Centrales meteorológicas brindan información necesaria y calificada ante los eventos adversos

Alvaro Menoni.

El factor clima requiere cada vez más de prevención y análisis pormenorizados de las distintas variables, las cuales debe ser adoptadas en muchos casos con celeridad. M Sur , una empresa que diseña, provee, instala y mantiene sistemas de sensoramiento y registro de datos para todas las industrias, viene haciendo hincapié en esto, procurando brindarles herramientas a distintos emprendimientos.

“Es una empresa en donde estábamos muy enfocados en todo lo que es meteorología, pero no en pronóstico, sino en medición de parámetros ambientales, estaciones meteorológicas”, comenzó diciendo a EL TELEGRAFO su director, Alvaro Menoni.

El emprendimiento se inició “con lo que es medición de recurso solar y eólico para parques eólicos, generación eólica y plantas solares”, sostuvo. “Todos esos desarrollos necesitan una etapa previa de medición para saber cuántos recursos hay: electricidad en forma de viento o lo mismo para solar. Y después de que el parque eólico está montado, esas estaciones meteorológicas que son torres de hasta 120 metros de altura, se usan para optimizar la generación del parque”.

“Empezamos con eso”, recuerda Menoni. “Después comenzamos a usar ese conocimiento para llevarlo a otras áreas. Representando marcas americanas, europeas, de registradores de datos, equipos que miden variables meteorológicas o humedad de suelo, temperatura de suelo, calidad de agua. Y empezamos a asistir a todo lo que es la comunidad de investigación, trabajando con todas las universidades, las oficinas de investigación y desarrollo de las forestales, CARU, CTM. En esa área de investigación, suministrándole los equipamientos confiables, porque lo que necesita esa área es poder desplegar una medición a campo durante el período de un año y tener la tranquilidad de que luego de ese plazo tienen las mediciones y son confiables. O sea, se puede usar esa información para la investigación”, precisó el empresario.

Con las forestales

La empresa trabaja a nivel de los emprendimientos forestales. En una de las empresas “tenemos dos situaciones. Contamos con una red de estaciones meteorológicas que son 20 en total, entre móviles, frentes de cosecha y fijas en establecimientos, que se usan para monitorear las variables críticas para ellos. Las heladas o el riesgo de incendio en el verano. Es una red de monitoreo”, aclara. Esas estaciones son de una empresa americana “que básicamente tiene un registrador de datos con un sistema de comunicación. Se le pueden conectar instrumentos para medir el viento como anemómetro o veletas, temperatura, humedad de suelo y demás. Esas son como estaciones fijas estándar que hacen que ellos conozcan cuál es, por ejemplo, la cantidad de lluvia que cayó en cada sitio y saber más o menos cómo es la distribución de la lluvia en el verano si lo tienen distribuido esa forma”.

En el caso de los frentes de cosecha, que son frentes móviles, “donde ellos usan contenedores que están sobre ruedas o pilares y se van moviendo a cada frente, tenemos un sistema de alerta de vientos”.

Explica Menoni que “tiene una luz estroboscópica muy brillante que se activa cuando el viento pasa de un primer nivel y después tiene una sirena de mucha potencia que se escucha a varios kilómetros a la redonda, que se activa en un siguiente nivel de viento. Entonces toda la gente que está trabajando en ese frente de cosecha, cuando suena esa sirena, tienen que evacuar e irse a resguardo”.

Monitores de riesgo

Menoni se refirió también a monitores de riesgo de incendios en tiempo real. Y dijo que son tres los factores que influyen en el incendio: temperatura, humedad y el viento. “El famoso 30, 30, 30: más de 30 kilómetros por hora de viento, menos de 30% de humedad y más de 30 grados, que es la receta ideal para que se prenda fuego”.
Esos monitores dejan ver un panorama total, “cuál es la condición actual de cada lado y saber dónde prestar más atención. Pero además de eso, también resolvemos casos específicos para las oficinas de Investigación y Desarrollo, tanto de Montes del Plata como de UPM. Por ejemplo, el tema del frío en la distribución en un terreno. El frío se mueve por gravedad, el frío se acumula en los bajos y es más leve en las partes más altas”.

Puntos críticos

“Lo que sabemos es que ellos teniendo esas variables pueden enfocar la atención en los puntos críticos”, explica el profesional. Por ejemplo, “si llovió en la zona de Mercedes, pero acá en esta zona de Paysandú y para arriba no llovió, le sacan un poco de foco a la zona de Mercedes y enfocan sus recursos, sobre todo de monitoreo acá”.
Aclaró que esto monitorea pero no controla. “Si las condiciones son que está todo a punto de arder, lo sabés, pero va a arder”, sostiene.

