A punta de revólver, un delincuente asaltó carnicería en plena mañana

Momentos de tensión se vivieron en la carnicería El Emperador, ubicada en Artigas e Independencia, durante un asalto a mano armada perpetrado en la mañana de la víspera.

En base a los datos brindados por las víctimas a EL TELEGRAFO, apoyado con las imágenes captadas por las cámaras de seguridad del local, se encontraban atendiendo con normalidad, y junto a dos reponedores ubicaban productos en una góndola pegada a la puerta de ingreso. Mientras la cajera estaba al teléfono, el delincuente amenazó con un arma a dos de los empleados de la carnicería, quienes le entregaron sus riñoneras. Acto seguido, el delincuente avanzó hacia la cajera, quien a su vez debió entregarle dinero. Tan solo 28 segundos bastaron para que el hombre, que llevaba guantes y casco, huyera hacia la calle donde lo aguardaba su secuaz en una motocicleta. Al treparse de un salto al asiento, fue alcanzado por el propietario de la carnicería, que alcanzó a pegarle con un palo de escoba en la espalda. Sin embargo, los delincuentes se fugaron por Artigas al oeste.

“Fue un susto que nos llevamos y que nunca esperás, el chorro se llevó las riñoneras de los reponedores. Yo ni me percaté, me di cuenta cuando vi el arma y me gritaba ‘dame la plata porque te quemo’. Le di la plata y empecé a gritar y me escondí abajo del mostrador. Fue horrible y es un desastre trabajar así porque no sabés si te van a pegar un tiro o qué, además de que los otros gurises (empleados y reponedores) también quedaron en shock por la situación”, dijo la propietaria a este medio.

En tanto, contó que al entrar el ladrón, “estaba al teléfono con mi suegra que escuchó todo mientras yo gritaba, y ella me decía ‘quedate tranquila’. Como justo le estaba pagando al repartidor de Crufi había puesto plata en el mostrador y cuando el delincuente me gritó que le diera más plata alcancé a sacar un billete de quinientos pesos y se fue”, indicó.

Su esposo, por su parte, se encontraba en otro sector y se enteró de lo ocurrido una vez que escuchó los gritos. “Lo salimos corriendo con mi padre a la calle, él alcanzó a pegarle con una escoba pero se fugaron”, dijo.

Tras concretado el asalto, las víctimas llamaron al 911, haciéndose presente de inmediato personal policial que recabó datos y accedió al registro fílmico.