Los problemas del agua son nuestros

La gestión y cuidado de un recurso vital e insustituible como el agua se avizora como uno de los grandes desafíos del futuro próximo y un problema ya instalado, también en Uruguay.
Sin embargo, hechos recientes como la escasez del recurso debido a la sequía –que dejaron a Montevideo y Ciudad de la Costa con reservas mínimas para el abastecimiento a la población– o las cada vez más recurrentes floraciones de cianobacterias que afectan ríos, arroyos y han llegado ya hasta la costa platense y oceánica, alertan sobre la necesidad de la adopción de medidas para la preservación del recurso.

La eutrofización de las aguas superficiales y su consecuente deterioro constituye uno de los problemas ambientales más importantes a escala global que también afecta y es cada vez más frecuente en nuestro país, donde el incremento de los nutrientes en el agua, fundamentalmente nitrógeno y fósforo, a un ritmo que no es posible compensar mediante formas de eliminación natural, dan lugar a un proceso de eutrofización que trae aparejado un crecimiento excesivo de cianobacterias.

En Uruguay, la evidencia científica ha sido clara al demostrar que el principal factor que explica el aumento exponencial de las floraciones de cianobacterias desde el año 2000 es la intensificación de las prácticas agrícolas, a lo que se suman también los aportes de aguas residuales domésticas, industriales y ganaderas no tratadas, que llegan en forma directa o indirecta a los cursos de agua.
En este sentido un estudio publicado recientemente por los investigadores Carla Kruk, Ángel Segura, Gervasio Piñeiro, Pablo Baldassini, Laura Pérez, Felipe García, Gonzalo Perera y Claudia Piccini y titulado “El aumento de las floraciones de cianobacterias tóxicas es promovido por la intensificación agrícola en la cuenca de un gran río subtropical de América del Sur”, analiza datos del río Uruguay desde 1963 a 2020 y concluye que el aumento de los nutrientes del agua es lo que provoca floraciones. Esto significa que no es el cambio climático el principal responsable del fenómeno, si bien lo puede agudizar.

No son las únicas voces que desde la academia, están advirtiendo sobre este problema que se presenta en nuestros principales ríos. Un equipo de docentes del Laboratorio de Desarrollo Sustentable y Gestión Ambiental del Territorio del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (UdelaR), que lleva adelante un proyecto de investigación acerca de la localización geográfica y los cambios en la concentración de cianobacterias en el estuario del Río de la Plata, a partir de imágenes satelitales pudo determinar frecuencias y distribución de floraciones, avanzando en la modelación de su comportamiento, lo que les permitió determinar las zonas con mayor presencia de cianobacterias. Los resultados de este trabajo les permitieron identificar que el verano es la estación del año con mayor presencia de floraciones de cianobacterias y que ha habido un aumento sostenido en el período que analizaron. El área de mayor concentración permanente de cianobacterias es la costa sur del estuario (la costa argentina) y que en la costa uruguaya también existe una zona de floraciones permanentes, en la ribera donde está ubicado Arazatí, lugar en el que se planea instalar el Proyecto Neptuno.

“Lo más preocupante es que ya comenzamos a detectar cuando se hacen los análisis de laboratorio que muchas de las floraciones que vemos con las imágenes satelitales son autóctonas del Río de la Plata, están allí de forma permanente y cuando se dan las condiciones, aumentan enormemente”, dijo Marcel Achkar, docente integrante del equipo de investigadores en una entrevista publicada en el portal de la Universidad de la República. El científico cuestionó la viabilidad del proyecto Neptuno impulsado por el gobierno nacional debido a los problemas de salinidad y floraciones de la zona así como el alto costo para potabilizar esa agua y conducirla a Montevideo.

Estas concentraciones de cianobacterias en el Río de la Plata, se deben fundamentalmente a la presencia de nitrógeno y fósforo que vienen del Río Uruguay y del Río Paraná y “se vinculan principalmente con la degradación y erosión de suelos y a la intensificación agraria que mantiene altos niveles de producción en base al uso de fertilizantes de formulación química con altos contenidos de nitrógeno y fósforo”, explicó.
Agregó que otras condiciones que favorecen el aumento de las floraciones de cianobacterias son las temperaturas elevadas y el gran desarrollo que ha tenido en los últimos años en la región la industria forestal ligada a las plantas de producción de pasta de celulosa, la intensificación de la ganadería y los aportes contaminantes provenientes de la industria y las ciudades, dijo.

En este sentido, cabe preguntarse por los efectos que generará la instalación de una nueva planta de celulosa en Durazno que, por un lado, aumentará la temperatura del agua y también emitirá nuevos aportes de fósforo y nitrógeno. Al respecto, el investigador señaló que es posible que se detecten más rápido que los de las que están en Fray Bentos o en Conchillas, por los tamaños de los cuerpos de agua y, fundamentalmente porque el río Negro está muy comprometido por las tres represas en cadena (Rincón del Bonete, Baygorria y Constitución o Palmar) que enlentecen el flujo y hacen que en la actualidad esté prácticamente detenido excepto cuando se genera energía eléctrica.

A todo esto, el título de otro estudio realizado en 2021 “Las floraciones de cianobacterias tóxicas comprometen el uso del agua del río Negro, Uruguay”, es lo suficientemente explícito en relación al tema en cuestión. Allí un equipo de investigadores de las Facultades de Ciencias y Química de UdelaR (Sylvia Bonilla, Luis Aubriot, Signe Haakonsson, Mariana Illarze, Ismael Díaz y Beatriz Brena) concluyen que “los nutrientes en el agua indican eutrofización avanzada, asociada al incremento del área agrícola de la cuenca” y que “las floraciones tóxicas de cianobacterias amenazan seriamente los múltiples servicios ecosistémicos que brinda el río, siendo indispensable la instrumentación de planes de monitoreo de cianobacterias y medidas de manejo para controlar la eutrofización a largo plazo”.

Las floraciones de cianobacterias son productoras de diversas toxinas –algunas cuya toxicidad no ha sido estudiada en Uruguay– y comprometen la calidad de agua que consumimos los habitantes de este país y la que es necesaria para algunos sistemas productivos de gran relevancia nacional. En este sentido, alcanza con señalar que si bien los seres humanos podemos sobrevivir con unos pocos sorbos de agua al día, son necesarios 15.000 litros de agua para producir un kilo de carne.
El alerta que significan estos trabajos científicos uruguayos no deberían ser desconocidos a la hora de tomar decisiones sobre futuras obras relacionadas con el abastecimiento de agua potable a la población ni cuestiones elementales de ordenamiento territorial y prevención de la contaminación respecto a las cuales nuestros gobernantes tienen claras responsabilidades actuales y futuras.