Las posibilidades de cambiar o confirmar las tendencias de las encuestas

Las encuestas se mueven hacia un escenario favorable a la oposición, aunque por ahora esto es sólo una foto de la realidad a unos siete meses de las elecciones nacionales de octubre. El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, mantiene el 45 por ciento de aprobación a su gestión y es una cifra muy similar a la opinión que tenían los uruguayos en el año 2014 bajo la presidencia de José Mujica, en torno al 46 por ciento en aquél entonces. En el último año de gestión de Tabaré Vázquez la aprobación se encontraba en 28 por ciento y casi la mitad desaprobaba su gobierno, pero era el político que generaba más simpatía que antipatías.

Este último dato es muy relevante, por cuanto define cuánto rechazo genera y si este es mayor que la aprobación o menor.

En el año 2019, Daniel Martínez dejaba la Intendencia de Montevideo para dedicarse a la campaña electoral y registraba el 46 por ciento de aprobación. Sin embargo los resultados posteriores demostraron una vez más que buena parte de los votantes –esos que no son “del partido”– resuelven acorde a su circunstancia personal, familiar o laboral.

No obstante hay grandes diferencias entre aquellas elecciones y estas. Cabildo Abierto ya no es una novedad como partido político, ni Juan Sartori los es como posible precandidato a la presidencia por el Partido Nacional. Y, seguramente, se notará el vacío que dejó Jorge Larrañaga tanto hacia la interna del nacionalismo, como en la oferta de precandidatos.

De acuerdo a las encuestas, el exsecretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, encabeza las preferencias de un electorado nacionalista así como el exintendente de Canelones, Yamandú Orsi, en los frenteamplistas.

En el espectro opositor son interesantes algunas acciones de sus precandidatos. Orsi renunció a la Intendencia canaria para dedicarse a la campaña electoral y Carolina Cosse pidió licencia sin goce de sueldo hasta el 8 de julio. Justo en momentos en que la Corte Electoral se expedirá sobre las candidaturas de cada partido.

La bancada del Partido Nacional en la Junta Departamental de Montevideo la vio venir y no dio su voto para la licencia de Cosse, que igualmente fue aprobada por el Frente Amplio y el Partido Colorado. Los nacionalistas directamente exigen su renuncia. Pero Cosse tiene una chance más en la capital del país, que Orsi no tiene en Canelones.

Y las especulaciones son tan diversas como opiniones existen dentro de una fuerza política. En la interna frenteamplista consideran que Cosse no tiene posibilidad de resolver si va o no en una posible fórmula presidencial como vice. Ella sostiene su compromiso sobre una fórmula paritaria, pero su licencia sin goce de sueldo no es renuncia. Algo dice con esa decisión que, incluso dentro del Frente Amplio, tratan de leer. Lo cierto es que hasta ahora, la precandidata no responde si presentará su renuncia una vez conocidos los resultados de las internas.

Mauricio Zunino, integrante del comité central del Partido Socialista es el actual intendente de Montevideo y pertenece a un sector que apoya a Cosse. En Canelones, Marcelo Metediera –integrante del Partido Comunista y actual intendente– también vota por la precandidata.

Orsi se despidió con una aprobación del 70% en Canelones y solo un quinto de desaprobación. Cosse, por su lado, tenía un 52% a su favor en la última medición efectuada en 2022.

En este marco, el escenario político se movilizó por el caso Astesiano, las designaciones en la Comisión Técnico Mixta en Salto Grande, el encarcelamiento del exsenador Gustavo Penadés, la entrega de viviendas en forma directa por la ex titular del Ministerio de Vivienda y el caso Marset, que no tuvo grandes repercusiones en el Interior del país, pero que mantuvo entretenida a la opinión pública en la capital y área metropolitana.

Ninguno de estos temas provocó un impacto relevante en la aprobación o desaprobación de Lacalle Pou. Pero en Uruguay, el presidente no puede ser reelecto por impedimento constitucional. Las consecuencias de los casos mencionados anteriormente cambiaron las figuras del entorno cercano, sumó renuncias de personalidades importantes en la interna de la coalición y mostró que el presidente toma decisiones fuertes.

El escenario electoral hoy suma además varios desafíos con algunos plebiscitos. La reforma de la seguridad social, impulsada por sectores del Frente Amplio y el Pit Cnt, junto a otras organizaciones, es un escollo para el oficialismo que debe salir a defender la nueva ley.

Pero también un socio de la coalición, como Cabildo Abierto, lleva adelante una campaña para alcanzar una consulta que ponga nuevamente sobre la mesa el proyecto de ley de reestructuración de deudas a las personas físicas.

¿Qué pasará con aquellos que no votaron por las nuevas opciones que se presentaron en las elecciones de 2019? Las dudas están planteadas y se demuestran con el descenso de las preferencias y el corrimiento de esos votos.

Tampoco hay que minimizar a los precandidatos con menores porcentajes porque “pelean” por la creación de nuevos espacios y una mayor espalda política. Y eso se juega en las internas.

Por eso, el 30 de junio es una fecha relevante para la generación de estructuras militantes. Incluso las estimaciones muestran una mayor cantidad de votantes “voluntarios” que en las anteriores.

Lo cierto es que el cambio de humor está latente. Aún no hay nada definido y el Interior puede volcar nuevamente esas voluntades. Pero ese territorio que va por fuera del área metropolitana, tiene otras prioridades.

Ni todo se resume bajo el “rumbo claro” que expone el oficialismo, pero tampoco con el término repetido del “fracaso” que maneja la oposición. La llegada a ese público votante es con otro lenguaje.

Aquel que lo descifre, logrará cambiar o confirmar la tendencia de hoy.