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El CEP como institución

El CEP es una asociación civil sin fines de lucro que inició sus actividades el 30 de mayo de 2003 y cuyos estatutos fueron aprobados por resolución del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) el 16 de diciembre de 2005. 
Nuestra institución surge por la iniciativa de un grupo de ciudadanos interesados en debatir e investigar en forma plural sobre temas que importan a Paysandú, a la región y al Uruguay, como forma de contribuir a la construcción de un país moderno, justo y solidario, basado en los valores democráticos y republicanos que consagra nuestra Constitución Nacional. Las tareas que lleva adelante tienen por finalidad realizar aportes reales y constructivos en el marco de un intercambio de ideas abierto, tolerante y fructífero que nos enriquezca en tanto ciudadanos y por ende actores de nuestra democracia.  En cumplimiento de sus objetivos institucionales, el CEP ha promovido desde sus orígenes el diálogo, la investigación y el desarrollo territorial de Paysandú y de la región.
El CEP es independiente de cualquier partido político, grupo religioso, ideológico, gremial o filosófico. 
Participantes en las actividades del CEP
Mujeres y hombres de las más diversas pertenencias ideológicas, filosóficas, gremiales, religiosas y político partidarias han participado de nuestras actividades, entre los cuales podemos mencionar, a modo de ejemplo, los siguientes: César Aguiar, Nicolás Albertoni, Daniel Arcieri, Marina Arismendi, Danilo Astori, Enrique Baliño, Jorge Barrera, Bertil Bentos, Mario Bergara, Mariana Blengio, Pedro Bordaberry, Cecilia Bottino, Carlos Bouzas, María Julia Burgueño, Gerardo Caetano, Carlos Caillabet, Alfonso Capurro, Guillermo Caraballo, Fernando Castellanos, Alvaro Cernicchiaro, Daniel Chasquetti, Guy Crouzet, Eber Da Rosa, Tomás de Mattos, Carlos Demasi, David Dotti, Francisco Faig, Adolfo Garcé, Alvaro García, Heber Gatto, Rodrigo Goñi, Daniela Innamorato, Luis Lacalle Pou, Héctor Lescano, Ruperto Long, Fernando Lorenzo, Pablo Mieres, Juan Pedro Mir, Javier Miranda, Ricardo Molinelli, Ignacio Munyo, Rodolfo Nin Novoa, Nancy Nuñez, Gabriel Oddone, Nicolás Olivera, Didier Opertti, Juan Opertti, Renato Opertti, Edgardo Ortuño, Ope Pasquet, Julio Pintos, Universindo Rodríguez, Claudia Romano, Enrique Rubio, Julio María Sanguinetti, Phillippe Sauval, Raúl Sendic, Germán Thevenet, Marcelo Tortorella, Eduardo van Hoff, Patricia Vazquez Varela, Walter Verri, Jaime Yaffé, e Ignacio Zuaznabar.
Convenios celebrados
El CEP ha celebrado convenios institucionales con el Centro de Formación para la Integración Regional (CEFIR), la Asociación Pro Discapacitado Mental de Paysandú (Aprodime) y la Intendencia Departamental de Rio Negro.
Agencia de Desarrollo Paysandú
Nuestra institución integra la Agencia de Desarrollo de Paysandú (ADP).
Publicaciones
Nuestra institución ha publicado su propia revista sobre temas relacionados con el desarrollo (“Cuadernos del CEP”). Asimismo, ha auspiciado una revista sobre temas históricos sanduceros (“Acerca”) y el libro “30 de noviembre de 1980 – La victoria del NO en Paysandú”, tratándose en este último caso de un proyecto declarado de interés departamental por la Junta Departamental sanducera y de interés nacional por el Poder Ejecutivo.
Curso sobre economía
Conjuntamente con el Centro de Investigaciones Económicas (CINVE) se han llevado a cabo en varias oportunidades el dictado del curso “Para entender la economía del Uruguay” dictado el cual estuvo a cargo de docentes de esa institución.
Plazoleta 30 de noviembre
El 24 de noviembre de 2016, la Junta Departamental de Paysandú aprobó la instalación de la plazoleta “30 de noviembre” en la intersección de la calle Washington y la Avenida Entre Ríos, una iniciativa de la Intendencia Departamental de Paysandú y del CEP, habiéndose descubierto el 30 de noviembre de 2020 una placa conmemorativa que anuncia la construcción de dicho espacio público.
Cooperación internacional
En el marco del programa Eramus+ y con fondos aportados por la Unión Europea, nuestra institución ha participado de diversos programas e intercambios de jóvenes voluntarios tanto uruguayos como europeos en temas tales como emprendedurismo, economía social, comercio justo y TIC (tecnologías de la información y comunicación), así como en formación y educación no formal para técnicos.
El CEP participa asimismo en el Proyecto Corredor Biológico Farrapos-Queguay, el cual fuera uno de los cinco proyectos seleccionados por el programa de subsidios implementado por la Unión Europea en nuestro país. Este proyecto, que tiene como origen una iniciativa del Ing. Agr. Jorge Firpo, fue impulsado por el Centro de Estudios, Análisis y Documentación del Uruguay (Ceadu), Centro de Estudios Paysandú (CEP), Club Queguay Canoas, Grupo Farrapos y Vida Silvestre y cuenta con la participación de los gobiernos departamentales de Río Negro y Paysandú.
Visitas de embajadores
a nuestra sede
En nuestra sede hemos recibido, entre otras autoridades nacionales e internacionales, la visita de los embajadores Geofrey Barrett (Jefe de Misión de la Delegación de la Comisión Europea en Uruguay), Frank Baxter (Embajador de los Estados Unidos ante Uruguay) y Wang Gang (Embajador de la República Popular de China ante Uruguay). → Leer más

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Veinte años de construcción ciudadana y desarrollo regional

No soplaban los mejores vientos para nuestro país en aquel otoño del año 2003 cuando un grupo de sanduceros tomamos la decisión de crear un ámbito plural y abierto para discutir sobre diversos temas como forma de aportar a la construcción ciudadana y al desarrollo departamental y regional. Eran tiempos difíciles, y tal vez por ello mismo, un momento oportuno para reunirse y proyectar un futuro mejor. En una época en la cual la palabra “resiliencia” no era usada en forma frecuente por la opinión pública, quienes resolvimos llevar adelante esta iniciativa la estábamos transformando en una realidad mediante acciones tangibles.
Una de las particularidades de nuestra institución es la forma en la cual hemos trabajado en pos de tales objetivos. Ajenos a toda orientación religiosa, filosófica o político partidaria, hemos convocado a mujeres y hombres con distintas opiniones sobre diversos temas, generando insumos y aportes de diversa índole para el fortalecimiento de la democracia. Es así que, luego de dos décadas de actividad ininterrumpida y en un mundo plagado de noticias falsas, posverdad, fanatismos de distinta clase, falta de argumentos fundados y discursos de odio, la actividad del CEP adquiere y mantiene una vigencia vital y necesaria. Se trata nada menos que de crear un espacio para escuchar, dialogar, reflexionar y hacer. Un ámbito de reflexión, pero también de concreción. Un ámbito para viabilizar espacios de encuentro y reflexión que ayuden a construir consensos básicos y entendimientos sociales y políticos más allá de los períodos de gobierno de cada administración departamental y nacional. Un círculo virtuoso que puede resumirse en la frase “pensar, decir y hacer” como fórmula operativa para obtener resultados concretos en beneficio de sus destinatarios. Somos conscientes que son muchas las situaciones que, en distintos lugares y de distinto origen, necesitan soluciones en nuestro departamento, en la región y en el país todo. Como institución apostamos a cumplir con nuestra parte para lograr que las mismas puedan concretarse de manera consensuada, cuanto antes y con carácter permanente.
En esa tarea de indudable relevancia, nuestra institución ha practicado una permanente e indeclinable defensa de la democracia y de las libertades públicas a través de la tolerancia, pero no una tolerancia perezosa o indolente sino de una tolerancia activa y comprometida; una tolerancia militante si se me permite la expresión. Una tolerancia que defiende con hechos aquello que pregona y que tanto siembra como cosecha, porque al fin al cabo ambas acciones forman parte de un mismo ciclo: el tratar de progresar como sociedad dejando a nuestros hijos un mundo mejor que el que hemos recibido. Al decir del periodista y escritor español Juan Luis Cebrián, “lo que ha unido al género humano, desde su creación, han sido las preguntas. En la pluralidad de las respuestas reside, precisamente, el privilegio y la fortaleza de las democracias.” (…) En un país libre, la democracia no es la solución para nada, sino una condición para todo.” Sumado a las tareas de construcción ciudadana, nuestra institución se ha preocupado y ocupado por aportar ideas y propuestas para el desarrollo de Paysandú y la región, para lo cual hemos convocado a distintos protagonistas del quehacer departamental y regional para poder aunar visiones, esfuerzos y acciones que ayuden al bienestar sostenible de las comunidades que conforman dicho espacio geográfico. La publicación de este suplemento, que conmemora los veinte años de nuestra institución y que será distribuido en los departamentos de Paysandú, Río Negro y Salto, es un ejemplo de esa política institucional.
En esa tarea, los temas abordados durante todo ese tiempo han sido muchos: educación, economía, derechos humanos, historia, comercio internacional, ciencia política, empleo, logística, niñez y adolescencia, cultura, salud, mercado de valores, juventud, forestación, captación de inversiones, políticas públicas, turismo, descentralización, agricultura, tecnologías de la información, relaciones internacionales, diversidad, desarrollo, eutanasia, igualdad de género, emprendedurismo, Mercosur, ambiente y sostenibilidad, migraciones, administración, integración fronteriza en el litoral, empleabilidad para jóvenes, participación ciudadana, vivienda y economía social, entre tantos otros. También han sido muchos los lugares en los cuales hemos trabajado con esos objetivos, combinando e intercambiando conocimientos y experiencias tanto globales como locales con jóvenes y técnicos uruguayos y extranjeros en países tales como España, Francia, Hungría, India, Italia, Perú, Polonia, Portugal.
Así pues, en el CEP hemos trabajado desde, por y para el departamento y la región, sumando para ello a referentes técnicos, políticos, culturales y sociales en cada una de las áreas involucradas, generando de esa forma una sinergia altamente enriquecedora entre conocimiento, experiencia y trabajo de campo en y desde lo local. El futuro nos encontrará con nuevos desafíos y logros, pero en la misma senda: la de promover el diálogo, la investigación y el desarrollo territorial de Paysandú y de la región para construir entre todos un país moderno, justo y solidario. Ese sigue siendo, veinte años después, el compromiso del Centro de Estudios Paysandú. → Leer más

