Productividad, para una economía más sana

Sobre el cierre del año anterior, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, ligó el concepto de productividad a un aumento del empleo y del salario, por lo que llamó a generar acuerdos multisectoriales para generar “un círculo virtuoso” de cara a los próximos años.
“Llega un punto en el que, si no hay un salto en la productividad, el crecimiento del empleo y del salario empiezan a volverse incompatibles”, expresó Mieres al valorar un concepto al que señaló como “clave”.
El jerarca se expresó así durante una nueva reunión del Consejo Superior Tripartito (CST), donde expusieron integrantes del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), además de actores sociales, con el objetivo de conformar un grupo de trabajo que se encargue del tema.
Al profundizar sobre la problemática, Mieres recordó que “eso pasó hace unos años en Uruguay por mediados de la década pasada” y señaló que “veníamos en un proceso de crecimiento del empleo y del salario. Llega un punto en que, si no hay un salto en la productividad, esas dos variables empiezan a volverse incompatibles y al final o el salario o el empleo empiezan a quedar para atrás. En ese momento fue el empleo, que empezó a caer desde 2015”, por lo que evaluó que el objetivo “es que esta tendencia de crecimiento del empleo y del salario se consolide”.
Sin embargo, aclaró el ministro que “no es una cosa inmediata lo que estamos planteando”, por lo que destacó el ámbito que constituyeron con “un grupo de trabajo tripartito e incluso con participación de especialistas y académicos donde podamos ir aterrizando el tema y que se logren acuerdos”.
Indicó que se trata de “un círculo virtuoso” que permitiría “mejorar la capacidad productiva de las empresas, mejorar las condiciones de trabajo de las personas, y por otro lado que la economía del país crezca de manera más vigorosa”.
Por otra parte, Mieres sostuvo que la productividad también es fundamental para la reducción de la jornada laboral. “No es viable pensarlo sin una discusión y una mejora de la productividad. Y la mejora de la productividad es un ganar-ganar”, observó, para agregar que “sin mejorar la productividad es pegarse un tiro en el pie, es el riesgo de pérdida de puestos de trabajo, es el riesgo de que haya caída de la rentabilidad”.
Corresponde señalar que aunque tradicionalmente puede sonar como mala palabra y es tema tabú para muchos sindicatos –sobre todo los de los funcionarios públicos– la productividad laboral es un concepto que a grandes rasgos divide a las naciones desarrolladas de las que están más abajo en la escala de su nivel socioeconómico, porque tiene que ver no solo con la producción para el mercado interno y la exportación, sino también con las posibilidades que se ofrecen a los ciudadanos del país que sea para acceder con mayor facilidad a bienes y servicios a través de una mejor relación entre sus ingresos y los costos de aquellos.
La productividad laboral es la relación entre los bienes o servicios producidos por un trabajador y los recursos que se han utilizado para obtener dicha producción, por lo que corresponde evaluarla como una medida para determinar la eficiencia, que puede referirse tanto a una empresa en concreto como a una economía en su conjunto. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) sostiene que la productividad laboral “mide la eficiencia de un país al utilizar la materia prima en una economía para producir bienes y servicios, y ofrece una medida del crecimiento económico, la competitividad y los niveles de vida en un país”.
En términos simples, un trabajador europeo por ejemplo “genera mucho más plata” para la empresa que un uruguayo para las mismas horas trabajadas, por lo cual se le puede pagar más sin riesgo de quedar fuera del mercado con el producto que produce.
Para medir la productividad laboral se emplea la siguiente fórmula: Productividad = Productos o servicios producidos / Recursos laborales consumidos, aspecto clave que puede hacer viable o inviable una empresa frente a la competencia, y también a la competitividad de un país a la hora de tratar de acceder al mercado exterior con sus productos, tanto de bienes como de servicios.
Calcular la productividad laboral es importante para las empresas porque les indica cuanto de eficientes son y les permite conocer mejor su funcionamiento y a sus empleados, así como buscar las causas que explican una baja productividad y buscarles solución, además de comprobar el efecto que sus políticas, prácticas y decisiones tienen en la productividad.
En ello tiene que ver también el razonamiento expresado por el ministro Mieres, en lo que significa para el país, para la ecuación empleo-desempleo, pero asimismo porque una mayor productividad va directamente en favor de reducir la inflación, porque se produce a menos costo, y consecuentemente rinden más los ingresos de los propios asalariados y se puede competir con otras perspectivas en el mercado exterior.
Pero, el tema productividad ha sido soslayado sistemáticamente por los gremios en la mesa de discusión, sobre todo por los de los funcionarios públicos.
En el caso de la actividad privada la cosa es distinta, porque en un mercado de competencia deben funcionar aplicando la ecuación de ofrecer salarios decorosos, a tono con la realidad pero también mejorar la ecuación económica, en la relación de costos, aunque sin poder desprenderse del denominado costo país, que es un factor condicionante formidable para todo aquel que apuesta a desempeñar una actividad en el Uruguay.
Paralelamente, antes que priorizar el recaudar más a través de los impuestos, para atender las necesidades que tiene el país hay que generar recursos legítimos, nuevos y la forma sostenible de hacerlo es con mayor productividad, por lo que debe ser un tema que debería trabajarse en un contexto general de la economía, tanto a nivel del Estado como de las empresas, incluyéndolo indefectiblemente en el mundo del trabajo, en la negociación colectiva y en las regulaciones que se incorporen.