Importancia de la fauna silvestre y su aporte a la biodiversidad

El aguará guazú.


En la tarde del miércoles, se llevó a cabo en San Javier, la conferencia sobre “La fauna silvestre como patrimonio cultural y natural de las comunidades locales”, en el marco del proyecto “Islas y canales verdes del río Uruguay” de la oenegé Ambá y de la mano de lo que fue la compra de las islas para conservación y turismo de naturaleza, por parte del filántropo y kayakista norteamericano Gilbert Butler.

Con la presencia de autoridades del municipio, integrantes de Ambá y Rewilding Argentina, a sala colmada expusieron Alexandra Cravino, doctora en ciencias biológicas e investigadora del CURE y la Facultad de Ciencias, Gabriela Bentancur, doctora en Entomología y directora del Parque Nacional Esteros de Farrapos e Islas del río Uruguay, y Augusto Distel, naturalista y coordinador de conservación en Rincón del Socorro para el Proyecto Iberá de la fundación Rewilding Argentina.

“El objetivo de la charla fue concienciar sobre la importancia de la fauna silvestre en la cultura y el patrimonio de las comunidades locales y cómo su conservación puede ser beneficiosa para la biodiversidad y el desarrollo sostenible de la región.

Es parte del programa de monitoreo de fauna, con énfasis en el aguará guazú, llevado a cabo por la oenegé Ambá con el apoyo de la empresa AIVA, el cual busca enriquecer la propuesta turística y de conservación de la zona”, explicó a EL TELEGRAFO, Guillermo Sena, coordinador de monitoreo de fauna de Ambá.

Monitoreo de fauna

Alexandra Cravino es la asesora del proyecto y en esta ocasión, habló sobre las cámaras trampa como herramienta principal del monitoreo de fauna, su correcta utilización y de cómo ha venido trabajando en ese aspecto desde hace varios años. Las variables que hacen la diferencia en el registro de animales influyen enormemente a la hora de obtener resultados. No es lo mismo colocar una cámara en un territorio inundable o con presencia de determinadas especies de flora que al crecer obstaculizan la grabación; la colocación en un ángulo que permita observar a los animales de cuerpo entero y la posibilidad de que algún cazador furtivo robe o rompa una cámara trampa, o que, como les ha pasado ya, alguna familia de zorros las agarre de juguete.

Por otra parte, la bióloga habló sobre la necesidad de actualización de la Ley de Fauna de Uruguay, que data de 1935 y de las especies exóticas invasoras, su distribución e impacto socioambiental.

629 registros en 3 meses

Gabriela Bentancur, por su parte, explicó que están en una etapa de evaluación del plan de manejo, es decir “qué se ha hecho, qué da resultado y qué hay que mejorar en el control y la vigilancia”.

En un período de 3 meses entre 2016-2017 hubo 629 registros (548 especies nativas y 81 exóticas) y 15 especies entre las que se encontró una de conservación prioritaria como lo es el gato de pajonal.

“Este estudio permitió generar insumos para conocer el estado de conservación de las poblaciones de mamíferos de medio y gran porte en el área protegida. Fue la primera experiencia en el área y permitió abordar su monitoreo a largo plazo; se confirmó la presencia de una especie prioritaria SNAP, y la información generada permite establecer medidas de gestión enfocadas a este grupo e indicadores para su evaluación”, detalló.

Ejemplo de reintroducción de especies

Augusto Distel cerró el conversatorio explicando qué hace la fundación Rewilding Argentina y el proyecto Iberá, en particular su experiencia con la reintroducción del aguará guazú.

“La fundación nace debido a la ‘defaunación’ histórica que hubo en Argentina; la cantidad de animales que se han muerto, que hemos matado nosotros como especie. La fundación compra tierras para crear parques nacionales. En ellas reinsertamos animales que ya estén extintos en la zona, por ejemplo el caso del jaguar. Se hacen reintroducciones que generan economía. En donde había pino, hoy hay bosque nativo. Generamos economías locales fomentando el turismo y se invita a las comunidades para que formen parte de este proyecto. Son procesos largos. El objetivo es generar ecosistemas completos y funcionales, es decir, que no falte ninguna especie y que a su vez, sea autosustentable. Los animales se encargan de reforestar los bosques, ayudar al pastizal a volver a crecer. Que no haya intervención humana”, concluyó.

Mascotismo y zoológicos

Estos animales que se reintroducen muchas veces vienen de zoológicos o de familias que los tienen como mascotas. “Me ha tocado trabajar con ocelotes que vivían en zoológicos o en casas de familia y no conocían el pasto, nunca se habían subido a un árbol y no sabían cazar una paloma. A muchos de ellos no los podemos recuperar lamentablemente, porque les cortan los colmillos y son animales que ya no sirven para la silvestría”, explicó Distel.

El aguará guazú y su desaparición

En nuestro país, ha habido escasos registros de aguará guazú, el cánido más grande de Sudamérica y el último fue visto en Salto en 2021.

“Al aguará guazú se lo asocia con el lobizón” y otras creencias que lamentablemente todavía existen, así como también el temor presente de que mate grandes animales. “El aguará guazú llega a pesar 31 kilos” y es imposible que mate una vaca como dicen muchas veces. “Este animal no ataca. Emiten sonidos que a uno lo asustan un poco pero ese sonido es para marcar el territorio”, dijo Distel a EL TELEGRAFO.

Se habló sobre la importancia de involucrar a las comunidades; a que la preservación de las especies les genere orgullo, sentido de pertenencia y a la vez, atraiga el turismo.
“Los parques nacionales generan eso. Nos permiten entrar a un área protegida y poder ver animales que antes no se veían y si se veían, era para matarlos. Hoy en día todos tenemos un teléfono y podemos sacarles fotos a estas especies que cumplen un rol y que es importantísimo que estén. Donde falte una especie el rol ecológico se desnivela y volver de eso es muy difícil”, continuó Distel.

La falta de pastizal en Uruguay

“Es posible reintroducir aguará guazú siempre y cuando se restauren los ambientes”, explicó Distel y agregó que “está asociado 100% al pastizal. Acá hay unos montes espectaculares con muchas especies nativas, pero falta pastizal. Eso es por el sobrepastoreo de la vaca. Lo bueno es que el pastizal se recupera muy pronto. Lleva años pero se puede hacer. Animales de cautiverio para reinsertarlos en silvestría hay muchos y es posible hacerlo”.

Corredores biológicos

En Uruguay hay proyectos de corredores biológicos que unen áreas protegidas ya sea naturales o modificadas que facilitan la conectividad de ambientes con una ampliación del territorio para que sea posible la convivencia de muchas especies.

Al respecto, Distel dijo que “nosotros estamos trabajando en pos de generar corredores biológicos, particularmente por el jaguar. Brasil es un claro ejemplo de que esto se puede hacer”.

Además aseguró que “hay que cambiar la idiosincrasia de las personas. Acostumbrarnos a que ellos tienen que estar y tenemos que aprender a coexistir con los animales. Falta mucho para eso pero hay que empezar; dar a conocer, divulgar, entender que el animal no es un peligro para nosotros sino nosotros un peligro para ellos”.