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Democracias asediadas

Desde hace un par de décadas venimos reflotando la luminosa frase de Paul Valery “El futuro ya no es lo que era”. El hecho es que después de la caída del Muro de Berlín y el fin de la disputa ideológica entre el mundo liberal y el socialista, o más restringidamente entre la democracia y el comunismo, parecíamos haber entrado en un tiempo seráfico.
Ni la democracia liberal ni la economía de mercado tenían más rivales. Hasta China, la única potencia que aún se declaraba comunista, había abierto una particular variedad de la economía de mercado, mientras los nuevos millonarios rusos compraban hoteles y equipos de fútbol en Europa.
Los hechos, sin embargo, mostraron otra cosa. La economía de mercado se expandió más que la democracia. A ésta , además, ya no le alcanzó ser menos mala que el colectivismo marxista. Tenía que satisfacer los sueños y posibilidades de sociedades que reclamaban, además de libertad, bienestar, seguridad social y acceso a todo lo nuevo que ofrecía esa nueva civilización. Allí las respuestas se hicieron difíciles. A los planificadores socialistas sobrevivientes, los agotó el estancamiento económico, por falta de iniciativa personal. A los liberales ortodoxos, los enfrentó una sociedad occidental que ya había incorporado a sus Estados y a sus costumbres, mecanismos de protección social y no aceptaba retroceder. A los nacionalistas, les pasó por arriba la globalización. Y al pensamiento moderado, sea liberal progresista, social-democrático o demócrata cristiano, empezó a verse cuestionado por simplismos demagógicos y el reclamo ilimitado.
La riqueza cambió de naturaleza; ya no estaba en bancos y automóviles sino en el mundo digital que, a partir de Internet, cambió hasta los modos de relacionarnos los seres humanos. El crecimiento económico y el auge tecnológico popularizaban el bienestar. La sociedad de consumo mejoraba la vida de las grandes masas, pero al generar constantemente nuevas necesidades, instalaba una suerte de desasosiego permanente. Al mismo tiempo, se terminaba el empleo para toda la vida que había caracterizado a las sociedades cerradas de la post 2ª. Guerra Mundial; ahora, para acceder a más bienes, había que competir y la “ destrucción creativa” de Schumpeter iba dejando en la cancha solo a los más innovadores.
En nuestra América Latina la inestabilidad se hizo permanente. Pasado el tiempo de las dictaduras y el entusiasmo democrático de los años 80, hoy tenemos una democracia asediada. Partidos debilitados; ciudadanos que sienten que no necesitan “representación” porque con un twitter o un facebook viven la falsa ilusión de ser parte del diálogo público; contribuyentes enojados por Estados que inevitablemente se van haciendo caros por atender, precisamente, mayores reclamos de la gente…. En ese contexto aparece la respuesta populista, con soluciones simples para asuntos complejos, promesas fáciles para hoy y la maldición de mañana.
El populismo no es una doctrina sino un modo de hacer política: el liderazgo presidencial mesiánico, por encima de las instituciones, la construcción mediática de “enemigos” a destruir y la apelación a todos los prejuicios latentes en la sociedad… Normalmente se parte de la legitimidad de origen de una elección, que luego pasa a ser ilegitimidad de ejercicio, cuando ese modo abusivo del poder, emplea los recursos públicos para solventar la demagogia. Naturalmente, al terminarse el dinero también se agota el populismo y gente sensata tiene que asumir la tarea antipática de arreglar las cuentas y pagar las deudas. Así se va caminando hacia lo que hoy tenemos, cada vez más una política de extremos, en que la racionalidad del análisis es sustituida por el eslogan de minorías exaltadas.
Cuando mayor es el ruido mediático, tanto mayor es la necesidad de preservar los partidos políticos, el cauce normal de las instituciones y un clima de debate que, aunque conlleve pasión, no nos arrastre a la descalificación personal del adversario. Nuestro país todavía mantiene ese sustento básico, pero sufre también la erosión de las redes, donde circula la mentira tanto como la verdad, con el mayor atractivo para lo que excita la morbosidad siempre latente. Las dirigencias políticas deben ser cuidadosas porque en la ida y vuelta de las polémicas terminan generalizando la sensación de que la política es una actividad espúrea, cuando es la esencia de la democracia. También la prensa, que suele legitimar a las redes, dándole estatus de noticias a todo ese aluvión de titulares que llega detrás de una polvareda insensata de presuntas verdades.
Mirar hoy a Latinoamérica o aun a las democracias occidentales, nos impone más que nunca el deber de la mirada serena. Si los EE.UU. pudieron tener un Trump de Presidente y Brasil un Bolsonaro, ambos culminando sus mandatos con el esperpento de Parlamentos asaltados por una turba azuzada desde las alturas, queda claro que nadie está inmunizado de esos arrebatos. Y que más que nunca, el deber del respeto recíproco y del debate civilizado ya no es solo un valor político sino una obligación ética. → Leer más

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Los cambios dinámicos y desafiantes del mundo del trabajo

Debo empezar por agradecer al Centro de Estudios de Paysandú, a Rodrigo Deleón y al equipo que lo gestiona, por invitarme a participar de esta publicación que celebra los veinte años de este verdadero espacio plural de reflexión, análisis y propuesta.
Veinte años de existencia para un Centro de Estudios localizado en el interior del país es un enorme logro que hay que destacar y celebrar.
Particularmente, debo, además, agradecer por las reiteradas veces que se me ha invitado a participar de sus diferentes actividades. Celebramos, entonces, este aniversario y tenemos la confianza de su continuidad en la generación de los más valiosos aportes al debate regional y nacional.
Como no podía ser de otra manera, se nos ha invitado a reflexionar sobre uno de los temas más relevantes y desafiantes de nuestra vida en sociedad, como es la dinámica cada vez más veloz de los cambios en el mundo del trabajo.
En estos tiempos que vivimos, la incertidumbre y las dificultades para prever el curso futuro de la humanidad han alcanzado niveles de particular significación.
Luego de un siglo tuvimos que enfrentarnos a una pandemia de impacto planetario que cambió las relaciones humanas de manera repentina y radical, un tiempo después llegó una guerra en Europa que hacía setenta años que no se producía con los impactos económicos y comerciales que generó y continúa generando en el mundo entero.
Y, más cerca, en nuestra comarca, estamos enfrentando la mayor sequía en los últimos setenta años que afecta también nuestro crecimiento económico y aspectos directos de nuestra vida cotidiana, reflejo de un cambio climático que sólo permite imaginar, en el futuro próximo, más afectaciones permanentes en el mundo entero de alcances cada vez más asombrosos.
Pues bien, como si algo faltara, la transformación del mundo laboral es otra de las incertidumbres que afronta la humanidad en el mundo entero. Los cambios del trabajo y la transformación del empleo han adquirido una velocidad creciente que cada día nos desafía más.
No es un desafío nuevo, desde la primera gran revolución tecnológica que fue la Revolución Industrial, ocurrida hace más de dos siglos, el mundo del trabajo ha sufrido grandes y sucesivos cambios en los puestos de trabajo y en las modalidades de organización laboral.
La gran diferencia es que la velocidad de los cambios ha aumentado exponencialmente, al punto de que la dinámica ya forma parte del paisaje permanente.
Lo primero que hay que destacar es que los saltos tecnológicos no significan la pérdida de puestos de trabajo; por el contrario, cada salto tecnológico representó el aumento de la cantidad de puestos de trabajo y así parece que seguirá ocurriendo.
El problema, entonces, no es la cantidad, sino las habilidades y competencias que se requieren. Porque en cada proceso de transformación tecnológica un número creciente de roles laborales dejan de ser necesarios y un número importante de trabajadores quedan sin empleo porque sus conocimientos y habilidades se vuelven inútiles. Entonces, el principal problema del mundo laboral consiste en cómo respondemos a aquellos que no tienen las competencias o habilidades para los nuevos puestos de trabajo y sufren o corren un alto riesgo de quedar por el camino volviéndose “inempleables” en el mundo futuro.
En este sentido, es fundamental la capacidad que desde el Estado se desarrolle para ofrecer alternativas de capacitación laboral que permitan que las personas que sufren en “carne propia” el impacto de estos cambios, puedan adquirir a tiempo las habilidades requeridas para incorporarse al nuevo mundo laboral.
El papel de INEFOP, integrado de manera tripartita a través de la participación del Estado, trabajadores y empleadores, es crucial en estos tiempos ofreciendo cursos de capacitación que sintonicen con las oportunidades futuras del mundo del trabajo.
Es muy difícil determinar con precisión cuáles serán las características de los cambios presentes y futuros. Sólo sabemos que inevitablemente ocurrirán y que serán cada vez más rápidos y frecuentes. También sabemos que hay dos tipos de habilidades que serán crecientemente requeridas más allá de los cambios específicos que se verifiquen.
En primer lugar, las habilidades digitales que implican que el manejo de internet, el conocimiento básico de los paquetes informáticos y saber comunicarse a través de las redes sociales son indispensables y cada vez más relevantes en los requerimientos para el desempeño de los futuros puestos de trabajo. En segundo lugar, lo que llamamos las habilidades blandas; esto es la adquisición de conductas relacionadas con los hábitos de trabajo. Capacidad para trabajar en grupo, cumplimiento de horarios y asiduidad, empatía para trabajar en contextos cambiantes, proactividad y capacidad de innovación.
El otro gran actor indispensable para que el proceso de cambio en el trabajo se cumpla con los menores costos sociales posibles, es que el sistema educativo formal lleve a cabo una transformación educativa que modifique los contenidos que trasmite en sintonía con las tendencias del cambio en el mundo laboral. → Leer más

