La inmigración italiana en Paysandú

En la sala Arteatro de la Unione e Benevolenza se llevó a cabo una conferencia a cargo del presidente de la Comisión Departamental del Patrimonio Cultural de Paysandú, Dr. Jorge Pedoja Norbis, organizada por la Associazione Liguri de Paysandú.

A sala llena comenzó un interesante recorrido que explicó el por qué los inmigrantes italianos llegaron a Paysandú, analizando las causas y los efectos, a través de los aportes que nos han dejado.
Pedoja resaltó la importancia de conocer “el legado italiano ya que más del 60% de los sanduceros tiene un antepasado de esa nacionalidad, y eso se refleja en nuestra sociedad actualmente, mucho más de lo que nos imaginamos”. “Entre 1870 y 1914, desde Europa emigran unos cuarenta y cuatro millones de europeos por ultramar, de ellos, unos veintinueve millones eran italianos, en lo que se considera la mayor inmigración de población a escala mundial. De los que llegaron a nuestro país, el mayor porcentaje se radicó en Montevideo y en Paysandú, en otros lugares fueron considerablemente menos”.

Cuando Garibaldi llegó, vino con setecientos soldados, algunos de ellos se quedaron, otros volvieron a su tierra y regresaron a instalarse aquí, enamorados del lugar y de la cultura. Un dato curioso que mostró fue un ejemplar del “El Paysandú” de 1873, en cuya tapa titulaba “Paysandú, abundancia de trabajo”, lo que resultó en un gran llamador para venirse a un Paysandú pujante y creciente.

Para describir las oleadas de inmigración, Pedoja se refirió a la clasificación de Mourat, que las separa en cinco: 1830 – 1842; 1852 – 1870; 1880 – 1889; 1905 – 1914 y la quinta durante el período comprendido entre 1914 y 1929. Esta última oleada contó además con el empuje que Paycueros y otras empresas provocaron, lo que fue un fenómeno estrictamente local.
Las causas que los decidían a vender todo lo que tuvieran y embarcarse fueron muchas y variadas: las guerras, la revolución industrial, los desastres naturales, epidemias, hambrunas, tierras devastadas, desempleo o empleos mal pagos, persecución política y religiosa, las similitudes con nuestra población, y otras.

Un dato interesante es que según los registros de contribución inmobiliaria de la época, es que por ejemplo en 1894, la mayoría de los propietarios eran italianos, (más que sanduceros) porque ellos llegaban con objetivos definidos, trabajar, formar una familia y tener una casa, un hogar, echaban raíces.
No era fácil llegar hasta aquí, las empresas navieras se enriquecían de una forma nada ética, según narró, “contrataban personas para visitar los pueblos, convencer a los italianos de venirse, prometiéndoles con publicidad engañosa, un gran viaje, y luego viajaban hacinados, maltratados.

Por cada persona a la que le vendían un pasaje, los reclutadores recibían un porcentaje, por lo que no tenían en cuenta si eran trabajadores o delincuentes”. El viaje en sí era peligroso, los barcos eran a vapor, a vela o ambas cosas combinadas, por lo que dependiendo de la nave, la duración del viaje era de entre 20 y 50 días. Las malas condiciones en las que viajaban incluían situaciones como que si se desataba una epidemia en el barco, los cuerpos eran tirados al agua. Esto llevó a que los gobiernos de los destinos establecieron un lugar de cuarentena para los recién llegados, en Montevideo fue en la Isla de Flores”.

Su presentación fue un viaje por la historia en el que se descubre que “la sangre de los italianos está más viva que nunca en nuestro diario vivir”. Quedó planteada además la solicitud a cada sanducero que tenga algún documento antiguo a que se acerque al Centro de Documentación e Investigación Daniel Vidart, donde se puede digitalizar gratuitamente, para entre todos lograr conservar la rica historia de los inmigrantes.