El clima y la moneda al aire

Venimos de un par de semanas en las que el clima ha estado en boca de prácticamente todos los uruguayos; venimos de ver como algunos compatriotas han debido sobrellevar fenómenos climáticos severos sobre sus propiedades, sobre sus cuerpos e incluso, lamentablemente, algunos han perdido su vida en una tormenta. Es cierto, siempre han ocurrido temporales, turbonadas, tornados, inundaciones, pero en los últimos meses se han concentrado. Inundaciones de viviendas en varias ciudades fruto del acumulado de lluvias y luego por la creciente de diferentes cursos de agua, que en algunos lugares, como Florida, dejaron registros históricos, tanto en la altura del río Santa Lucía Chico, como en las imágenes del agua sobrepasando por primera vez el puente de la histórica Piedra Alta. El último episodio extremo –al menos hasta ahora (toquemos madera)– lo tuvimos bajo una alerta de nivel Rojo que alcanzó buena parte del país, algo que ocurre muy pocas veces. Claro, al ver al otro día que el país sigue en pie, los detractores de la meteorología se apuraron a salir a decir que había sido una falsa alarma y no había pasado nada, mientras que la Dirección Nacional de Policía Caminera publicaba un informe sobre rutas y caminos cortados por las lluvias que planteaba otro panorama. Muchos de esos cortes ocurrieron en lugares donde nunca antes se había cortado. Solo hablando de rutas, en Colonia había interrupciones en la Ruta 21 en el kilómetro 204, en la Ruta 61 en el kilómetro y en la Ruta 52 en el balneario Blancarena. Además se rompió el Puente Curupí. En Soriano se cortó el tránsito por la Ruta 95 en el kilómetro 28, en el arroyo Asencio. En Florida no había paso en dos puntos de la Ruta 5, en los kilómetros 95,500, arroyo Juncal, y 97,500, Santa Lucía. También en las rutas Ruta 6, y 42, está en varios tramos. En Canelones se cortaron la Ruta 11 en el kilómetro 82, Puente Viejo, y la Ruta 6 en el kilómetro 80 el río Santa Lucía impedía el pasaje en San Ramón. En Durazno estaba también cortada la Ruta 6 en Sarandí del Yí y la Ruta 42 en Camino Moreira, mientras que en Rocha no dio paso la Ruta 14 en el kilómetro 265, Arroyo 3 Bocas. En algunos momentos hubo otros cortes de rutas, en puntos donde la circulación se pudo restablecer rápidamente al escurrir las aguas. Por supuesto, no fue el fenómeno destructivo que vimos en villa 9 de Julio en Argentina, provincia de Buenos Aires, pero fueron esas mismas nubes y las condiciones estaban dadas para la emisión de la alerta. Afortunadamente no ocurrió esa combinación de viento y granizo de una dimensión considerable. Igualmente hubo daños en varios puntos del país, y venimos de que hace no tanto tiempo antes ocurriese el temporal en Fray Bentos, y tampoco había pasado tanto tiempo desde lo de Salto y muy poquito antes ocurrió lo de Porvenir, aquí cerquita, sin hilar demasiado fino y por hablar solo de lo de este año, que no ha completado tres meses.
Hace ya algunos meses se sabía que el verano iba a ser “llovedor”, porque los pronósticos a largo plazo hablaban de la incidencia del Fenómeno del Niño, un cambio en la salinidad de las aguas del océano pacífico, que ocurre con determinada periodicidad, que provoca una alteración en el comportamiento de las corrientes marinas y a raíz de esto un cambio en la temperatura de la superficie del océano, y esto es lo que incide en el clima y ocasiona fenómenos extremos de diferente naturaleza; en algunos lugares se manifiesta como un déficit de lluvias, ocasionando sequías, en otros lugares excesos en las precipitaciones, con inundaciones, como aquí en Uruguay. Esto lo sabemos, pero no porque lo hayamos buscado en Internet, que también se puede hacer y no es tan difícil, pero sobre todo lo sabemos porque hace un montón de años que un número importante de personas a lo largo y ancho del mundo han dedicado su vida a estudiar el comportamiento del clima. Eso es la meteorología, tal vez la ciencia de la que más renegamos, y especialmente ahora que contamos con las aplicaciones en la web que se encargan de decirnos con determinada precisión –aunque todas, absolutamente todas “le erran” bastante– qué va a pasar dentro de un mes, o esta misma tarde. Pero, ¿es que acaso estas aplicaciones se hubiesen podido desarrollar sin que antes se hubiese estudiado todo lo que se estudió para saber todo lo que sabemos sobre el comportamiento del clima? ¿O por el contrario, estos servicios se “nutren” de conocimiento que la meteorología ha generado y compartido generosamente entre todo el mundo más allá de coincidencias o discrepancias? Porque en esto no debe haber dudas, el planeta es un sistema único y todo está interrelacionado, el famoso efecto mariposa habla justamente de eso.
El tema del Día Meteorológico Mundial de 2024, que se celebra hoy, 23 de marzo, es “A la vanguardia de la acción por el clima”. El informe sobre el comportamiento del clima el año pasado, publicado hace apenas tres días por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), mostró que –una vez más– se batieron varios récords, en los niveles de gases de efecto invernadero, en las temperaturas en superficie, en el calor y la acidificación de los océanos, en el aumento de nivel del mar, en la reducción de la capa de hielo marino de la Antártida y en el retroceso de los glaciares. En un contexto de cambio climático –que existe aunque algunos se empeñen en negar la realidad por defender sus intereses– renegar hasta el punto de querer prescindir de un instituto que estudia el comportamiento del clima específicamente sobre nuestro territorio, es pretender jugársela a la improvisación y a la buena fortuna. Del mismo modo, pretender achacarle responsabilidad y culpar a quien investiga los fenómenos por su ocurrencia, es como arrojar piedras al mensajero que trajo malas noticias.