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Políticas públicas para un desarrollo económico y social inclusivo, con la equidad como norte

La lucha por avanzar hacia mayores niveles de equidad es un rasgo identitario de nuestro país, que ha dado muestras claras de considerlo un imperativo ético fundamental en la construcción de una sociedad más justa y cohesionada, componente esencial para el fortalecimiento de nuestra democracia.
La lucha para que “los más infelices sean los más privilegiados” tuvo continuidad en la precursora construcción del Estado batllista como “escudo de los débiles”, se renovó en el “compromiso” wilsonista con la justicia social para ser finalmente la característica más destacada de los 15 años de gobierno del Frente Amplio, cuando se plasmó en avances concretos en equidad e igualdad de oportunidades.
Esa sociedad más justa requiere de un Estado presente y activo que diseñe políticas públicas que, junto al despliegue creativo del empresariado, promuevan la prosperidad y el desarrollo inclusivo.
Los desafíos contemporáneos solo pueden pensarse en clave de un Estado protagónico y comprometido con las urgencias ciudadanas. Uno de los ejemplos más claros de este tiempo es la difícil situación económica y social por la que transita la región del litoral del país, que se explica por factores exógenos, derivados de la situación argentina, y que por lo tanto están fuera de nuestro alcance, pero también por la extrema debilidad de las políticas públicas implementadas para apoyar a las familias y a las empresas afectadas.
No concebimos el desarrollo como el resultado del libre juego del mercado. No hay un solo ejemplo en la historia que dé cuenta de procesos de crecimiento económico con justicia social como resultado de la mano invisible del mercado, con un Estado ausente. Existe abundante evidencia de que el libre funcionamiento del mercado puede contribuir a impulsar el crecimiento económico, pero no logra resolver las desigualdades inherentes al propio funcionamiento del sistema, que tiende a concentrar cada vez más el ingreso y la riqueza, dejando rezagados a los más vulnerables. Por ello resulta esencial que el Estado implemente políticas públicas que promuevan la equidad, corrigiendo esas desigualdades, y favorezcan la igualdad de oportunidades. En el mismo sentido, valoramos el papel que cumplen los mercados y la iniciativa del empresariado privado, esenciales para la producción, la inversión y la generación de empleos de calidad.
Se trata, pues, de articular una adecuada relación Estado–Mercado, que jerarquice tanto el papel del sector privado como el rol estratégico del Estado en el desarrollo y la regulación de los mercados. Este punto es especialmente relevante. El desarrollo requiere de mercados que funcionen adecuadamente, lo que hace imprescindible fortalecer las políticas regulatorias que prevengan y combatan los abusos del poder económico y desalienten las prácticas anticompetitivas.
Esa visión moderna del funcionamiento de la economía debe dar cuenta, necesariamente, de la nueva realidad productiva y laboral, desafiada por la revolución tecnológica y la urgencia climática, en un mundo de crecientes tensiones geopolíticas, incertidumbre e inestabilidad global.
Asimismo, esta visión debe reconocer que no es posible alcanzar una reducción sustancial de la pobreza y la desigualdad si no logramos aumentar sensiblemente el crecimiento económico de largo plazo, junto a una activa política redistributiva, en el marco de un modelo que incorpore los imperativos de la agenda ambiental.
Este modelo de desarrollo también debe superar la falsa contradicción entre profundizar la integración regional y desarrollar potentes vínculos comerciales y de inversión más allá de la región, para lo que se requiere de la concreción de acuerdos extra-regionales, conjuntamente con los socios del Mercosur o, en su defecto, negociando formatos de “flexibilidad acordada”.
Finalmente, el modelo de desarrollo sostenible que proponemos solo será posible con un aumento sostenido de la inversión y la productividad -con un fuerte impulso a la innovación, la ciencia y la tecnología-, y el mantenimiento de los equilibrios macroeconómicos, gestionando responsablemente la restricción fiscal, de forma de asegurar la sostenibilidad de la deuda pública. Pero no podemos perder de vista que la forma en que se alcanza la estabilidad macroeconómica no es neutral desde el punto de vista ideológico ni político. Un mismo resultado fiscal puede obtenerse con estructuras de ingresos y gastos muy diferentes, dando cuenta de las preferencias y prioridades políticas de cada gobierno. La naturaleza y características del ajuste fiscal implementado por el actual gobierno son un claro ejemplo: se basó exclusivamente en la caída de los salarios y las jubilaciones, junto con el recorte de las inversiones públicas. Un ajuste de muy mala calidad, que no resulta sostenible en el tiempo, y que se dio simultáneamente con un marcado deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de los uruguayos, con un importante aumento de la pobreza, en particular la pobreza infantil. El atento lector lo tiene claro: un ajuste que determinó un deterioro importante en la calidad de los servicios públicos, como la salud y la educación.
El desarrollo de nuestros países es una definición en construcción. Hace 60 o 70 años tenía que ver esencialmente con aspectos económicos, pero hoy -avanzado el siglo XXI- no deberíamos permitirnos hablar de desarrollo sin incorporar la dimensión social, ambiental, de género, cultural. Esa interpretación de desarrollo tiene como prerrequisito una visión de Estado que trasciende largamente un período de gobierno. Un Estado que provea servicios públicos de calidad, que habiliten oportunidades efectivas para el progreso y la mejora de las condiciones de vida de su gente.
En definitiva, creemos en un modelo de desarrollo ambientalmente sostenible y socialmente justo, capaz de desandar la fractura social y generar oportunidades y mejores condiciones de vida para todos y todas.
Permítanme concluir subrayando que es un agrado compartir la visión que anima nuestra acción política, y hacerlo en un nuevo aniversario del CEP. → Leer más

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Los derechos de la humanidad

En primer lugar, deseo formular mi sincera felicitación al Centro de Estudios Paysandú por los 20 años de trabajo que están conmemorando y por el importante aporte que han realizado a la construcción y consolidación de Uruguay como un país libre, justo, abierto democráticamente y próspero.
Creo que más allá de las diferencias que podamos tener acerca de los caminos a recorrer para alcanzar y consolidar los atributos mencionados antes, existen algunos temas acerca de los cuales sólo cabe el acuerdo entre los integrantes de la sociedad, lo cual nos brinda una excelente oportunidad para fortalecer nuestra autoestima colectiva como comunidad tolerante y democrática.
Uno de tales temas es – ni más ni menos – el que refiere a la defensa y la promoción de los derechos humanos lo cual, ante todo, no constituye un concepto y un ámbito de reflexión de carácter estático. Así como las realidades sociales están en permanente cambio, los derechos de la humanidad también lo están. Es su contenido sustantivo el que va cambiando. A medida que se construyen avances surgen nuevas necesidades y aspiraciones que se incorporan a esa batalla permanente que llamamos defensa, promoción y protección.
Es que se trata de un apasionante tema siempre en tensión. Naturalmente, están en juego nuestras instituciones, la profundidad y la calidad de nuestra democracia y desde un enfoque global nuestro desarrollo cultural, que es el que – a su vez – explica los caminos de convivencia que elige cada sociedad.
Sin embargo, este rasgo no puede ni debe conducir a interpretaciones contradictorias que sólo encuentran explicación en prejuicios o actitudes ideológicas que comienzan por ignorar la fuente fundamental de evidencia que es la realidad. A partir del reconocimiento de esta última no podemos caer en las contradicciones que provienen del uso de diferentes criterios para evaluar situaciones similares. El saber diferenciar cuando corresponde y al mismo tiempo ser coherentes, constituyen pilares fundamentales en este camino que no puede admitir visiones corporativas de especie alguna.
A los largo de nuestra historia, hemos aprendido también a no limitar nuestra postura en la materia al combate de los derechos violados y la consecuente reparación de sus efectos. El ejercicio de la minoría y la búsqueda de la verdad y la justicia son ingredientes imprescindibles de esta batalla permanente. Pero no pueden ser los únicos. Tienen que estar acompañados por la búsqueda creativa de nuevos avances, nuevos desafíos, como parte de esa trayectoria fundamental que es la construcción del desarrollo humano y la ciudadanía en plenitud.
Esta conducta, activa por excelencia, es también el eje fundamental sobre el que descansa la inserción internacional de nuestro país, vista desde una perspectiva política. Es a la luz de la misma que es preciso entender y seguir apuntalando la identidad y el reconocimiento de Uruguay a escala global. Las responsabilidades del gobierno, con su permanente exigencia y la correspondiente urgencia, nos impiden frecuentemente hacer un alto en el camino para reflexionar acerca de los valores y las ideas a partir de los que sentimos una clara y sólida sensibilidad en relación a los derechos de la humanidad. Es preciso superar esta dificultad. Será, sin duda, en beneficio de los respetos y la riqueza que es necesario asignar a la condición humana. → Leer más

