Oppenheimer fue la gran triunfadora en los Oscar

Emma Thomas, Charles Roven and Christopher Nolan, productores de Oppenheimer.

La mayoría de las crónicas referidas a la nonagésima sexta edición de los Oscar, a lo largo del mundo comienzan destacando que la película de Christopher Nolan fue la gran vencedora de la noche tras obtener con Oppenheimer siete galardones, entre ellos Mejor Película y Mejor Director para Christopher Nolan.

Menos en España y en Uruguay. En la madre patria había grandes esperanzas de que La Sociedad de la Nieve ganara como Mejor Película Internacional. En Uruguay se vivía algo similar, no porque la película sea uruguaya en modo alguno, sino porque se basa en una tragedia de uruguayos, ocurrida en 1972, cuando un equipo de rugby viajaba a Santiago de Chile y cayó en la cordillera de Los Andes. Es cierto, la película española arrasó en los Goya, llevándose 12 premios y quedándose a dos del récord histórico de Mar adentro —que sí se llevó la estatuilla a Mejor Película de Habla No Inglesa—. Pero fuera de España no había ganado ninguno de los premios internacionales importantes en el camino al Dolby Theatre.

Y puestos a comparar, La Zona de Interés es una brillante película, muy superior cinematográficamente a la de Bayona, que con total justicia se llevó el premio. Por ser mejor, simplemente. La Sociedad de la Nieve es una oda a la vida desde el silencio de la montaña y de los muertos, un relato íntimo que esboza la esencia de cada instante. Pero haber logrado el galardón hubiera sido una enorme injusticia.

Aunque Roberto Canessa dijo en tono de broma –según Teledoce, que envió un equipo a cubrir la ceremonia– “nos robaron, nos robaron, absolutamente. 150 millones de personas vieron la película, habrán ido tres a ver la otra, nos afanaron, ¡no puede ser!”, la ganadora obtuvo 155 nominaciones de las cuales 55 se convirtieron en premios y dos de ellos Oscar (el otro por Mejor Sonido). La Sociedad de la Nieve tuvo 64 nominaciones y 39 premios, con la fuerte influencia de los Goya. La cantidad de espectadores, además, se basa en que está en la plataforma Netflix. En cine tuvo muy pocos espectadores, pero precisamente porque está en Netflix. Eso hizo que se estrenara solo en 110 salas en lugar de las 300 habituales en España. La Zona de Interés lideró la taquilla de Francia, Alemania e Italia.

Pero ni siquiera eso es realmente importante. El drama de suspenso psicológico bélico histórico es excepcional. Mereció todos los premios que ha obtenido y seguramente su fuerza crecerá con el paso de los años, porque –créase o no– va camino a convertirse en un clásico.

TRIUNFÓ LA QUE SE ESPERABA

Oppenheimer, el biopic sobre el padre de la bomba atómica, ha sido la gran triunfadora –como se esperaba– de la 96ª edición de los Oscar con siete premios. Pobres criaturas, de Yorgos Lanthimos, ha obtenido cuatro, incluido mejor actriz protagonista para Emma Stone. Y What Was I Made For?, de Billie Eilish por Barbie, ha sido reconocida como mejor canción original, único premio para el filme de Greta Gerwig, cuya otra canción nominada, I’m Just Ken, puso a bailar al teatro Dolby con la interpretación de Ryan Gosling.

Christopher Nolan ganó su primer Oscar como director, gracias a Oppenheimer, una película que ronda una taquilla de 1.000 millones de dólares al mismo tiempo que maravilla a la crítica.

EL MONÓLOGO DE JIMMY KIMMEL

En su monólogo inicial, que empezó con música de Barbie, Jimmy Kimmel repasó lo ocurrido a lo largo de la temporada: la huelga de los guionistas, el éxito de Barbie (“Ryan, Margot, no ganarán el Oscar, pero ganaron la lotería de la genética”), referencias a Oppenheimer y a las viejas adiciones a las drogas de Robert Downey Junior, presentó al perro Messi (que actúa en Anatomía de una caída), presentó a Emma Stone y su quinta nominación, y siguió con el resto de las películas con más nominaciones. Además, recalcó que en 1976 Jodie Foster y Robert De Niro fueron candidatos con Taxi Driver, y repitieron con Nyad y Los asesinos de la Luna. En el patio de butacas, Sandra Hüller, una de las triunfadoras con su estilismo en la alfombra roja, se sonrojó cuando Kimmel halagó su trabajo en La zona de interés y Anatomía de una caída. En el final volvió a las huelgas de intérpretes y guionistas, y pidió un aplauso al resto de los profesionales que les apoyaron.

