Sesenta años de descentralización universitaria

La vieja aspiración de la descentralización universitaria, que hoy es una realidad que se proyecta hacia el futuro redoblando la apuesta en Paysandú, comenzó a gestarse en un contexto totalmente diferente hace exactamente sesenta años con la instalación de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (EEMAC), dando inicio al desarrollo de las tres funciones universitarias –enseñanza, investigación y extensión– en el interior del país.
Mucho ha ocurrido en el transcurso de estas seis décadas que el sábado próximo festeja la EEMAC en su sede de ruta 3, a pocos kilómetros de la ciudad de Paysandú. Los antecedentes de este hecho pionero se originan a principios del siglo XX con la creación de las estaciones agronómicas como centros formativos regionales, bajo el impulso del entonces ministro de Industrias, Trabajo y Comunicaciones, doctor Eduardo Acevedo. En Paysandú en 1913 la estación agronómica inició actividades de enseñanza en su Escuela de Capataces, con 25 estudiantes. Entre 1925 y 1963 se plantea una profundización del modelo modernizador con la creación de la Escuela de Práctica y Campo Experimental –que en 1925 se incorpora a la órbita de la Universidad de la República–, dedicándose a la formación de peritos agrónomos y técnicos rurales.

En tanto, la Estación Experimental de Paysandú fue creada el 18 de julio de 1963 en el marco de la reformulación del Plan de Estudios de Facultad de Agronomía, con orientación agrícola-ganadera, iniciándose programas de investigación científica. Estas ideas pudieron concretarse con el decidido apoyo del entonces rector de la Universidad de la República, Dr. Mario Alcides Cassinoni, en cuyo homenaje la estación experimental lleva su nombre desde el año 1966.
Desde entonces la Universidad de la República realiza enseñanza, investigación y extensión en Paysandú, departamento pionero en este sentido en el Interior. El recorrido no fue sencillo ya que para que la visión “cassinonista” se pudiera hacer efectiva hubo que sortear muchas y grandes tempestades, incluida la falta de presupuesto –que dio lugar a numerosas manifestaciones por parte de estudiantes, funcionarios y docentes e incluyó en alguna ocasión un ordeñe de vacas en plaza Constitución y arreo de ovejas por la calle principal de la ciudad– y posteriormente las nefastas consecuencias del gobierno de facto.
En este sentido, cabe señalar que el proyecto universitario descentralizador de la EEMAC, que se vio truncado durante el período de la dictadura militar, fue restablecido en 1985 recuperando los postulados del plan de 1963 impulsado por Cassinoni, que ponía énfasis en la elevación del nivel científico y técnico de la carrera de ingeniero agrónomo, la promoción de la formación de docentes e investigadores al más alto nivel entre otros objetivos vinculados a la contribución universitaria al conocimiento de los problemas del medio rural y a su solución.

La EEMAC y su comunidad académica también fomentaron la creación de nuevas institucionalidades y acogieron a otras. En 1969 se crea –con el cometido principal de difundir al medio actividades culturales y acercar la Universidad a la población del Interior– la Casa de la Universidad de Paysandú (posteriormente Centro Universitario y hoy Sede Paysandú del Cenur Litoral Norte) por iniciativa de docentes de la EEMAC y egresados locales.
Más recientemente, cuando la presencia de la Universidad de la República se profundiza y amplifica en el interior en el marco de la denominada “Segunda Reforma Universitaria”, es por esta región del país donde se comienza a desarrollar el objetivo de concretar una estrategia renovada de regionalización de la educación superior e impulsar cambios que hicieran del interior una vanguardia de la transformación de la estructura universitaria. Esto incluyó la creación de Polos de Desarrollo Universitario (PDU), en función de ciertos ejes temáticos prioritarios, generales y por región, que integraron un conjunto de recursos humanos de alta dedicación radicados y con infraestructura asociada, contribuyendo a asentar científicos en el Interior para generar la masa crítica necesaria para investigación básica pero también para temas asociados a las dinámicas locales y el sector productivo, favoreciendo el retorno de investigadores uruguayos que estaban establecidos en el exterior.

Esta evolución reseñada aquí muy brevemente y que ahora se potencia hacia el futuro con la construcción de un campus universitario en la ciudad de Paysandú, es una realidad innegable e implica un proceso de descentralización y regionalización que ha sido muy importante si se considera que se ha llevado a cabo en poco más de una década y que finalmente ha logrado detener el macrocefalismo universitario montevideano que históricamente se vivió como un factor de desarraigo para los estudiantes que debían emigrar para estudiar. Y, justo es decirlo, también como un elemento de discriminación hacia aquellos que no podían trasladarse a Montevideo para estudiar por motivos geográficos y económicos con la consecuente disminución de oportunidades.
Para nuestros jóvenes, la posibilidad de realizar estudios universitarios en su ciudad o en la región es un factor de nuevas oportunidades y un agente de movilidad social para las nuevas generaciones que acceden a posibilidades reales de estudio y desarrollo profesional en el espacio local, algo realmente significativo si tenemos en cuenta que casi la mitad de los estudiantes universitarios residentes en el Interior son la primera generación de su familia que accede a la enseñanza terciaria.

En un momento en que confluyen un aniversario tan significativo para Paysandú como es el de la creación de la Estación Experimental “Dr. Mario Cassinoni” de Facultad de Agronomía, vale la pena recordar estos orígenes y releer el proceso descentralizador a la luz de las ventajas para los habitantes del Interior que hoy tienen posibilidades que las generaciones anteriores no tuvieron.
Para asegurar un futuro habrá que seguir desarrollando la universidad con visión y criterio, tanto en sus aspectos académicos como presupuestales, de forma de apuntalar un esfuerzo histórico, en el que Paysandú es pionero, para consolidar las carreras y líneas de investigación y extensión existentes y crear las nuevas que sean necesarias a la luz de las nuevas realidades nacionales y regionales.