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Con la mirada hacia adelante


La inserción internacional del Uruguay es un tema que este gobierno considera importante y urgente. Por eso es importante entender cuál es la foto actual de lo que se ha venido haciendo en materia de inserción comercial en estos últimos años. En primer lugar señalemos aquellos acuerdos con los que contamos, ya sean dentro del Mercado Común del Sur (Mercosur) o bilateralmente por nuestro país.
Dentro de los primeros, tenemos los Acuerdos de Complementación Económica (ACE), en el ámbito de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) con Bolivia, Chile, Colombia, Perú y la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y dentro de esta, con Ecuador. Más allá de la región latinoamericana, contamos con Acuerdos de Libre Comercio con Israel y Egipto, así como Acuerdos de Preferencias Comerciales con India y la Unión Aduanera de Africa del Sur (SACU).
En segundo lugar, destaquemos lo que hoy se está haciendo. Es decir, aquellos acuerdos prioritarios para Uruguay que se encuentran cerrados técnicamente, pero con algunos aspectos pendientes. Es el caso del acuerdo Mercosur-Unión Europea (UE) –cuyas cuestiones técnicas pendientes refieren a las indicaciones geográficas, acumulación extendida de origen, revisión legal y aspectos ambientales–; la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), que también se encuentra en una etapa final con algunos temas pendientes como las indicaciones geográficas, la acumulación extendida de origen, la revisión legal, aspectos ambientales y la determinación de la cuota Suiza para algunos productos.. Saliendo de la región europea, en 2022 se concluyeron las negociaciones con Singapur.
Con relación al acuerdo Mercosur-UE, las negociaciones fueron lanzadas en junio de 1999en Río de Janeiro y la primera ronda de negociación se realizó en abril de 2000. Luego de una larga interrupción, las negociaciones fueron retomadas en octubre de 2016 y la última ronda se realizó en abril de 2019. Desde entonces, el Ministerio de Relaciones Exteriores, y el propio Presidente de la República en distintas ocasiones, han realizado permanentes gestiones o a través de las Embajadas de la República en los países de la UE o mediante diálogos con Jefes de Estado, a fin de manifestar su voluntad de concretar la firma del acuerdo y conocer si se cuenta con el apoyo de la contraparte.
La Cancillería ha sido un promotor del diálogo entre los miembros del Mercosur, a fin de promover las concordancias y puntos de vistas comunes, especialmente durante el ejercicio de la presidencia pro témpore (PPT).
Por otra parte, es importante destacar que el gobierno uruguayo se encuentra en plena fase de negociación con Canadá, Corea del Sur, Indonesia y el Líbano. En el caso de los dos primeros ya se han transitado siete rondas de negociaciones, y en los restantes, se han lanzado las negociaciones.
En tercer lugar, queriendo mirar hacia adelante y seguir avanzando en nuestra inserción internacional, nos encontramos en etapa de diálogos exploratorios con Vietnam (con quien en 2020 se acordó documento de términos de referencia); República Dominicana (con quien en 2021 se suscribió el memorándum de entendimiento); El Salvador (con quien se está llevando adelante un diálogo exploratorio en fase inicial) y la Alianza del Pacífico, dando seguimiento al Plan de Acción adoptado en 2018. En un nivel incipiente se ha manifestado interés en desarrollar una agenda en conjunto con Emiratos Árabes Unidos, Japón, Túnez, Bangladesh, Unión Económica Euroasiática y Siria.
La relación comercial con China implica una enorme responsabilidad política y económica para Uruguay ya que en la actualidad este país (que representa el 18% de producto interno bruto mundial, el 12% del comercio y el 16% de los acuerdos comerciales del mundo) es el principal socio comercial de nuestro país con un casi 30% de la canasta de bienes exportados.
Nuestro país ha manifestado el interés de avanzar en un acuerdo comercial con ese país, ya sea en el marco del Mercosur o de manera independiente. Hemos dado constantes señales de nuestra voluntad de avanzar en una relación comercial más profunda y un tratamiento arancelario más beneficioso. En abril de 2023, el Ministro de Relaciones Exteriores se convirtió en el primero de sus pares sudamericanos en visitar China luego de la pandemia COVID-19.
La estrategia de inserción internacional del Uruguay se basa en la inclusión. Las conversaciones con China nunca están pensadas en contraposición a avanzar comercialmente con otros países. El Presidente de la República lo ha expresado en más de una oportunidad también su deseo de firmar el acuerdo con la UE y avanzar en un acuerdo con Estados Unidos (EEUU).
Por último, Uruguay ha manifestado su voluntad de adhesión al CPTPP (Comprehensive and Progressive Agreement for Trans-Pacific Partnership) dado el abordaje que realiza sobre propiedad intelectual, los estándares de derecho del trabajo, la prioridad que se asigna al derecho ambiental y el establecimiento de un mecanismo de arbitraje de diferencias.
Este breve repaso que hemos podido realizar con ocasión del 20 aniversario del CEP, nos permite reafirmar, una vez más que, entre lo urgente y lo importante, la política exterior de Uruguay se ha venido desarrollando a nivel económico-comercial de manera proactiva en el hacer, planificar y delegar, con vistas a una mayor integración de nuestro país al mundo. Una inserción que contribuya al desarrollo del país, y por eso, los términos de intercambio, la defensa del trabajo nacional y un acceso competitivo a mercados es la clave. → Leer más

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Desafíos de la producción ganadera frente a las tendencias globales y demanda de los consumidores


La producción ganadera desempeña un papel fundamental en la economía de la región de Salto-Paysandú-Río Negro, contribuyendo significativamente al sector ganadero del país. Sin embargo, esta industria se enfrenta a desafíos sin precedentes provenientes de diversas fuentes. Estos desafíos incluyen la creciente conciencia de los consumidores sobre el bienestar animal y el impacto ambiental de la producción, la asociación de la carne roja con problemas de salud, la competencia de otros sectores productivos, la demanda de proteínas alternativas y fuentes vegetales y la reciente crisis en los precios de los alimentos. Como resultado, los consumidores y las demandas del mercado están ejerciendo una influencia cada vez mayor, lo que impulsa cambios en las prácticas de producción. En este artículo, se analizan de manera concisa algunos desafíos y oportunidades que la producción ganadera puede enfrentar en su esfuerzo por adaptarse y alinearse con las preferencias dinámicas de los consumidores.
La demanda mundial de carne y productos animales continúa en constante crecimiento, impulsada por el aumento de los ingresos, el incremento de la población y otros factores socioculturales. Podríamos asumir entonces que siempre habrá un mercado disponible para nuestros productos. Sin embargo, la creciente demanda de la carne debido al aumento del ingreso de los consumidores está asociada con cortes de menor valor. Por otro lado, en los países más desarrollados, un alto porcentaje de consumidores está reduciendo su consumo de carne. Los consumidores con mayores niveles de ingresos, y por lo tanto más exigentes, buscan productos que además de tener una alta calidad, sean producidos de manera sostenible y respetuosos con el bienestar animal. Para estos consumidores, los atributos de credibilidad del producto son cada vez más importantes, y esperan que estos atributos estén alineados con sus valores. En el momento de la compra, los consumidores deben confiar en la veracidad de las afirmaciones sobre los atributos del producto, a través del etiquetado, razón por la cual se les denomina “atributos de credibilidad o confianza”. Debido en parte a esta creciente demanda de los consumidores, los mercados también han aumentado los requisitos sociales, ambientales y de bienestar animal.
Aumentar el volumen de producción se vuelve cada vez más difícil debido a la superficie limitada y los límites medioambientales. En consecuencia, el futuro crecimiento de la ganadería debe basarse en generar un mayor valor en lugar de un mayor volumen de producción. Esto podría lograrse mediante un mejor posicionamiento de las exportaciones existentes en los mercados extranjeros (p. ej., identificando segmentos de consumidores dispuestos a pagar más, nuevos mercados), procesando parte de la producción en la región (p. ej., artículos premium de lana Merino extrafina, usos alternativos de lana gruesa como material para construcción y otros sectores), y produciendo productos para nichos de mercado (p. ej., carne y lana natural y orgánica).
Según encuestas recientes (Realini y colaboradores, 20221; Realini y colaboradores, 20232), el atributo de la carne más valorado por los consumidores es su sabor. Sin embargo, hay segmentos de consumidores para quienes las credenciales “verdes” (p. ej., aire y aguas libres de contaminación, integridad del suelo, reducción de emisiones de carbono, menor impacto ambiental) definen la calidad premium de la carne, además del sabor. Esto requiere comprender los atributos por los cuales los consumidores están dispuestos a pagar más en cada mercado y garantizar que este valor agregado se transmita a lo largo de la cadena de valor, para que los productores puedan cumplir con los crecientes requisitos de sostenibilidad.
Los consumidores están cambiando su percepción de los sistemas tradicionales de producción animal y sus productos. El sector ganadero necesita apostar por una forma de producción más allá de los objetivos de alta producción a bajo costo y valorar las fortalezas de la producción animal en relación con las demandas de los consumidores. Una mayor diversidad en los sistemas de producción y comercialización aumentará la capacidad del sector para adaptarse a los cambios y aprovechar las oportunidades en los mercados globales. Adaptarse a estos desafíos no solo garantizará el crecimiento y la competitividad de la industria, sino que también contribuirá a la sostenibilidad económica, social y ambiental de la región y el país. → Leer más