UN DESNUDO QUE NO FUE TAL

En 1974 el “streaker” Robert Opel subió al escenario y corrió desnudo mientras David Niven presentaba a Elizabeth Taylor. Este domingo, durante la ceremonia de la 96ª edición de los Oscar, dejó una anécdota similar, pero dentro del guión. El luchador John Cena, exestrella de la WWE (World Wrestling Entertainment; Entretenimiento de Lucha Libre Mundial), fue el encargado de entregar el premio a mejor diseño de vestuario pero, para sorpresa de todos, lo hizo totalmente desnudo. La imagen provocó gran revuelo entre el público mientras John Cena se tapaba sus partes íntimas con el sobre donde estaba el ganador del Oscar a mejor diseño de vestuario, que finalmente se llevó la película Pobres criaturas.

Pero el arriesgado desnudo de John Cena realmente no lo era, pues el luchador llevaba puesto una especie de slip color carne pegado a su cuerpo. Esta prenda, que se suele utilizar en el cine en escenas de sexo, consta de dos partes: una pegada a la parte delantera del cuerpo y otra a la parte trasera. El desnudo de John Cena en la ceremonia de los Oscar quedará para la historia, pero realmente el luchador utilizó un truco que salió a la luz.

LOS ÉXITOS DE TAQUILLA RECUPERAN TERRENO

Leyendo la lista de premiados queda claro que el Oscar ha vuelto a premiar grandes éxitos de taquilla, lo que se suele denominar también como películas de prestigio. Abandona así el período de películas “de autor” como Parásitos, Todo a la vez en todas parte, CODA y Nomadland. Era cuestión de tiempo que Hollywood reclamara el retorno de la normalidad.

No es que Nolan sea un director que solo hace blockbusters, desde que así como dirigió Dunkerque, también la más que mediocre Batman vs Superman: el amanecer de la justicia. Pero los premios a Oppenheimer suenan a reconocimiento de un artesano que no falla en taquilla y cuyas películas se venden, una tras otra. Se asemeja a un reclamo, al “vuelvan a los cines”. Tiene todo para eso, aunque es extensa: una figura histórica (un prohombre de la ciencia norteamericana, nada menos), cuyos actos dieron pie a uno de los momentos clave del devenir del siglo XX. Hay drama personal y acciones de alcance mundial. Hay romance a varias bandas, cameos de celebridades. Es, sencillamente, materia prima para los Oscar y le fue muy bien. Con su taquilla es también una celebración del poderío del Hollywood tradicional. Es la película más taquillera en ganar el premio a Mejor Película desde El retorno del rey, de la serie de El Señor de los Anillos, en 2004, que recaudó 1.150 millones de dólares. Las plataformas de streaming no tuvieron un buen año. Para Netflix atrás quedaron las nominaciones para la Roma de Alfonso Cuarón. Rozó el premio a Mejor película, y consiguió los premios de Mejor Película Internacional, Mejor dirección y Mejor fotografía. Era una llamada de atención a la industria, que parecía mostrar un cambio en las bases del negocio. Apple pagó la cifra récord de 25 millones por CODA y triunfó, por sobre las majors tradicionales y sobre Netflix. El año pasado pocos entendieron cómo triunfó la independiente Todo a la vez en todas partes. Este año las plataformas sumaron 32 nominaciones y solo se llevaron un premio, el corto de Netflix La maravillosa historia de Henry Sugar. La gran perjudicada fue Los asesinos de la Luna, con diez nominaciones y ningún premio (Apple). A Netflix no le fue mejor con Maestro, otra película casi matemáticamente pensada para los Oscar, y que se quedó sin nada después de siete nominaciones.

Nada puede darse como definitivo en el cine y menos en lo referente al Oscar. Pero, al menos por ahora, todo parece haber vuelto a la normalidad. Hollywood deja en claro que hay que ir al cine para ver las películas que ganarán el Oscar. Lo demás, parece juego de niños.
E.J.S.