Día Mundial del Riñón: “Prepararse para lo inesperado, apoyando a los vulnerables”


El Día Mundial del Riñón se conmemora los segundos jueves de marzo. Este año, en coincidencia con el Día Nacional de Concientización de la Salud Cardiovascular de la Mujer –el pasado 9 de marzo–, y ante la importancia del incremento de diagnósticos de enfermedades cardiovasculares en esa población, la Asociación de Pacientes Trasplantados y en Diálisis, la Sociedad Uruguaya de Nefrología, la Cátedra de Nefrología, el Programa de Salud Renal de Uruguay, entre otras organizaciones aliadas, resolvieron realizar hoy jueves 16, actividades de promoción y prevención de hábitos saludables.

Programa de Salud Renal

En 2004 se creó Uruguay, el Programa Nacional de Salud Renal (PNSR) y desde entonces se han ingresado cerca de 30.000 pacientes, que han registrado una menor mortalidad (hasta 30% menos), que aquellos que no se encuentran en seguimiento. Incluso, los pacientes que ingresan a diálisis crónica, lo hacen a mayor edad (hasta 7 años de diferencia). Aún en etapas avanzadas de la enfermedad renal crónica, el programa logra que el 60% de los pacientes estabilicen su funcionalidad renal.

El programa cuenta con un “sistema de alarma” informático, que desde el Fondo Nacional de Recursos (FNR) avisa al equipo de salud (por mail) y a los pacientes (por SMS) cuando no se ha realizado un control clínico previsto, lo que permite brindarles apoyo e información. Sin embargo, solamente el 40% de los pacientes que ingresan a diálisis crónica o reciben un trasplante renal estaban previamente ingresados al programa y este porcentaje es menor en los departamentos del Interior (33%) en comparación al 42,4% de Montevideo.

Enfermedad crónica

“Como todas las enfermedades crónicas, se toma un día en el año para recordar a aquellas que son determinantes en la población para hacerlas visibles porque son diagnosticables y controlables. El lema de este año es ‘Prepararse para lo inesperado, apoyando a los vulnerables’. Es una forma de abordar la inequidad en el mundo en cuanto al acceso a los tratamientos de las enfermedades renales”, dijo a EL TELEGRAFO la nefróloga Marianela Pastore.
Es altamente prevalente, es decir, “hay mucha cantidad de casos y el problema es que no se sabe. Se hablan de 840 millones de personas en el mundo pero está infravalorado. Es cuantificable porque es una enfermedad de muy fácil diagnóstico con un examen de orina y uno de sangre para la determinación de la creatinina. No son costosos y demuestran las alteraciones urinarias sospechosas de una enfermedad renal”.

La médica aclaró que “sus resultados incluso se diagnostican en el primer nivel de atención, tanto en adultos como en niños. Además, sus exámenes son parte del carné de salud”.
Asimismo el seguimiento de las enfermedades renales resultan simples. “Permite ver a qué personas buscarle la enfermedades renales y para eso se establecen factores de riesgo, como otras enfermedades u otras condiciones clínicas. Los factores de riesgo son la hipertensión arterial, que por muchos años puede resultar asintomática y es una de las más importante junto a la diabetes, demostrada en la elevada glucemia”.

Factores de riesgo

Ambas responden a ciertos hábitos de vida, como alimentación y sal en exceso, ingesta abundante de comida, azúcares y harina o productos ultraprocesados. Estos últimos no formaban parte de la alimentación tradicional y se han sumado a los hábitos con el paso de los años y la industrialización.

Otros factores influyen “como la formación de cálculos renales, tabaquismo o ser monorreno, por diversas razones, tanto por haber nacido con un solo riñón o haber sido sometido a una intervención, deja menos cantidad de masa renal funcionante”. Sin embargo, no implica riesgos hacia una insuficiencia renal crónica.
A estos riesgos determinantes, se suman “la prescripción de fármacos por enfermedades como oncológicas u otras crónicas. No tomar agua y la obesidad, que está muy presente en la infancia y la adultez. El sendentarismo y la falta de actividad física”.