Locales

El poder para gobernar y cumplir

Es natural, todos quieren ganar una elección y llegar al poder. Unos quieren quedarse y otros llegar. Y para ello se recurre, más allá de los merecimientos y capacidades, a las más extravagantes veleidades, tanto de oficialistas como de opositores.
De las cosas que hay que hacer, de las asignaturas pendientes de la sociedad, o no se acuerdan o no conviene decirlas porque sencillamente son pianta votos… Para peor en el reino de la política espectáculo y show esta el advenimiento de las redes sociales y las famosas fake news, o meramente calumnias y mentiras interesadas, con las cuales es muy difícil lidiar.
La retórica, el carisma, el voluntarismo y la demagogia están a la orden de los competidores, y también, inevitablemente el sentido de tragedia terminal sobre lo que le  pasará al país si ganan unos u otros la contienda. El apelativo de un candidato del progresismo en las últimas elecciones que planteaba abiertamente a su electorado que el dilema el último domingo de octubre (2019) sería entre dos modelos opuestos: el de la exclusión, la injusticia, el amiguismo y la miseria –que era la propuesta de la Coalición Multicolor encabezada por Luis Lacalle Pou, a la postre vencedora-  contra la alternativa de la inclusión, la justicia, el merecimiento y el desarrollo, que por supuesto representaba el entonces oficialismo en retirada de Frente Amplio.
Podría ser peor, en otros países la competencia es atroz y peligrosa. En Uruguay todavía es solo dialéctica, que puede ser tan hiriente como delirante, pero que al fin de cuentas son solo palabras. Luego del acto eleccionario las aguas vuelven  a su cauce normal y la gobernabilidad es un camino siempre posible.
Sin embargo, los frentistas en el poder antes y en la oposición ahora dan la nota con el tremendismo de sus afirmaciones y predicciones. Honestamente, quizás las mismas que hicieron los colorados ante el primer triunfo blanco en la historia del siglo XX, decían sobre las inundaciones extraordinarias de 1959 eran las lágrimas de San Pedro llorando amargamente por la reciente derrota de los colorados y consecuente victoria de los blancos; igualmente al advenimiento del Frente Amplio en la Intendencia de Montevideo en 1989  o del gobierno nacional en 2005. En todos los casos parecía que el mundo se venía abajo,  que los comunistas se quedaban con todo y los tupamaros volvían a sus atropellos de antaño pero fue solo cuestión de alarmas injustificadas, tan falsas como impertinentes. En el 2005 la posibilidad largamente anhelada y trabajada por la izquierda llegó a su hora no sin pasar hasta el último momento por las predicciones más atroces sobre el futuro del país en manos de los potenciales nuevos gobernantes, para intentar mediante el miedo y la angustia de tales plagas egipcias, evitar que se concretara la victoria en la urnas, que finalmente fue aplastante.
En las últimas elecciones de 2019 le tocó al gobierno frenteamplista explayarse por el pandemónium que se desataría si ganaran los blancos, o los colorados, la coalición de la derecha conservadora, autoritaria y oligárquica, que barrería con todos los derechos ganados por el progresismo en sus 15 años de gobierno. Es el intento de polarización entre los buenos y los malos, los sensibles y los fríos, los capaces y los incapaces, los pro venezolanos con los pro norteamericanos, los progresistas y los conservadores, y así seguimos en una lista interminable de oposiciones siempre a favor de los que están en el poder y no quieren irse pero en contra de los que están en la oposición y quieren desplazarlos del poder.
Y en este contexto, yo he sido tres veces senador de la República, además intendente de Salto en el período 2010-2015. Me debo al Uruguay entero, pero soy del Norte y de Salto. Comparto caminos e historias con el inolvidable Jorge Larrañaga, también intendente de Paysandu, senador y ministro de Estado, ambos del norte, sabedores de las desventajas competitivas de vivir al norte del Río Negro, se dice que Dios está en todas partes pero atiende en Montevideo (o en la zona metropolitana). Hemos sido compañeros de ruta en nuestras aflicciones para luchar contra el centralismo y a favor de la descentralización, en la búsqueda de inversiones generadoras de fuentes de trabajo genuinas, en la votación de leyes que favorezcan la producción, la industria y el comercio de nuestra región.
Por citar ejemplos, los cuadriculados de rutas nacionales en la jurisdicción del Ministerio de Transporte son en los departamentos del sur, la red de carreteras en el norte son en su mayoría de jurisdicción municipal departamental… y de ripio, difíciles y caras de mantener con los presupuestos locales. Es un verdadero problema para el desarrollo del Norte.
La zona fronteriza del litoral norte siempre ha sido un problema de contrabando y tráfico complejo de personas, bienes y servicios, lo que ha generado desde siempre y de manera cíclica los vaivenes de los precios y los cruces de consumidores de uno  y otro lado. Eso motivó a tomar decisiones específicas en rebaja de impuestos y exoneraciones fiscales para toda la frontera desde Artigas hasta Río Negro.
La Represa de Salto Grande, como organismo nacional, ha tomado riendas sobre el Desarrollo Regional como nunca antes en su historia. Se ha transformado, como rezan los antecedentes de su construcción, no solo en una Central Eléctrica, sino un ente binacional de desarrollo y educación orgullo de una acción comprometida con la región y ejemplo de políticas descentralizadoras. → Leer más

Locales

Salto: pilares para el futuro

Se solía hablar de la ‘’La Joya del Norte’’. El gran caudal de personas que atrajo la promesa de vida salteña fue inmenso. La clase política acompañaba entendiendo el camino que se debía transitar. Reinaba la producción citrícola, hortícola y ganadera, más allá del intercambio de bienes en general. Aquellos hombres confiaban en el Salto, y el Salto respondió a su confianza.
Hoy Salto tene más de 14% de desempleo. Esto junto con la informalidad, se suma a la diferencia cambiaria entre Uruguay y Argentina que golpea al comercio. La renta uruguaya rinde más siendo invertida en Argentina. Las personas deciden cruzar y no hay remedio a la hora de desincentivar el paso. Las medidas que se han tratado de implementar, si sirven hoy, mañana ya no. No hay registro de tanta diferencia cambiaria entre países, habría que remontarse a la hiperinfración del 89’. Es una situación angustiante.
Fernández Saldaña decía que, en el 1860, en los jardines salteños se erguían naranjos que sobrevivían y daban frutos exitosamente gracias al clima de la zona. El auge se dio en el Siglo XX, con la semilla del Siglo XIX.
Alguna de las empresas activas son Naranjales Guarino, Frutura y Camposol, entre otras.
Una de las empresas más destacadas fue adquirida por la multinacional Frutura que se dedica al suministro de frutas durante todo el año para el mercado norteamericano y realiza inversiones en distintas latitudes. Las naranjas, mandarinas y limones son los productos de esta empresa. Las cosechan y empacan en más de 1.800 hectáreas. Fuentes de energía, maquinaria y un sistema de packing de última generación son alguna de las inversiones realizadas. También se está invirtiendo en cambio varietal buscando el negocio de mandarinas de fácil pelado y sin semillas. Se estima que Frutura acaparará anualmente 30% del volumen de exportación de todo el país. En la zafra actual la empresa emplea a 600 personas. En pocos años necesitarán cosecheros que apoyen el proceso. Con un packing que vuelque varias toneladas por hora, tanto el negocio de jugos, el de aceites esenciales y el de la fruta fresca, precisará de capital humano.
Naranjales Guarino emplea a 1400 personas. Es de carácter local, con una historia importante en la vida de los salteños. Su sistema de packing se destaca de sobremanera en la industria. Por el sistema pasan 30 toneladas diarias de cítricos y con tecnología es posible registrar la trazabilidad de cada unidad, agregando valor de mucha importancia para los petitorios de los mercados más grandes.
Empresas que confían en Salto y Salto les devuelve la confianza.
En la última gestión de Eduardo Malaquina como Intendente se proyecta un Parque Agroalimentario. Los sucesos económicos del 2002 lo impidieron. Aún así, Malaquina pudo destinar un predio para sentar las bases, designándole 90 hectáreas. El punto geográfico del predio es magnífico por sus ventajas logísticas y su composición para la construcción.
Logísticamente tiene ventajas dado que se halla en plena Ruta 3, con cercanía a la Ruta 31 a Tacuarembó que conecta a Salto con el centro del país, y también a la Ruta 3 Ramal Represa de Salto Grande, que es la ruta que facilita el pasaje vehicular desde Argentina ofreciento oportunidades comerciales internacionales.
La idea perduró, aunque con cambio de gobierno del 2005 pasa a llamarse Parque Agroindustrial, manteniendo el espíritu y la escencia del proyecto original.
El proyecto no ha evolucionado y se mantiene estático e intacto. Salto embriagado en el éxito turístico y la venta de servicios, sumado a la bonanza, quitó del ideario salteño a este proyecto que hoy sería vital.
En el mismo predio se encuentra la Central Hortícola del Norte (CHN), que ocupa 3,9 hectáreas. CHN es un mercado regional de frutas y verduras, parecida a lo que conocemos como Unidad Agroalimentaria Metropolitana. Fue terminada el pasado año. Es un logro de los productores y de la gremial Salto Hortícola con su respectivo núcelo de asociados. Sin ellos no habría nada.
En el 2019 se promulga la ley 19784 que declara de interés nacional los parques industriales y en su Art. 1 abre un amplio marco legal. El Decreto N° 79/020 del actual Presidente Luis Lacalle Pou reglamenta esta ley. El desarrollo del Parque Agroindustrial conlleva el involucramiento de distintos actores. Es clave darle la bienvenida a entidades bancarias para que presenten sus servicios. El Estado deberá estar presente también con su Policía Nacional y Bomberos. Hacer una zona segura, en todos los sentidos posibles de la palabra. Solo falta aggiornar el proyecto a nuestra época y al momento el cual Salto vive.
Tener fe en el mañana, tal como la tuvieron quienes idearon el Ateneo en el 1889, obsesionados y convencidos de la idea del Salto. Tener una visión de futuro y arriesgarse dentro de las posibilidades, dentro de lo que podemos controlar y lo que no. Se puede tener visión de futuro. Allí radica la madera de los estadistas y de la propia sociedad. → Leer más

