Envejecimiento activo, un gran desafío

A partir del escenario que se vive en el Uruguay, como asimismo a nivel global, caracterizado por el envejecimiento poblacional, se vienen generando crecientes desafíos desde diferentes puntos de vista, uno de los cuales tiene que ver con los sistemas de seguridad social, que se ven resentidos por tener que atender a un mayor número de personas de la tercera edad, incluyendo tanto los sistemas previsionales como los de atención en salud, a los que se agregan la problemática social relacionada con la inserción.
Además de presentarse este reto para el Estado, en cuanto a respuestas integrales para estos grupos que siguen creciendo en porcentaje sobre el total, por una mayor expectativa de vida, también desde la propia sociedad se han generado respuestas colectivas, como la creación de organizaciones privadas, muchas de ellas sin fines de lucro, que atienden esta problemática desde varios ángulos.

Es que no se trata solo de ir respondiendo puntualmente a los problemas, sino de mejorar la calidad de vida en esta franja etaria sin caer solo en asistencialismos, sino sobre todo apuntando a extender la parte activa de estas personas, estimulando inquietudes, capacitación, esparcimiento, estímulo motriz y cognitivo, pero a la vez aprovechando el conocimiento y experiencia para la orientación de jóvenes en un sinnúmero de disciplinas, siendo útiles a la sociedad.

En Paysandú hay numerosas organizaciones que contribuyen a estas respuestas, tanto desde el punto de vista del apoyo a personas con enfermedades que se presentan o acentúan con la edad, como el Alzheimer, entre otras, así como para atender otros problemas cognitivos y motrices, además de ofrecer cursos de capacitación y promover la inserción social, en una tarea encomiable y no siempre reconocida en sus verdaderos alcances y proyección, en el marco de un voluntariado que refleja solidaridad y calidez humana, por cierto.

A su vez también desde el ámbito privado, y a nivel nacional, funciona desde hace un tiempo la Fundación Astur, creada a partir de una iniciativa del excanciller y expresidente del BID y otros organismos internacionales, Cr. Enrique Iglesias. Se trata de una organización no gubernamental, sin fines de lucro que, respetando el deseo de su fundador, aspira a “contribuir al progreso de la sociedad uruguaya en reconocimiento de lo que generosamente ha recibido de ella”, como se autodefine.

Aspiran sus integrantes a consolidar una organización humana, sustentable y referente en los temas esenciales para los cuales fue constituida, apoyando políticas nacionales consensuadas y manteniendo los valores fundacionales que inspiraron su creación.
Fundamentalmente, crear un ámbito de reflexión para promover y desarrollar proyectos y programas que “contribuyan a mejorar los aspectos sociales, económicos, culturales y políticos de nuestro país, con especial énfasis en los sectores más vulnerables. Promover la excelencia académica en sus áreas de experticia, así como, establecer reconocimientos a personas u organizaciones que hubiesen realizado aportes relevantes a la sociedad”.

En un abordaje integral del ser humano, orientación a la persona, a la empatía y al trato humano, Astur ofrece cursos de capacitación en Cuidados, para la asistencia a situaciones de dependencia, atención a la Dependencia (en el marco del Sistema Nacional Integrado de Cuidados), Capacitación en Humanización del Trato en la atención a personas mayores (empresas, comercios, instituciones públicas y privadas).

Precisamente, el Banco de Previsión Social y la Fundación Astur firmaron un convenio con el fin de atender a la población de los complejos habitacionales del BPS a través de actividades que promuevan el envejecimiento activo. Mediante este convenio se brindará un servicio de talleres a beneficiarios de complejos. La Fundación Astur dispondrá de un coordinador, talleristas y proporcionará los insumos para realizar los talleres y la supervisión del cumplimiento del trabajo.
Por su parte, el BPS seleccionará los complejos habitacionales donde se implementará el servicio y el equipo técnico, dando apoyo a su implementación y seguimiento.
Los objetivos de este acuerdo apuntan a fortalecer un proceso socioeducativo que implica el fortalecimiento de la integración, la socialización, redes de contención, protección, cuidados y la promoción de la autonomía de esta población.

El presidente de la Fundación Astur, Enrique Iglesias, comentó que “es una apuesta a la convivencia, que pretende examinar cómo hacer para administrar el tiempo libre incorporando actividades que permitan al adulto mayor sentirse acompañado, compartir con compañeros y recibir asistencia permanente, sobre todo en el manejo de la soledad. Las pequeñas experiencias de convivencia constituyen una forma de estimular la compañía, no solo entre mayores sino incluso entre generaciones”.

En reciente reportaje en el programa En Perspectiva, el Cr. Enrique Iglesias, presidente de Fundación Astur, y José María Puppo, director general de la organización, evaluaron el concepto de que la vejez es una etapa asociada a la inactividad y la intrascendencia que viene perdiendo terreno en el mundo hace años.
“A medida que aumenta la expectativa de vida, muchos nuevos jubilados ya asumen que ingresan en un período en que no sólo tendrán más tiempo libre y convendrá que realicen actividad física para retrasar el deterioro corporal, sino también una etapa de crecimiento personal, de posibilidades, de cambio, de nuevos emprendimientos, hasta en lo laboral”, subrayaron.

Consideraron que esta “nueva vejez” tendrá impactos profundos en la sociedad en la medida que aumenta la participación de las personas mayores en la actividad económica. De hecho, ya se habla de la “economía plateada”, que es todo un rubro basado en el desarrollo de servicios y productos para adultos mayores.
Iglesias reflexionó que “hasta ahora se miró la vejez como un tema final y para archivar un poco una etapa de la vida. Eso está siendo cada vez más alterado por las políticas y las circunstancias.

Hoy el sector mayor no es pequeño. Hay un intenso potencial humano que tiene los problemas propios de la vejez pero tiene grandes oportunidades que hay que aprovechar que son fundamentales para el bienestar de esa comunidad, para la solución de temas sociales y para seguir aportando experiencia al país donde uno se crió”.
“Mientras que la salud lo apoye, el mantenerse activo me significa simplemente seguir viviendo. Creo que este proyecto va a ir creciendo en la medida que la gente necesita tener salida a sus aspiraciones; eso lo da un poco sumarse a algún voluntariado”, indicó.

Las reflexiones del generador de la Fundación Astur reseñan sin duda una buena parte de la problemática del adulto mayor en el Uruguay, y por supuesto la acción de esta fundación es solo una pequeña parte de la toma de responsabilidades y acciones consecuentes que se deben el Estado y la sociedad para contribuir que este grupo etario encaje sólidamente en el tramado social y la comunidad, a través de una inserción activa y complementaria a la visión de las nuevas generaciones, para en la mancomunión de experiencia, conocimiento e ideas innovadoras, se pueda construir un país mejor y una sociedad con menos exclusiones y estigmas.