Las causas detalladas anteriormente, “provocan daños en las arterias que son esos ‘ríos’ por donde fluye la sangre con los nutrientes a los distintos tejidos. La hipertensión y diabetes provocan un endurecimiento arterial que impiden la fluidez, con la conformación de placas de colesterol”.

Valores

Pastore enumeró que “los valores aceptados internacionalmente determinan que la creatinina es normal hasta 1 miligramo, pero depende de las edades y sexo. Los cálculos se vuelcan en una tabla, cuyos valores se completan con la edad del paciente y el resultado de la creatinina”. Esa información arroja el nivel de funcionamiento.

“Los riñones filtran 120 litros por hora, es decir, la sangre pasa millones de veces por el riñón y cada vez que pasa actúa como un gran selector que determina lo que sirve al organismo. Es una gran malla por donde atraviesan proteínas, azúcares y grasas buenas. También vitaminas, glóbulos rojos, células y todo eso lo recupera. Elimina el exceso, pero cuando esa red se altera, comienzan a perderse proteínas que son nuestros ‘ladrillos’. Allí comenzamos a hablar de una sospecha de enfermedad renal”.

La especialista señaló que “decimos que la función renal es normal hasta que el filtrado es de 60, de acuerdo a los resultados ingresados a la tabla. De ese número hacia abajo es enfermedad renal crónica y tienen grados desde el 1 al 5”. En este último caso, el paciente es ingresado a diálisis.
Sin embargo aclaró que “hay pacientes monorrenales –quienes también son crónicos– con la función renal conservada. En esos casos, se sugieren hábitos saludables y realizamos la función renal una vez al año. En otras situaciones se acortan los tiempos de seguimiento cada seis meses ante la posibilidad de existencia de algunos factores de riego, como la obesidad”.

La multicausalidad de las patologías renales requieren la atención de diversos factores que “son mejorables”. “El mensaje debe ir a la captación, buena valoración, diagnóstico, prevención, tratamiento y corrección”, precisó.

La tendencia al envejecimiento de la población uruguaya crea mayores posibilidades de enfermedades renales, así como la circunstancia de la pandemia sanitaria por COVID-19. “La pandemia dejó cambios buenos y malos. Hubo mucha comunicación telefónica, las consultas se siguieron haciendo, excepto dos meses que se interrumpieron. Hubo mucha gente que por temor, cuidado o porque se difundió muy bien quedó en su casa y comenzó a cocinar. Es decir, mejoró su dieta pero aumentó de peso. La pandemia mostró la debilidad y fragilidad de la salud y fue un momento de aprendizaje y cuidado”.

Registros

Entre el 10 y 12% de las poblaciones en el mundo padecen de enfermedad renal crónica. Uruguay repite ese guarismo en relación a su población. “El PNSR es de registros. Allí se reporta la enfermedad renal crónica, se completa un formulario con el consentimiento del paciente y se vuelca a la información nacional. Esta comisión múltiple, con el doctor Pablo Ríos a la cabeza, está integrada por nefrólogos que trabajamos para ese programa en forma voluntaria”.

El FNR, además de registrar los datos y publicarlos en su página web, establece las formas de tratamiento. “Desde 1982, la diálisis peritoneal, hemodiálisis y transplante de riñón son parte de las prestaciones del fondo y hay técnicas para la población que son totalmente gratuitas. Este programa va camino a los 20 años y actualmente son casi 30.000 pacientes en seguimiento y prevención, con una información que es muy completa. De Paysandú son unos 1.000 y pertenecen a los prestadores públicos y privados”. En forma paralela, “este año se creó un carné que se entrega al paciente con datos sobre su función renal. Allí se ingresa la información concerniente a la presión arterial, glicemia, creatinina y peso”.

Finalmente, al doctora Pastore apuntó a la prevención de las enfermedades crónicas como “lo más rentable, tanto en años de vida, como en economía. Es una frase difícil de entender, pero es muy importante porque los recursos materiales son finitos”.