Locales

Salto Grande más allá de la generación de energía: el desarrollo de la región

En la actual gestión, nos propusimos desde el inicio, apuntar a uno de los cometidos originales con los cuales se construyó la represa de Salto Grande, como lo es el contribuir activamente al desarrollo regional. Porque somos conscientes de que quienes ocupamos posiciones de Gobierno, tenemos la ineludible responsabilidad de estar para las necesidades de la comunidad que nos rodea, y ser los motores que gestionen y aseguren que el desarrollo de la región sea una filosofía y modo de trabajo.
Pero además, ese desarrollo que buscamos e impulsamos, no puede ser un desarrollo sin más, sino que debe ser edificado de manera sustentable, amigable con nuestro medio ambiente.
Y es por ello que hemos impulsado una serie de acciones de ejecución inmediata, pero también emprendido proyectos de mediano y largo plazo, que entendemos harán de Salto Grande, un actor cada vez más relevante en la vida y el desarrollo de toda la región.
En este sentido, entre otras acciones concretas, Salto Grande ha comenzado un proceso de renovación, que extenderá la vida útil del complejo hidroeléctrico, por más de 40 años, aumentando su capacidad de producción, asegurando de esa manera, y haciendo más eficiente, la generación de energía para el 40% de la población de nuestro país y el 5% de la República Argentina, en promedio.
Se ha incluido en ese proceso de renovación además, una fuerte inversión destinada al Proyecto de Recuperación y Protección de Costas en el departamento de Salto, un viejo reclamo de la comunidad salteña, que finalmente se ve reflejado en obras concretas.
Por otra parte, como Delegación Uruguaya, se ha colaborado fuertemente con diferentes Instituciones y Organismos Públicos de la región, en lo que tiene que ver con la salud, el medio ambiente, el deporte, la educación, la cultura, entre otros.
Pero dentro de todas las actividades desarrolladas por Salto Grande, desde esta administración estamos abocados especialmente al impulso de la cuestión educativa como parte ineludible del desarrollo regional, al que nos referíamos al principio.
Como consecuencia de esta impronta a la que apuntamos, de desarrollo basado en la educación, hemos suscripto convenios por ejemplo, con Club de Leones Salto “Los Azahares” y con Rotary Club Salto Noroeste, otorgando así becas a estudiantes del interior pertenecientes a dichas Instituciones, así como también hemos brindado apoyos económicos y de distinta índole, a más de 30 Instituciones Educativas de Salto y la región.
Con el mismo sentido, se creó el “Polo Binacional, Educativo, Científico, Tecnológico, y Productivo, de Salto Grande”, que ha venido dictando cursos con distintas cargas horarias, en modalidad tanto presencial, como virtual, o mixta, con la participación hasta el momento de más de 10.000 estudiantes, que han obtenido la correspondiente certificación por dicha participación, destacándose en tal sentido, la creación de la Tecnicatura en Comunicación y Periodismo, con una extensión curricular de dos años, y que se lleva adelante en convenio con el prestigioso Instituto Profesional de Enseñanza Periodística (I.P.E.P.).
Desde el mismo Polo, se viene trabajando fuertemente además, en la complementariedad académica, con la Regional Norte de la U.DE.LA.R., evitando así la duplicidad de carreras o cursos, y optimizando al máximo los recursos tanto económicos como humanos, brindando mayores opciones a todos aquellos interesados en seguir formándose académicamente.
En la misma dirección, estamos impulsando a su vez, a través del convenio a suscribirse con el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) por intermedio del Instituto Nacional de la Juventud (INJU), la creación de una Ciudad Universitaria en Salto, de similares características a la que el propio MIDES a través del INJU, ya posee en Montevideo, y que constituye una gran solución, brindando la mejor calidad de alojamiento a los jóvenes que van del interior a estudiar en la capital. En Salto, esta ciudad Universitaria, que ya tiene presupuesto asignado, comenzaría a funcionar en el mes de marzo de 2024, y albergaría unos 60 estudiantes, provenientes tanto del interior del departamento Salto, como de los diferentes departamentos de la región, eliminando para estos estudiantes, un costo tan relevante como es el alojamiento, que muchas veces impide al joven el inicio de una carrera por falta de recursos económicos.
Todo lo que hemos mencionado, son algunas de las tareas que venimos desempeñando en Salto Grande, siempre entendiendo que si bien la generación de energía hidroeléctrica obviamente es fundamental e indispensable, no es suficiente, sino que debemos ir más allá y generar las sinergias necesarias, incluso golpeando puertas del Gobierno Nacional, para que nuestra región desarrolle todo el potencial que tiene por ubicación geográfica y por recursos naturales y humanos, y alcance mayores niveles de prosperidad para nuestra gente. → Leer más

