La Declaración de Cambridge sobre conciencia en animales no humanos y el fin de las excusas

Muchos filósofos, estudiosos e intelectuales a lo largo de la historia, por lo menos desde la antigua Grecia, expresaron su preocupación por nuestra relación con los demás animales, defendiendo –con diferentes matices– posturas protectoras frente al uso, abuso, maltrato y violencia general que los humanos hemos ejercido y ejercemos sobre ellos.

Destacados filósofos han desarrollado profundos argumentos éticos que nos muestran la inexistencia de diferencias sustanciales entre los seres vivos animales humanos y los seres vivos animales no humanos, en cuanto a la capacidad de tener experiencias positivas y negativas (sintiencia) y por tanto a su relevancia moral. Cada uno de nosotros que se haya relacionado con un animal no humano, puede testificar, de primera mano, las acciones y reacciones, las interacciones que podemos tener con ellos y cómo responden a los estímulos.

Pero si todo esto no era suficiente para desterrar de una vez la categoría “animal = objeto”, en el año 2012 un grupo de destacados científicos reunidos en la ciudad de Cambridge, Reino Unido, emitió una declaración que pone fin a dicha categoría y los coloca donde siempre han debido estar: “animal = ser sintiente”.

La Declaración fue firmada por los participantes de la conferencia esa misma tarde, en presencia de Stephen Hawking. La misma dice, en su parte declarativa: “Declaramos lo siguiente: La ausencia de un neocórtex no parece impedir que un organismo pueda experimentar estados afectivos. Hay evidencias convergentes que indican que los animales no humanos poseen los sustratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de los estados de consciencia, junto con la capacidad de mostrar comportamientos intencionales. En consecuencia, el peso de la evidencia indica que los humanos no somos los únicos en poseer la base neurológica que da lugar a la consciencia. Los animales no humanos, incluyendo a todos los mamíferos y aves, y otras muchas criaturas, entre las que se encuentran los pulpos, también poseen estos sustratos neurológicos”.

Esta Declaración provee el sustento científico para afirmar que los animales no humanos tienen la capacidad de sentir (“pueden experimentar estados afectivos”). Frente a esta evidencia, ¿qué actitud tomamos cada uno de nosotros? ¿Promoveremos la crueldad y el maltrato o promoveremos el trato digno y respetuoso hacia todos los seres vivos? En cada una de nuestras respuestas y actitudes frente a este tema está el destino de millones de animales no humanos.

Dra. Verónica Ortiz, Diplomada en Derecho de los Animales – UMSA – Bs. As.