Escribe Danilo Arbilla: Uruguayos venid

¿Cuántos son los uruguayos radicados en Argentina que vienen a votar? Muchos votos en potencia. No tengo datos precisos, pero son una carrada. Decenas de miles. Pueden ser decisivos en una elección peleada.

El Frente Amplio comenzó a preocuparse por ese electorado, al cual, dicho sea al paso, casi ha cuidado más que al del interior del país.
En este específico tema la izquierda debería estar más que preocupada. Las cosas han cambiado. El discurso debe ser muy cuidadoso, tendrán que hacer mucho vericueto, porque no ha de ser fácil “rejuntar” votos en la Argentina de hoy, presentándose como correligionarios del kirchnerismo. Podrán disimularlo un poco, pero hay cosas que no se pueden ocultar: el FA es parte activa de ese conglomerado identificado, adherido y dirigido por el Foro de San Pablo. Este se ha reforzado, por lo menos transitoriamente, con un Lula con metidas de pata demasiado seguidas y un Petro a los tropezones, más las consolidadas y represivas dictaduras venezolana y nicaragüense; y Cuba, la madre del borrego.

¿Qué van a decir los dirigentes frentistas en Buenos Aires? ¿Que son kirchneristas? ¿Van a confesar que nunca lo han negado, ni dejado de manifestar admiración por líderes peronistas y kirchneristas –clase A, gran mujer– y que se han sumado con entusiasmo a todos los relatos –discurso de odio, Lawfare– y que han condenado sí “el atentado” y “la proscripción” pero que para nada han condenado los robos –miles de millones en bolsos, valijas, cofre fort– ni la corrupción inmensa. ¿Cómo convencer a los uruguayos gobernados en Argentina por el kirchnerismo, popular, progresista y de izquierda, de que deben venir a votar a su país de origen y hacerlo por el Frente que es popular, progresista y de izquierda? ¿Cómo convencerlos que esa es la salvación?; no son masoquistas.

Son muchos los deben estar considerando volver. Pero a vivir.
A los compatriotas que hoy residen en el vecino país, a diferencia de nosotros, no es necesario hacerles canciones: ellos la están viviendo y tienen que bailar al ritmo progresista. Y no es fácil.
¿Quién iba a creer que Argentina se iba a transformar en Venezuela? Y está en eso; con riesgos ciertos de que pueda ser peor. En mayo, por ejemplo, la inflación creció más en Argentina que en Venezuela.

Y hablando de inflación, ¿con qué argumento convencerlos de que vengan a votar contra un gobierno de derecha y neoliberal, con una inflación anual que ronda el 7%, para imponer lo que ha dado a llamarse el Socialismo del Siglo XXI, con una inflación del 120% al año, y más?
Volver es siempre una alternativa y seguramente los que vengan a votar lo van a pensar mucho: ¿cerrar una ventana con aire puro? ¿Implantar en Uruguay las mismas políticas que las aplicadas en Argentina, Venezuela, Nicaragua? ¿Votar aquí por lo mismo que te hace sufrir allá?

Con el uruguayo residente en el vecino país es diferente: lo sufre en carne propia, Venezuela ya está allí. Muchos de los que viven en Uruguay, en cambio, parece que no se dan cuenta: nadie hace experiencia con cicatrices ajenas. Será por eso.
En estos días es muy lindo ir a la Argentina: todo barato, aquello es un despelote, pero se come y se bebe de maravillas y por muy pocos pesos.
De sobremesa, siempre es conveniente detenerse aunque sea tan solo a mirar, ni siquiera a pensar, y preguntarse: ¿esto o algo parecido –la doctrina no cambia–, es lo que queremos para el país en que vivimos?