La sequía afectará económicamente a la sociedad en su conjunto “y es un problema económico del país y no solo del sector agropecuario”, manifestó a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Luis Giménez, estableciendo que “la estimación de las pérdidas de la agricultura de verano es muy elevada”.
En esta fecha, ya superada la primera quincena de marzo, “estamos en mejores condiciones para estimar las pérdidas en el sector agrícola por causa de las deficiencias hídricas durante los meses de primavera y verano”, agregó el director de la Estación Experimental Dr. Mario A. Cassinoni (Eemac) de Facultad de Agronomía. “A inicios del mes de febrero, decíamos que las estimaciones de las pérdidas agrícolas no tenían mucha justificación, básicamente, porque recién estábamos ingresando a las etapas más importantes en la definición del rendimiento de soja y las deficiencias hídricas no habían finalizado”.
Por otra parte, las siembras de maíz “se desarrollaron mayoritariamente en forma tardía, intentando escapar a las demandas atmosféricas de enero en la floración, debido a que estaba confirmada la información de que el año era nuevamente clasificado como ‘Niña’. Por tanto, presentaría precipitaciones por debajo del promedio durante la primavera y el verano”.
En ese marco, el mes de febrero en ambos cultivos “era clave para poder estimar la situación productiva, aunque ya a inicios de mes el panorama no era bueno”, dijo. En ese sentido, las lluvias recientes y futuras que ocurran, “prácticamente no tendrán efectos significativos en el rendimiento final de los cultivos de verano. No obstante, sí serán importantes para los verdeos de invierno y para el rebrote de las pasturas que no murieron y esto no es menor, principalmente para la lechería y la ganadería”.
En la Eemac de Facultad de Agronomía, la línea de investigación “Efectos del riego en la agricultura estival”, presenta ya más de 20 años, en los cuales se han evaluado los efectos productivos de las deficiencias hídricas en las etapas de desarrollo de los cultivos de soja y maíz, por medio de trabajos de tesis de grado, maestría y doctorado. La disponibilidad hídrica es la principal limitante ambiental de los cultivos de verano, no solo en los años “Niña” sino en el 80% de los años. A través de proyectos de investigación en la Eemac se ha trabajado en este tema y se tiene información para poder evaluar con solidez las deficiencias hídricas.
“El problema de las estimaciones de pérdidas de grano a nivel nacional se encuentra en que las escasas lluvias que ocurrieron en los últimos meses han sido desparejas entre las diferentes zonas de producción, como es habitual en el verano. Por otra parte, las fechas de siembra y los ciclos de los cultivos que utilizan los productores y técnicos también varían y esto afecta el rendimiento. Así es dificultoso estimar exactamente las pérdidas que ocurrirán a nivel nacional, cuando estamos hablando seguramente de una superficie de siembra superior a 1.350.000 hectáreas, entre soja y maíz”, explicó.
PÉRDIDAS MILLONARIAS
De todas maneras, se estima que el rendimiento promedio nacional de los cultivos de soja que se cosechen “no superará los 1.000 kilos por hectárea y el maíz seguramente presentará rendimientos promedio inferiores a 3.500 kilos por hectárea”. Las estimaciones son sobre los cultivos que se cosechen, “porque hay un porcentaje del área sembrada que ya fue enfardada o pastoreada y seguramente esta determinación de no cosechar continuará, ya que cuando el rendimiento esperado en una chacra no cubre los costos de cosecha y flete a planta, no es rentable la cosecha del cultivo”. Este año, la proporción de superficie no cosechada “será seguramente importante, por tanto las superficies de siembra y cosecha presentarán diferencias”. Giménez sostuvo que de acuerdo a los precios actuales de soja “del entorno de U$S 540 por tonelada y la estimación del rendimiento promedio que indica pérdidas de 1.800 kilos por hectárea, en relación al año anterior, y una superficie de siembra estimada en 1.200.000 hectáreas, las pérdidas totales en el cultivo serían de unos U$S 1.166.000.000. En el caso del maíz, la estimación de pérdidas sería de 2.200 kilos por hectárea, con un área de siembra estimada en 150.000 hectáreas y un valor actual del grano de unos U$S 330 por tonelada, esto implicaría pérdidas para este cultivo de U$S 109.000.000”. En síntesis, en soja y maíz, las pérdidas en grano por deficiencias hídricas de los últimos 5 meses, en relación al año anterior, “serían aproximadamente de U$S 1.275.000.000, cifra superior incluso a las estimaciones realizadas para todo el sector a inicios de febrero por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). Esto se debe a que las condiciones de sequía extrema continuaron durante los últimos 45 días y esto coincidió con la ubicación temporal mayoritaria del periodo crítico de determinación del rendimiento en soja y de maíz sembrado tarde”.
PROBLEMAS EN EL RIEGO
Las características climáticas de este año “mostraron problemas incluso en la mayoría de los cultivos regados por represas en el litoral, básicamente por dos causas. Primero, que las deficiencias hídricas se notaron ya en el mes de setiembre, por tanto hubo productores que regaron cultivos de invierno principalmente colza y cebada. Y desde octubre del año pasado no hubo reposición del agua almacenada en las represas para cumplir con el riego necesario en los cultivos de verano”. El segundo aspecto fundamental “es que los sistemas de riego no están diseñados para sequías de esta magnitud. Los diseños de riego se realizan en base a las deficiencias hídricas promedio. Esto causó que en una proporción importante de las represas de riego se secaran antes del fin de ciclo y faltara agua para las etapas reproductivas de los cultivos, es decir, las más importantes en la determinación del rendimiento”.
DISPONIBILIDAD DE AGUA
Sostuvo que importa considerar “la determinación que posee la disponibilidad hídrica en la agricultura de verano, la más importante del país, este tema solo está solucionado en los cultivos de arroz y caña de azúcar. En el resto de la agricultura del litoral y sur del país se requiere solucionar la disponibilidad de agua para maíz, soja y otros cultivos de verano”.
Ante estas situaciones hídricas extremas, “son recurrentes las reuniones sobre riego en el país; no obstante, es absolutamente necesario mantener en prioridad el tema cuando las lluvias recobren la normalidad y la disponibilidad hídrica mejore. A nuestro entender, se debe apelar a la información científica generada y al conocimiento nacional para resolver el problema”. La falta de agua en el agro “genera problemas económicos a la sociedad en su conjunto, como: la escasez de alimentos, el incremento de los precios, el auxilio económico a los productores en las emergencias agropecuarias, que pagamos todos. Le genera problemas a los productores por la falta de productividad y la falta de estabilidad de los rendimientos”.
Dijo que la solución “depende de disponer de sistemas de riego eficientes que lleguen a la mayor parte de los productores. Hay conocimientos suficientes en el tema y se deben generar políticas públicas de apoyo al riego con compromisos económicos del Estado y de los productores, como ha sucedido en la mayoría de los países”. Para el director de la Eemac, las pérdidas económicas, sociales y ambientales que ocurren como consecuencia de unos pocos meses de deficiencias hídricas, “son enormes. Dado que somos un país agroexportador y que a su vez produce los alimentos básicos necesarios para su población, el sector agropecuario es de importancia estratégica. Por tanto, entendemos indispensable para lograr el necesario crecimiento económico y el desarrollo social resolver uno de los principales problemas de la agropecuaria que es la falta de agua”, finalizó. → Leer más