Locales

La noria, el rumbo y la velocidad

Una noria. Un rudimentario animal de carga embebido en su propio sudor y envuelto en una existencia que se reduce a completar una y otra vez ese recorrido que no tiene ni principio ni fin, que no tiene nada de desafiante. Un trabajo duro, que no exalta el celo de otra cosa que no sea el ejercicio irracional de la fuerza. Sin otra preocupación que la de completar el recorrido que por otra parte, cual fuera el cruel castigo de Sísifo, nunca termina. Pero el animal no sabe de destino, dioses o maldiciones, simplemente arremete.
Con motivo de los 20 años de la creación del Centro de Estudios Paysandú acepté la gentil y honrosa invitación que me hiciera su presidente el Dr. Rodrigo Deleón para escribir unas líneas. Felizmente este aniversario es próximo al de los 160 años de la Declaratoria de Paysandú Ciudad (8 de junio de 1863). Los aniversarios son la excusa perfecta para celebrar, pero también para reflexionar sobre los efectos del transcurso del tiempo en instituciones, comunidades y personas. Y eso es lo que trataremos de hacer en los siguientes párrafos.
En aquel 1863 Paysandú vivía un momento de profundas transformaciones y modernidad.
De la mano de un hombre con el que seguramente no hemos sido lo suficientemente generosos, Basilio Pinilla, a nuestra Villa llegó el empedrado, la iluminación, el Teatro, la Policía y Cárcel, nuestro Templo, el Mercado y un puerto pujante.
Un año más tarde, en diciembre de 1864, todo eso se vio amenazado y también destruido, cuando apenas 1.000 hombres al mando del Coronel Leandro Gómez defendieron la plaza sanducera, y con ella el último reducto de la soberanía nacional, del asedio y sitio de 15.000 hombres mejor armados y pertrechados.
33 días después todo quedó reducido a escombros y muerte. La victoria militar y sus artífices no ocuparon un lugar de privilegio en la historia. La verdadera victoria fue otra: la de los Defensores. La que logró acuñar el apelativo de “La Heroica” a esta tierra. La que nos enseñó de resiliencia.
A mediados del Siglo XX el panorama había cambiado sustancialmente. Los sanduceros vivíamos en un modelo de abundancia cimentado en una intensa y diversa actividad fabril que dinamizó la economía y el empleo, haciendo de nuestro departamento una referencia industrial. Habíamos decidido “poner todos los huevos en una misma canasta” que proveyera crecimiento.
En ese Paysandú no faltaba nada. No era necesario contar con estudios para acceder a un empleo u ocupar posiciones de trascendencia. Pero una vez más esa prosperidad se vio amenazada y comprometida. Esta vez por el asedio de un enemigo invisible: la Globalización, asociada a cambios que conspiraron para que ese modelo que nos daba abundancia fuera agotándose. Ahí nos dimos cuenta de que no teníamos un plan “B”.
Durante décadas estuvimos sujetos al destino de aquella bestia de carga. Dando vueltas en la noria. Anclados a la nostalgia y al deseo de querer volver a ser lo que fuimos, a ese recuerdo que generaba un placebo, un afán por recuperar la felicidad colectiva en base a un modelo de abundancia que había fenecido.
Fue un largo sueño que consumió el esfuerzo de muchos. Nos costó mucho tiempo darnos cuenta de que nuestro futuro no podía estar pautado por completar un recorrido de 360 grados que nos dejaba, luego de mucho sacrificio, en el mismo lugar. Cada intento, cada fracaso de cada actor comprometido, de todos, sirvió para empezar a pensar en dar vuelta la página tantas veces releída, dejar la narcótica nostalgia y animarnos.
Ahí es donde aparece la necesidad de un cambio de actitud y de mudar la nostalgia por un entusiasmo emprendedor. Ese sentimiento que se compone de las ganas que movilizan; que rompen la quietud, que buscan un resultado positivo, y también de un sentimiento que nos es muy propio a los sanduceros: el coraje. Coraje para desafiar los retos que se vienen, sintiendo que el resultado depende únicamente de nosotros mismos. Tuvimos que cambiar el miedo a fracasar que nos paralizaba, por el temor a perder las oportunidades, ya no las que aparecían, sino las que tuvimos que salir a buscar rompiendo el paradigma de la inacción.
Ese cambio, ¿cuándo y con quién comenzó?; ¿Qué partido político es el responsable?; ¿A quién le corresponde el crédito?
El querer atribuir la paternidad de ese proceso es, en sí misma, una noria. Fueron todos y ninguno en particular. Fue a partir de una construcción colectiva y se encuentra más cerca del comienzo que de un profundo avance; su continuidad no debe estar sujeta al humor del gobernante de turno y no depender exclusivamente del sector público, en tanto necesita imperiosamente del aporte de la sociedad civil.
Acá es donde aquilatamos la trascendencia del Centro de Estudios Paysandú. Un espacio que nos permite soñar, pensar, discutir y hacer, para que la historia nos empuje, el presente nos desafíe y el futuro nos invite a conquistarlo.
El Arq. Walter Belvisi me dijo una vez: “lo que importa es el rumbo, la velocidad es una sensación”. → Leer más

Locales

¿Uruguay, una histórica dicotomía?

Lo primero es saludar y conmemorar estos 20 años del Centro de Estudios Paysandú. Su fundación un año después de la crisis del 2002 no fue seguramente casualidad, era un momento de juntar miradas y aportar a una salida del país.
Una Institución, preocupada y ocupada del quehacer de Paysandú. Con su diversa conformación ciudadana, intenta hacer realidad algo que todo el mundo reclama; ponerse de acuerdo en aspectos fundamentales que hacen al conocimiento e impulso de políticas de desarrollo para el departamento. Es verdad, que también se reclama, “dejar las diferencias de lado”, y eso, no deja de ser un deseo, porque esas diferencias proponen distintas miradas. El desafío es que, a pesar de las diferencias, seamos capaces de identificar las causas o soluciones comunes para llevarlas en conjunto.
Pero el motivo de esta columna, es ver si esa fragmentación, separación del país en dos realidades desiguales, permanece en el tiempo o ha tenido cambios, y hoy, 20 años después contamos con otras herramientas, estamos en algún escalón más arriba que nos permita mirar el desarrollo de Paysandú y su región con otras esperanzas.
Esa vieja dicotomía se expresa desde los orígenes, desde la génesis de nuestro país. Pradera – Puerto, una importante contradicción que representó distintos intereses, que se expresaron en distintas divisas, y distintos partidos políticos. Esa contradicción inicial fue tomando nuevos conceptos: capital-interior, campo-ciudad. Esos conceptos expresaban desigualdades entre el sur, con un mayor PIB per cápita y mejores servicios, y el norte más empobrecido y menor acceso a servicios de políticas sociales y empleo.
El desarrollo no se decreta, es acumulativo y multidimensional. Como lo dice la etimología de su palabra, viene de desarrollar y desenrollar, que viene de rollo, del latín rutulus, que significa rueda. Por tanto, el desarrollo no es estático, es giro, es camino, es proceso, es búsqueda, y, por eso, es necesario proyectar, evaluar escenarios, potenciar recursos y elegir los caminos que nos lleven a ese futuro deseado. No se puede talentear o solo estar atento a lo que cae del cielo y aprovecharlo, el desarrollo se construye con tesón y disciplina y grandes acuerdos sociales y políticos. Ejemplos sobran Corea, Finlandia, Nueva Zelanda, Suecia y muchos más.
Por eso es importante que existan instituciones como el CEP o el CES (Concejo económico y social de Paysandú), y su Agencia de desarrollo, es en estas instituciones donde se logran acuerdos a pesar de diferencias. Es el lugar donde lo público toma conocimientos de los privados, empresas, trabajadores, cooperativas y organizaciones sociales. Es el “Estado enraizado” de Peter Evans, no un estado absolutista, alejado de la realidad, sino una autonomía enraizada en el conocimiento de la realidad junto a los actores. Por eso es importante seguir trabajando siempre el “Paysandú que Queremos”.
Se deben intentar aproximaciones consensuadas, pero, es fundamental contar con instituciones que lideren los procesos de planeamiento ejecución, evaluación y síntesis, en un permanente rodar, para desenrollar la ruedita y desarrollar las políticas.
El desarrollo necesita cuatro cosas esenciales, buenas instituciones, capacidades locales, aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, y la inversión tanto pública como privada. ¿Cómo han evolucionado estos aspectos en estos 20 años?
Miremos la institución pública líder del departamento, la Intendencia, hoy se encuentra fortalecida económicamente, sin deudas y con posibilidades de invertir en obras y en sus recursos humanos, miremos la inversión en infraestructura, en rutas, en el puerto, el dragado del río, las vías férreas reconstruidas, y la inversión en fibra óptica, que con la masividad del Plan Ceibal, nos deja un servicio imprescindible en esta era digital, que no tiene límites para encontrar oportunidades de desarrollo.
Miremos la descentralización educativa, tanto de UDELAR, como de UTEC, o de DGETP-UTU con sus tecnicaturas; que generan enormes posibilidades de capacitación a las nuevas generaciones. Miremos la diversidad de nuestros recursos naturales, que, si bien hoy se encuentran ante una sostenibilidad amenazada, están ahí. Desde el basalto criador, a los suelos agrícolas y forestales, desde nuestros recursos turísticos termales a las bellezas de nuestros ríos.
Si los procesos de desarrollo como mencionamos son acumulativos y multidimensionales, volviendo al título, considero que hoy, 20 años después de la creación del CEP, estamos mejor preparados para enfrentar desafíos, y se han minimizado las desigualdades con el sur.
Si el Mercosur es el barrio, nosotros estamos en una de sus manzanas. No vamos a poder mudar a Paysandú a las cercanías del puerto de Montevideo. Es importante mencionar que somos parte de una región y de una frontera con una multitud de oportunidades. Hoy se encuentra con dificultades, pero en el mediano y largo plazo, debemos recuperar la centralidad Artiguista, capital de la Liga Federal, a la capital de oportunidades del Litoral Binacional del Río Uruguay.
Una región atractiva para el desarrollo de servicios e inversiones, de no lograrlo, corremos el riesgo de no poder retener los valiosos recursos humanos formados en la región. El momento requiere trabajo, dinamizar las instituciones, sacrificios y ganas de encontrar nuevos caminos. → Leer más

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Innovar sin refundar y continuar las mejores tradiciones sanduceras


