Agricultura urbana tiene huella de carbono 6 veces mayor que los productos convencionales

Un nuevo estudio internacional dirigido por la Universidad de Michigan (UM) encontró que las frutas y verduras cultivadas en granjas y jardines urbanos tienen una huella de carbono que es, en promedio, seis veces mayor que los productos cultivados convencionalmente.
Sin embargo, algunos cultivos urbanos igualaron o superaron a la agricultura convencional bajo ciertas condiciones. Los tomates cultivados en el suelo de parcelas urbanas al aire libre tenían una menor intensidad de carbono que los tomates cultivados en invernaderos convencionales, mientras que la diferencia de emisiones entre la agricultura convencional y la urbana desapareció para los cultivos transportados por aire como los espárragos.
“Las excepciones reveladas por nuestro estudio sugieren que los profesionales de la agricultura urbana pueden reducir sus impactos climáticos cultivando en invernaderos o transportados por vía aérea, además de hacer cambios en el diseño y la gestión del sitio”, dijo el coautor principal del estudio, Jason Hawes, estudiante de doctorado en la Escuela de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la UM.
“La agricultura urbana ofrece una variedad de beneficios sociales, nutricionales y ambientales basados en el lugar, que la convierten en una característica atractiva de las futuras ciudades sostenibles. Este trabajo arroja luz sobre las formas de garantizar que la agricultura urbana beneficie al clima, así como a las personas y los lugares a los que sirve”, explicó.
La práctica de la agricultura dentro de los confines de una ciudad se está volviendo cada vez más popular en todo el mundo y se promociona como una forma de hacer que las ciudades y los sistemas alimentarios urbanos sean más sostenibles. Según algunas estimaciones, entre el 20% y el 30% de la población urbana mundial se dedica a alguna forma de agricultura urbana.
A pesar de la fuerte evidencia de los beneficios sociales y nutricionales de la agricultura urbana, su huella de carbono sigue siendo poco estudiada. La mayoría de los estudios publicados anteriormente se han centrado en formas de AU de alta tecnología y uso intensivo de energía, como las granjas verticales y los invernaderos en los tejados, a pesar de que la gran mayoría de las granjas urbanas son decididamente de baja tecnología: cultivos en suelo en parcelas al aire libre.
El nuevo estudio dirigido por la UM, publicado el 22 de enero en la revista Nature Cities, tenía como objetivo llenar algunos de los vacíos de conocimiento comparando la huella de carbono de los alimentos producidos en sitios de agricultura urbana de baja tecnología con los cultivos convencionales. Utilizó datos de 73 granjas y jardines urbanos en cinco países y es el estudio publicado más grande para comparar las huellas de carbono de la agricultura urbana y convencional.
Se analizaron tres tipos de sitios de agricultura urbana: granjas urbanas (gestionadas profesionalmente y enfocadas a la producción de alimentos), huertos individuales (pequeñas parcelas gestionadas por horticultores individuales) y huertos colectivos (espacios comunales gestionados por grupos de horticultores).
Para cada sitio, los investigadores calcularon las emisiones de gases de efecto invernadero que alteran el clima asociadas con los materiales y las actividades en la granja durante la vida útil de la granja. Las emisiones, expresadas en kilogramos de dióxido de carbono equivalente por porción de alimento, se compararon con los alimentos cultivados por métodos convencionales.