Herramientas de calidad

Desde M Sur se procura brindarle a los investigadores, profesionales, e industrias, “herramientas de calidad para obtener información. Y también un paso más”, aclara. “Esta solución que desarrollamos, no solamente obtiene la información, sino que la almacenamos en una plataforma nuestra y la podemos mostrar, analizar y procesar en la forma en que el cliente lo necesita”.
Para las forestales hacemos tableros específicos. El tema del monitoreo de incendio, de las condiciones de riesgo de incendio, sabemos que fue un éxito, porque lo extendieron. La Sociedad de Productores Forestales lo aplicó y sumó a todas las empresas forestales y desarrolló un monitoreo que incluye la información de todos”.

Citrícolas

En el caso de las empresas de citrus, la condición de horas de frío acumuladas durante el invierno es una variable que impacta directamente en la calidad de la fruta. “Contamos con paneles específicos para eso, en la que tenemos registradores que la empresa distribuye en las quintas y cuando levantan la información día a día sabemos cuánto tiempo la fruta pasó entre cero y -2 grados, o de -2 grados para abajo. Y al final, al momento de cosechar, sabemos cuántas horas pasó en cada rango de frío, cada quinta, y ellos ahí pueden estimar la calidad de la fruta que van a obtener”.

Viveros forestales

Se refirió a la situación en los viveros forestales, cuando los equipos de investigación y desarrollo tienen que hacer medidas puntuales con sensores específicos. “Al nosotros tener nuestro hardware, a nuestro equipo lo podemos adaptar. Podemos tomar un sensor que te mida el diámetro de un tallo y mezclarlo con un sensor de pH del agua de dos fabricantes distintos, de dos procedencias diferentes. Lo integramos en nuestro equipo. Procesamos la información de la forma que a ellos les sirva y le damos esa solución. Lo hemos hecho con muchas empresas de Paysandú, y de todo el país básicamente”, explica Menoni.

Alerta temprana

Sobre el monitoreo de activos críticos, dijo que es fundamental tener una alerta temprana. “Las citrícolas tienen sistemas de riego, y el manejo de riego es algo muy costoso y que hay que hacerlo fino para tener el máximo rendimiento. También hacemos sistemas de control de riego, no controlamos directamente el sistema sino que monitoreamos la humedad del suelo en distintos puntos”, indicó Menoni

Explicó que “podemos monitorear el caudal de agua que llegó a cada sector de riego. Podemos ver cuánta agua se entregó y cuánta agua llegó a cada una de las capas del suelo, a 5 centímetros, 10, 15, o 20. Se puede ver cuánta agua se depositó en un sector y dónde está esa agua, y en cuánto tiempo llegó hasta la profundidad donde están las raíces de la planta”.
A su vez, se puede calcular lo que se llama la evapotranspiración. “Es cuánta agua se está extrayendo del suelo por las condiciones actuales de clima. Es una misma tecnología que la adaptamos a la necesidad de cada cliente. Incluso, ahora estamos en un proyecto que estamos terminando de validar –la última etapa de validación del prototipo–, que es un monitor de pulverizaciones”.

Pulverizaciones


Las pulverizaciones agrícolas tanto terrestres o aéreas, para garantizar que el producto llegue a la planta, se tienen que hacer bajo ciertas condiciones climáticas: básicamente a determinada temperatura, humedad y viento.

“Eso termina en un valor que se llama Delta T”, expresa Menoni. “El Delta T, básicamente brinda la capacidad del aire de absorber agua. Si hay un Delta T muy alto, el aire va a absorber el agua de la gota que se está pulverizando, y hay el riesgo de que esa gota no viva lo suficiente como para que el producto se deposite en la planta y haga lo que tiene que hacer”.
“Y a su vez se produce la deriva”, enfatiza Menoni. “Nosotros tenemos un monitor, que es básicamente una pequeña estación que se instala al lado del camión de apoyo de tierra y está monitoreando constantemente las variables climáticas y que las presenta dependiendo de la altura de la aplicación que se está usando, que es más variable en los aviones y el tamaño de gota que está generando. Indica cuál es el tiempo de vida de esa gota, cuánto tiempo va a vivir, el tiempo de caída y ahí ya se extrae una relación, y se sabe cuánto tiempo la gota va a pasar arriba de la planta”.

A su vez calcula la deriva. “Tomamos los datos del GPS del avión o del mosquito, lo combinamos con los datos meteorológicos y mostramos mapas donde decimos en qué condición se aplicó en cada sector del campo. Sobre todo en verano, donde la temperatura sube muy rápidamente, se puede tener un sector del campo en donde el producto se aplicó perfecto y otro donde no, y la variable meteorológica. Ese Delta T, puede haber cambiado de tal forma que esa última parte del campo que se hizo sobre mediodía, la aplicación no funcionó bien y ahí se sabe el porqué”.
Como eso se calcula en tiempo real y se observa en tiempo real en el teléfono, “el aplicador puede saber hasta cuándo trabajar. En las pruebas que hemos hecho en el verano, los aeroaplicadores se han ahorrado una hora, o una hora y media de trabajo al día, en algunas condiciones, porque en verano la temperatura es lo determinante”, finalizó.