A través de esta carta, es mi deseo contar sobre un tema que hemos estado abarcando en el último tiempo y que creemos necesario dar a conocer al público general. Porque el rol de todo político es primeramente escuchar, atender e intentar solucionar los problemas cotidianos que plantean los miembros de una sociedad. “La política no es ni más ni menos que una herramienta diseñada para ayudar a los demás” solía decir un gran dirigente de nuestra colectividad. No tiene más misterio. La política debe ser practicada y utilizada sólo y con el único fin de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Con esa base, desde nuestro lugar y como miembros de una colectividad política a la que representamos con gran sentido de pertenencia y convicción (tanto en valores como ideas), hemos trabajado muy duro para aportar a nuestra sociedad desde el primer día que formamos nuestra agrupación dentro del Partido Colorado. Es cierto. Lo hemos hecho con aciertos y con errores, porque nadie es perfecto y nada es perfecto. Pero siempre, todo lo que hacemos, lo hacemos con la mejor intención llevando en alto la bandera del servicio público.
Cuando tomamos quejas o reclamos de distintos barrios o zonas, nuestra prioridad es investigar a fondo cada detalle y naturalmente en la permanente búsqueda de soluciones, con el objetivo claro del mejoramiento en la calidad de vida y bienestar de los vecinos. En definitiva trabajamos para aportar y sumar desde nuestro lugar, priorizando lo justo, la paz y armonía social. A todo esto, estamos absolutamente convencidos de que sin importar si se posee un cargo político o no, todos los políticos debemos trabajar de dicha forma.
Esa es la cortina del tema que hoy nos compete. Porque tratar, emitir un juicio o gestionar un caso donde no se investiga, es hablar desde la ignorancia absoluta. Ignorancia que lastimosamente, es cada vez más común ver predominando dentro de nuestra sociedad día a día. Y así lo hemos visto con una situación que nos llegó “de rebote”, la cual comenzamos a atender desde diciembre pasado y a la que hemos dedicado mucho tiempo, estudio y recursos. Tan es así, que incluso sabíamos que debíamos tener mucho cuidado, porque de ayudar a un sector afectaríamos al otro y viceversa.
El problema de las motos de tierra no es novedoso. Muchos sanduceros recordarán cuando un grupo de amantes de estos vehículos habían hecho un circuito de manera ilegal y osadamente en la zona de los humedales de La Curtiembre (entre calle Número 9 y Puente Internacional). Tras haber sido retirados de allí por las autoridades, optaron por “cruzar de vereda” hacia el Este, donde nuevamente fueron desalojados. De nuevo. La cosa no terminó allí, sino que cual rebelde sin causa, algunos miembros de dicho grupo optaron por armar otra pista “ilegal” en otro espacio público. Esta vez fue en la zona de Avenida de las Américas y Ruta 3. Sin embargo, allí también fueron advertidos e incluso multados por las autoridades. Como corresponde. Vale aclarar.
No satisfechos con todo lo vivido, se conforma un nuevo grupo de motociclistas (aficionados) que logran “sub-arrendar” una chacra privada en zona suburbana. Más específicamente en el Este de la ciudad, a unos aproximadamente 20 kilómetros de la misma. Una chacra que si bien se encuentra lejos del centro, también cuenta con vecinos a su alrededor. Como si eso fuera poco, dicho terreno se encuentra en una parte baja, rodeada de zonas altas que conforman una especie de “embudo del sonido”, el cual resulta excesivamente molesto para los residentes cercanos. Una chacra que si bien es privada, no está diseñada, habilitada ni debería utilizarse para que algunos aficionados vayan a entrenar o correr allí.
En este punto es que se nos llama y se nos pide gestionar el problema de convivencia que estaba originándose entre los vecinos y el grupo de jóvenes motociclistas. Por un lado, los motociclistas reclamaban su derecho de libertad para practicar su deporte, por lo menos una vez a la semana. Por el otro lado, los vecinos reclamaban su derecho de disfrutar de sus domicilios, en una zona de paz y tranquilidad, donde además naturalmente la mayoría aprovecha a descansar los fines de semana. Finalmente sucedió lo que era previsible. Un domingo de tarde, un grupo de jóvenes fue a esta chacra privada donde armaron su circuito, practicaron un par de horas y finalmente los vecinos (hartos del escandaloso ruido de los motores), llamaron a las autoridades; quienes inmediatamente respondieron yendo al lugar y multaron a los pilotos por realizar carreras en una zona no habilitada.
