La sorpresa, la ausencia de Chile y la postura de Infantino

Se revolucionó todo, en todo sentido, en cuestión de apenas un tuit. Bastó que el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, posteara que el Mundial 2030 comenzaría en Sudamérica, para sembrar un mar de dudas y sorpresas.
Después vino la conferencia de prensa, las explicaciones (a medias) y la expresión de la FIFA.
Pero ¿qué cambió para que se estuviera trabajando intensamente en la candidatura sudamericana para celebrar el Mundial 2030 a que la misma se bajara sorpresivamente, se le diera un partido a Uruguay, otro a Argentina y el restante a Paraguay, y se sacara a Chile del medio?
La explicación es bastante fácil: Infantino. Gianni, el presidente de FIFA. Hace ya varias semanas EL TELEGRAFO publicó que Infantino no quería al Mundial 2030 en Sudamérica, aunque pesaba el hecho histórico. Pero más pesaban los votos de UEFA y África, por lo que apostaba al Mundial en España, Portugal y Marruecos. Y también el hecho de que si la cita llegaba a Sudamérica, el gran ganador hubiera sido Domínguez. E infantino no le tiene demasiada simpatía, más allá de lo que pase ante las cámaras. Rivalidad política, le dicen.
La Conmebol lo tuvo claro. Sabía que los votos no estaban. Y decidió dar una vuelta de tuerca: ceder la candidatura a cambio de algo.
Y lo que se logró, en definitiva, sabe a poco pero no es malo si se entiende la realidad.
“Nos sorprendió a todos, porque además UEFA estaba alineado con nosotros” se indicó a EL TELEGRAFO, asegurando que en Europa se masticaba la posibilidad de apoyar la candidatura sudamericana. No hay que olvidarse que en Londres, UEFA y Conmebol tienen una oficina en conjunto.
Pero era cuestión de sacar cuentas. Y entender lo que Infantino tenía entre ceja y ceja. Así, pocos días antes del anuncio, el presidente de FIFA viajó a España. Y todo quedó más claro todavía.
Por eso en Conmebol se apostó a no perder todo. A ganar algo, aferrándose a la historia. Fue por eso que, al sacar cuentas y confirmar que no alcanzaban los votos para que se aprobara una candidatura sudamericana, y que se estaba trabajando intensamente por estos lados en procura de ello, fue que se logró que Uruguay, Argentina y Paraguay tuvieran un partido cada uno como local en sus respectivos países, aunque será en el Estadio Centenario donde comenzará la fiesta.
Pero, ¿por qué Chile fue borrado de un plumazo? Los chilenos están que arden. Y por allá las cosas son un tema de Estado. El presidente Gabriel Boric lo dijo claramente: “vamos a hacer valer todos los derechos que le correspondan a Chile, porque con la integridad nacional y con el nombre de Chile no se juega”.
En la Corporación 2030, conformada por autoridades de gobierno de los cuatro países que promovían la candidatura sudamericana, nadie entiende nada. Nadie sabía nada y se enteraron como cualquier hijo de vecino. Las llamadas se cruzaron rápidamente, y en todas se expresó sorpresa. E incertidumbre. El gerente Ejecutivo de la Corporación, el chileno Michael Boys, intentó bajarlos decibeles. “En la comunicación de FIFA no hay ningún tipo de desmedro o descrédito hacia Chile. No es que Chile sea excluido del proceso, sino que se establece un formato con partidos conmemorativos en Argentina, Paraguay y Uruguay. A Chile no se le considera candidato por el nuevo formato con postulación única”, dijo.
“FIFA es dueña del proceso. Establece sus reglamentos y regulaciones para el proceso de la postulación. Eso cambia la configuración del consorcio, y al cambiar las reglas de juego citará de manera urgente a sus miembros para definir el curso de acción”.
Chile está en shock. Y no es para menos. Era, al momento, el único país que puso sobre la mesa los 300 mil dólares para que la Corporación 2030 siguiera trabajando.
Igual, más allá de que la decisión fue de FIFA, hay un dato que no es menor. La ausencia de Chile es sorpresiva hasta ahí: en su momento Domínguez planteó (quizás en serio, quizás en broma) la posibilidad de bajar a los trasandinos y subir al barco a Rio Grande do Sul.
La realidad es que todo está en pañales. Son más las dudas que las certezas. Y esto recién comienza. No hay sedes definidas para el Mundial 2030, así que por acá se intentará pelear por algo más que un partido.
Pero quedó atrás el trabajo de difusión, de armar la candidatura, de plantearlo a intendentes, gobernadores y demás de los cuatro países, procurando el interés para ser parte de la cita mundialista.
Y Uruguay por haber sido sede del Mundial 1930 y por sus títulos, Argentina por sus galardones e historia, y Paraguay por el único mérito de ser el país donde reside Conmebol, se aseguraron al menos vivir de cerca un Mundial. Parece poco, pero no lo es tanto si se lee la realidad.