otorgarle una ganancia económica, ya sea exportando el excedente de electricidad o usando energías renovables para producir hidrógeno verde para afuera, aspecto este sobre el que se está trabajando fuertemente en Uruguay a efectos de hacerlo realidad.

El escenario global indica que la producción de energías renovables se ha disparado en el mundo ante el descenso de los precios de los paneles solares y las turbinas eólicas, una tendencia acentuada en el último año por el aumento de los combustibles fósiles impulsado por la invasión rusa a Ucrania.
Incluso la Agencia Internacional de Energía señaló en un informe en diciembre que las energías renovables se convertirán en la mayor fuente de generación de electricidad mundial a principios de 2025, superando al carbón. Pero la transición debe acelerarse para cumplir con el objetivo del acuerdo climático de París de mantener el calentamiento global en 1,5 grados centígrados, dijo O’Malia.

Norteamérica, Europa y China deben seguir el ejemplo de América Latina, indicó. “El resto del mundo no está haciendo su parte”, subrayó.
Mientras tanto, a más de un año del inicio del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, una de las consecuencias inesperadas de la guerra fue el aumento de más del 20% del uso de las energías eólica y solar en la Unión Europea (UE), que sustituyó casi el 75% de las importaciones rusas de gas fósil, mientras que el mundo está listo para agregar tanta energía renovable en los próximos cinco años como lo hizo en los últimos 20, según un nuevo análisis de Zero Carbon Analytics, datos que son recogidos por la agencia Telam.
En su análisis “Mercados energéticos, un año después de la invasión de Ucrania”, este grupo de investigación internacional explicó que la restricción del envío de gas de Rusia a la UE significó la sustitución de casi el 75% de las importaciones de este combustible en ese territorio, mientras que la demanda mundial de gas se estancó por primera vez y se prevé que alcance su punto máximo a finales de la década.

“Antes de su invasión de Ucrania, Rusia era, con mucho, el mayor exportador mundial de petróleo y gas natural a los mercados mundiales. Desde entonces, su posición ha disminuido drásticamente. Los flujos de gasoducto de Rusia a Europa se han desplomado un 80% en sólo un año”, aseguró Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía (IEA), y sostuvo que “las alternativas más limpias a los combustibles fósiles están creciendo rápidamente a medida que los gobiernos buscan fortalecer su seguridad energética”.
Lo que es una verdad a medias, porque al fin de cuentas en el corto plazo, y durante el invierno, varias naciones europeas han apelado al uso del carbón y otros energéticos fósiles y contaminantes.
Pero en el mediano y largo plazo, sin dudas que es de fundamental impacto el potencial que tiene América Latina para gravitar en el uso de energías renovables, participar activamente en la lucha contra la contaminación y el agotamiento de los recursos naturales, y es de esperar que este potencial no quede en los papeles, sino que resulte efectivamente aprovechado para beneficio del planeta y la región.