Conmemoraron el desembarco de los 33, “un hecho histórico que marcó nuestra lucha por la independencia”

Se conmemoró el centésimo nonagésimo noveno aniversario del desembarco de los 33 Orientales, en el comienzo de la Cruzada Libertadora, liderada por el brigadier general Juan Antonio Lavalleja.
El acto organizado por el Comité Patriótico se desarrolló en plaza Lavalleja, con la presencia del intendente Nicolás Olivera, la diputada Cecilia Bottino, el presidente de la Junta Departamental, Alejandro Colacce, el jefe de Policía, comisario general ( r) Eduar Álvez, el comandante del Batallón “General Leandro Gómez” de Infantería Mecanizado Nº8, teniente coronel Francisco Rodríguez, el prefecto de Puerto, capitán de Corbeta Luis Zinno, y el secretario general de la Intendencia, Fermín Farinha.
“Esta gesta llevada adelante por un puñado de hombres con sed de libertad fue un hecho histórico que marcó nuestra lucha por la independencia. La valentía y el sacrificio de estos hombres son un ejemplo para todos nosotros. Que el espíritu de aquellos hombres nos oficie de guía para mantener con firmeza nuestra libertad y soberanía”, dijo el prefecto de puerto, único orador en la oportunidad.
Subrayó que se recordaba “con orgullo a los patriotas que liderados por Juan Antonio Lavalleja, se embarcaron en una misión peligrosa y arriesgada para liberar nuestra querida patria de la opresión y el yugo del imperio de Brasil”.
“Marcaría el inicio de una lucha que duraría muchos meses y que nos llevaría finalmente, un 25 de agosto de ese mismo año, a la independencia y liberación del poder extranjero. El 19 de abril de 1825, 33 Orientales que habían partido desde las costas de San Isidro en Argentina, llegaron a las playas de nuestro territorio en tres lanchones, los cuales debieron sortear a los navíos de guerra imperiales, ocultándose en islas y navegando en horas nocturnas”, recordó más adelante.
La gesta comenzó a ser planificada “algunos años antes con encuentros y reuniones secretas en Buenos Aires y en la búsqueda de dinero para financiar dicha operación, llegarían a la playa de La Agraciada, en el departamento de Soriano. Una vez allí, los tres lanchones regresarían y los patriotas quedarían a la espera de sus caballos”.
Recordó luego el relato de uno de los patriotas, Atanasio Sierra: “a nuestras espaldas, el monte, al frente el caudaloso río Uruguay, sobre cuyas aguas batían los remos de las tres lanchas que se alejaban. En la playa yacían recados, frenos, armas de diferentes formas y tamaños, aquí dos o tres tercerolas, allá un sable, aquí una espada, más allá un par de pistolas, ponchos por un lado, sombreros por otro, todo mezclado aún como se había desembarcado. Este desorden agregado a nuestros trajes completamente sucios, rotos en varias partes y que naturalmente no guardaban la uniformidad militar, nos daban el aspecto de verdaderos bandidos. Ya desembarcados, la espera se hizo interminable. Continuamente salíamos a la orilla del monte y aplicábamos el oído a la tierra para ver si sentíamos el trote de los caballos que estábamos esperando. Lavalleja se paseaba tranquilamente al lado de un grupo de los sarandíes. Cuando finalmente llegaron los caballos, muchos se abrazaron al pescuezo de los animales, les daban besos como si fuesen sus queridas”.
“En aquella arena de la Agraciada, los patriotas clamaron el juramento hecho en Buenos Aires, el de liberar la patria o morir por ella y lo hicieron frente a un pabellón con los colores artiguistas con la inscripción de libertad o muerte. Este fue un acto de lealtad y compromiso con la causa que defendían. Este juramento no sólo simbolizó su lucha por la libertad sino que también representó la unión y la fuerza de un pueblo que se levantaba nuevamente contra la opresión y la tiranía”.
Posteriormente, las autoridades presentes procedieron a colocar una ofrenda floral y alumnos de la escuela 33 “Maestro Héctor Ferrari” y del colegio Liberty School realizaron intervenciones alusivas a la fecha.

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