El trabajo de un Gobierno Departamental implica no solo el clásico abc -tareas fundamentales que deben ser atendidas- sino un sinnúmero de funciones que ampliaron el abanico de asuntos que deben ser resueltos en una comunidad. Una Intendencia es la mayor empresa del Departamento, en la generación de empleo, comercio y proveedores, construcción de obras, prestación de servicios, atención de derechos primarios fundamentales como la alimentación, la vivienda, la salud, la recreación y la educación, entre otros.
Un Gobierno Departamental es el principal motor de desarrollo en su territorio, encargado de dirigir las políticas públicas destinadas a atender las mencionadas funciones, pero también de orientar las líneas de desarrollo que permitirán generar el bienestar de sus pobladores, la permanente mejora en la calidad de vida de los ciudadanos como objetivo principal, lo cual involucra aspectos vinculados al ordenamiento territorial, la convivencia, el empleo, el ocio y el necesario cuidado del medio ambiente. Pensar hoy un territorio hacia el futuro debe vincular todos estos aspectos, y pueden ser diseñados desde varias lógicas, la nacional, la local y hasta la regional, y en nuestro caso en clave transfronteriza.
Cualquier estrategia de desarrollo debe ser pensada a largo plazo, pues sus efectos se comienzan a apreciar en un espacio de tiempo considerable, todos los ejemplos de desarrollo local planificado a nivel mundial así lo demuestran. Pero, así como cinco años es un período corto a nivel evaluatorio, es demasiado cuando esa estrategia no existe, o cuando se desechan políticas públicas aplicadas anteriormente sin medir su real incidencia en territorio. Cuando asumimos esta responsabilidad en 2015, todas estas consideraciones fueron valoradas, y esto no se puede realizar con espíritu refundacional, en Paysandú hay sobrados ejemplos a través de las épocas del compromiso ciudadano y político por generar condiciones de desarrollo de largo alcance. La tentación de generar acciones de impacto de corto alcance con objetivos político-partidarios de permanencia puede ser efectiva al cumplimiento de sus metas, pero nefastas a nivel de desarrollo de una comunidad.
En nuestro caso, el diseño de esa política se dio a través de distintas etapas que permitieron arribar a la definición de líneas de acción concretas de hacia dónde entendíamos debía planificarse el futuro del Departamento. En el proceso fueron pilares fundamentales la planificación estratégica, la consulta ciudadana, y el trabajo de especialistas. También lo fueron el apoyo de las políticas públicas nacionales y la mirada de otras experiencias internacionales, que fueron traídas a territorio.
Así pudimos llevar adelante procesos como el de Ordenamiento Territorial del Departamento, que nos permitió realojar a familias que hace años vivían en zonas inundables y transformar esos espacios en lugares públicos de esparcimiento, las urbanizaciones de barrios enteros, que implicaron más que la construcción del clásico cordón-cuneta sino obras de calidad pensadas para una mejora rotunda de la calidad de vida de las personas.
También encaramos el desafío de la adquisición y recuperación del espacio donde antes funcionaba la fábrica Paylana, símbolo de un añorado pasado industrial, ubicado en una zona estratégica de la ciudad; promovimos un proyecto que implicaba la total resignificación de ese espacio, con cartera de tierras para la construcción de cooperativas, el desarrollo de un polo académico de la UTEC, la construcción de un edificio de BPS para jubilados y una policlínica de ASSE, la generación de espacios de anclaje de emprendimientos y empresas, culturales y de esparcimiento. Fuimos premiados por el BID, como único proyecto de desarrollo local de un territorio fuera de las grandes capitales latinoamericanas.
Y como último ejemplo menciono el proceso “El Paysandú Que Queremos”, que tenía como objetivo retomar el impulso de lo que fue durante la gran crisis del 2000 el “Paysandú Entre Todos”, y empezar a diseñar, reforzar y concretar, líneas de desarrollo departamentales que decantaran en última instancia en la generación de crecimiento económico, y el mantenimiento o creación de puestos de trabajo genuinos. Un trabajo que implicó planificación estratégica con el apoyo de las políticas públicas nacionales; la consulta ciudadana que involucró al ciudadano de a pie, a las instituciones locales, a las gremiales, a los empresarios y a los expertos; la experiencias internacionales con la realización de 5 foros ciudades, y la definición de líneas de acción como lo fueron las industrias creativas, las tics, la agrotecnología, el turismo, el comercio y la logística, y la inserción internacional del Departamento.
Debemos ser continuadores de una de las mejores tradiciones del pueblo sanducero: la de reconvertirse continuamente en un mundo cambiante para generar entre todos, las mejores condiciones para nuestros ciudadanos. → Leer más

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El caso “Medicina” en el CENUR Litoral Norte

Generalizar el acceso a la educación universitaria en todo el país, es uno de los objetivos estratégicos de la Universidad de la República (UdelaR). Brindar formación del más alto nivel de calidad a lo largo de la vida y en todo el territorio nacional, dando posibilidades a un estudiantado creciente y cada vez más heterogéneo, es una de sus líneas estratégicas1.
ALGUNOS ANTECEDENTES
En los últimos 10 años la UdelaR ha orientado fuertemente su accionar hacia la búsqueda de la equidad geográfica y social, la pertinencia y la inclusión social de la educción terciaria. La creación de los CENUR, son el resultado del citado accionar.
En el caso del CENUR Litoral Norte (Artigas, Salto, Paysandú y Río Negro) la población de estudiantes ha venido aumentado considerablemente, en particular, en las propuestas de formación del área de la Salud.
Específicamente, la Facultad de Medicina inicia su historia descentralizadora en el año 1985, impartiendo cursos clínicos del último trienio de la carrera de Doctor en Medicina, en el Hospital Escuela del Litoral Galán y Rocha de Paysandú y en el Hospital Regional de Salto.
En el año 2015, la aprobación del Ciclo Inicial Optativo del Área Salud (CIO Salud) en Paysandú, cambia la manera de concebir los primeros años de ingreso a las carreras del área, posicionándose como una propuesta educativa que diversifica el acceso y potencia la formación académica. La “trayectoria Medicina” dentro del CIO Salud, surge a finales de ese año, otorgando una razonable equivalencia con el primer año de Medicina, habilitando a los estudiantes a continuar con los restantes años del primer trienio en Montevideo, pudiendo, el segundo trienio, cursarse tanto en la capital como en el Litoral Norte. Este traslado de los estudiantes del interior a Montevideo, determinó que a lo largo de los años, en Salto y Paysandú el número de estudiantes que cursaba Medicina en la región, no superara los 50 estudiantes en total.
En la actualidad, la distribución de médicos en el territorio nacional muestra una densidad de 74 profesionales cada 10 mil habitantes en Montevideo y de 24 cada 10 mil en el interior. Y la Región Norte es la única que presenta una densidad de médicos cada 10.00o habitantes por debajo de la media del Interior: 23,42
Esto no solo vulnera la igualdad de acceso a la atención de la Salud de la población del interior, profundizado siempre en los más vulnerables, sino que además, se traduce en faltantes concreta de ciertas especialidades. La concentración de la actividad académica en la capital y el desarraigo de su lugar de origen, son algunos de los factores identificados como responsables de este fenómeno en un estudio de investigación realizado por la Facultad de Medicina3.
REALIDAD
La implementación completa de la carrera de Doctor en Medicina fue aprobada por el Consejo de Facultad de Medicina y el Consejo Directivo Central en noviembre de 2019 (Res. N° 58 del CFM, 13/11/2019; Res. N° 51 del CDC, 19/11/2019).
Esto fue posible por la radicación en la región, de grupos docentes de alto nivel académico en las áreas de las ciencias básicas a partir del año 2010. De esta manera se generó el contexto necesario para poder completar el primer trienio. Las áreas críticas identificadas (Fisiología, Anatomía e Histología) fueron cubiertas con llamados a cargos docentes específicos. Los servicios de referencia académica son los departamentos correspondientes de la Facultad de Medicina. Y la Dirección de la Carrera de Medicina actúa en coordinación con las estructuras correspondientes del CENUR Litoral Norte. Esto permitió iniciar el proceso, fortaleciendo el primer trienio.
La consecuencia de lo implementado fue un aumento exponencial de jóvenes interesados en realizar la carrera de Doctor en Medicina en la Región. La matrícula del CIO Salud pasó de 314 a 600 estudiantes de 2019 a 2023, y el 60% de sus inscriptos elige la trayectoria Medicina4.
DESAFÍOS
El éxito educativo y social de la propuesta, ha interpelado a las direcciones del CENUR y a los equipos docentes a rever su infraestructura y capacidades docentes para no debilitar la calidad académica, y poder atender la demanda estudiantil en aumento.
En este sentido, en Paysandú, el Hospital Escuela del Litoral cedió un amplio espacio para el dictado Anatomía, y se contó con el apoyo de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande para su acondicionamiento. Se crearon aulas de microscopia y nuevos laboratorios y se está trabajando en la instalación de un Centro de Simulación Integral que permita la enseñanza de habilidades comunicacionales y destrezas. Además, la Intendencia Departamental de Paysandú cedió el predio del “corralón” a la UdelaR, donde se edificará una nueva sede universitaria que multiplicará los espacios de formación de todas las carreras de la región.
En lo que respecta a la capacidad docente, en 2022 la Comisión Coordinadora del Interior aprobó el Proyecto de Fortalecimiento académico del área de la salud en el CENUR LN con énfasis en el CIO Salud y la carrera de Dr. en Medicina, presentado por los coordinadores respectivos.
El Proyecto pretende dar respuesta a la creciente demanda estudiantil, mediante la consolidación de grupos docentes de alta dedicación, el desarrollo e integralidad de las funciones universitarias y la transversalización de todas las ofertas de enseñanza de grado del área de la Salud en el CENUR LN.

1- https://udelar.edu.uy/portal/presupuesto-2020/.
2- Registro de Afiliados Colegio Médico, 2007.
3- Investigación cualitativa sobre facilitadores y obstáculos socioculturales para la radicación de los profesionales médicos en el interior del país. 2012. Unidad de Sociología de la Salud. Departamento de Medicina Preventiva y Social. Facultad de Medicina, UdelaR.
4- Fuente: Bedelía CENUR LN. → Leer más