Ante este panorama, optamos por reunirnos con varias personas pertenecientes al mundo automotor sanducero, quienes con vasta experiencia y años de pertenencia en el ambiente, nos informaron y demostraron el problema que existe. Problema que nos preocupa enormemente. Porque la realidad en torno a los deportes a motor se ha formado una modalidad en contra de una institución que es brutal. Sumado a versiones que transitan el “boca a boca” que lo único que buscan es dañar la imagen de un Club, su Directiva, su trayectoria y sus socios.
Paysandú cuenta con un precioso autódromo al que todos conocemos como CAMS. Ese es el lugar, sin titubeo alguno, donde tanto los kartings, “cachilas”, motos enduro, motos de firme, motocross y demás deberían entrenar, practicar y/o competir. CAMS es una institución privada y ello debe quedar muy en claro. CAMS tiene personería jurídica. A su vez, CAMS está federado. CAMS cuenta con todos los servicios que se requieren para cualquier deporte automotor. Es un predio cuya extensión alcanza las 18 hectáreas y que tiene todo lo que cualquier persona que quiera competir necesita. El carné de socio no sólo habilita a hacer uso de su infraestructura, instalaciones y servicios, sino que además brinda el privilegio al socio de hacer usufructo de todas las pistas homologadas y federadas a nivel nacional. Todo por $3.000 al año, algo que es sumamente accesible para quienes gastan pequeñas fortunas en sus máquinas.
No estamos en contra de los jóvenes que quieren disfrutar en sus vehículos los fines de semana. No estamos en contra de quienes practican estos deportes. Al contrario, apoyamos y fomentamos este tipo de actividades, pero afirmamos con todas nuestra convicción que el lugar para hacerlo es en CAMS. ¿Por qué? Sencillo. Es el autódromo de Paysandú. Es la institución que representa a los pilotos sanduceros. Es el lugar donde –cumpliendo con las normas y formando parte del Club– cualquiera puede disfrutar el tiempo que quiera, los días que quiera y con la reglamentación que corresponde.
No es posible que los vecinos de una chacra en zona suburbana se vean afectados por caprichos de algunos jóvenes desinformados sobre la realidad de CAMS. Menos aún es posible que, gracias a ese capricho, se busque perjudicar una institución o manchar el nombre de algunos de sus miembros. Tampoco es posible –mucho menos justo– que se agravie a la Intendencia Departamental de Paysandú o al Intendente Dr. Nicolás Olivera por algo que nada tiene que ver. ¡Absolutamente nada! Existen las normas de convivencia y los lugares para que cualquier deportista asista a practicar su deporte o hobby. El futbolista juega en una cancha de fútbol. El basquetbolista juega en una cancha de básquetbol. El jockey corre en el hipódromo. El aviador despega y aterriza en una pista del aeropuerto. ¿Por qué los motociclistas no corren donde deben y tienen que correr? Si de dinero se trata, la realidad es que quien tiene una moto, seguramente lo muy poco que cobra la institución (de forma anual) no le afectará su bolsillo, siendo que los costos de mantener cualquier vehículo son excesivamente onerosos.
Por tanto, concluyendo y como defensores de las instituciones, solicitamos encarecidamente a todos los jóvenes que así lo quieran a que se acerquen al autódromo (CAMS), hablen con los responsables, se asesoren y se involucren de lleno para apoyar una institución que en definitiva, no deja de ser un activo para nuestra ciudad. Un activo que además, en distintos eventos atrae personas de otros departamentos, moviendo nuestra economía general (a través del consumo de combustible, almacenes, gastos en hospedajes y demás). Por tanto no existen excusas. El lugar existe y está disponible ya. Aspiramos y esperamos que estos jóvenes abran los ojos y comiencen a apoyar un poco más a la institución sanducera. Miguel Baccaro, dirigente del Partido Colorado → Leer más