Escribe Ernesto Kreimerman: El odio se organiza y se hace transnacional

Casi todos los estadounidenses están cada vez más de acuerdo en una sola cuestión, que lo involucra todo y a todos sin excepciones: el país está próximo, o ya está transitando, un período de cambios profundos, cuyo destino hoy es impredecible, pero hay consenso en que es imprescindible. Y las condiciones para ello surgen del agotamiento de un modelo de equilibrios que se ha desgastado, que ha perdido su capacidad de encantar, ya sea por la tentación económica del ascenso social o ya sea por la transformación hacia un modelo inclusivo y democratizador.

Desde hace ya muchos años, por lo menos explícitamente desde 2020 pero en sentido estricto las alertas empezaron antes, las tendencias autoritarias de Trump se integraron a su discurso más beligerante, más provocador, y que sirvió de base homogeneizante para la constitución de su plataforma de alianzas, para su estrategia de acumulación.

Un hito en ese camino lo constituyó su discurso en la Convención Nacional Republicana, de agosto del 2020. En ese ámbito, contextualizando el momento político como el del mayor desafío de la historia de los Estados Unidos, Trump lanza ocho afirmaciones cuyo sentido, a pesar del paso del tiempo, mantienen vigencia.

Afirmación 1: “Si le otorgan el poder a Joe Biden, la izquierda radical quitará fondos a los departamentos de policía en todo el país”.

Afirmación 2: “Ya hemos construido 300 millas (482 kilómetros) de muro fronterizo”.

Afirmación 3: “En los últimos tres meses, hemos obtenido más de 9 millones de empleos, un nuevo récord”.

Afirmación 4: “Estados Unidos tiene de las tasas de letalidad (por coronavirus) más bajas de cualquier país importante del mundo”.

Afirmación 5: “Él (Joe Biden) ha prometido un aumento de U$S 4 billones en impuestos a casi todas las familias estadounidenses”.

Afirmación 6: “Aniquilamos 100% del califato de EI”.

Afirmación 7: “Siempre, y de la manera más enfática, protegeremos a los pacientes con condiciones preexistentes, y esa es una promesa de todo el Partido Republicano”.

Afirmación 8: “Nuestros socios de la OTAN, como ejemplo, estaban muy rezagados en sus pagos de defensa. Pero ante mi fuerte presión, acordaron pagar U$S 130.000 millones más al año”.

¿QUÉ HAY DE CIERTO EN TODO ESTO?

Veamos; Afirmación 1: Trump no se cansó de afirmarlo y Biden de negarlo. Es más, en su programa de acción inmediata había anunciado 300 millones de dólares adicionales para revitalizar la vigilancia comunitaria. Pero incluso hasta los medios ignoraron lo que Biden escribió al respecto en reiteradas ocasiones.

Afirmación 2: La frontera con México es de más de 3.200 kilómetros y al momento del debate en cuestión ya habían sido construidos 442 kilómetros. Trump en su período apenas agregó 48 km, 40 de ellos correspondientes al denominado “muro secundario”. En su gobierno se hizo mantenimiento de 394 kilómetros, pero nuevos solo 48.

Afirmación 3: La afirmación de Trump es cierta (creación de 9 millones de empleos), pero omite un dato de la realidad que cambio el significado: que en los meses previos se habían perdido 22 millones de puestos de trabajo.

Afirmación 4: EE. UU. tuvo el total más alto de muertes por COVID-19 en el mundo, más de 180.000 a 28 de agosto de 2020. En cambio, es cierto que la tasa de letalidad, o sea, cuántos han muerto de los que han dado positivo por coronavirus, ha sido baja pero no la más baja. Mejores datos se vieron en Noruega, Japón, Corea del Sur, por ejemplo.

Afirmación 5: Biden impulsó cambios en la política tributaria, poniendo énfasis en que esa mayor carga debía siempre recaer entre quienes contaban con los mayores ingresos. El punto aquí es que esta política de Biden se focalizaría en la quinta parte de hogares con mayores ingresos, a lo que Trump, desoyendo esa condición de la medida, repitió todo el tiempo que la mayor carga fiscal recaería “en casi todas las familias estadounidenses”.

Afirmación 6: Es cierto: La alianza militar liderada por EE. UU. arrolló al grupo en su último bastión en Siria, en marzo de 2019. Pero en todo momento, el Pentágono ha advertido que “el grupo todavía es una amenaza”.

Afirmación 7: Este punto es realmente extraño. Esta obligación es parte de la significativa legislación del presidente Obama, del Acta de Cuidado Asequible, que en su versión mediatizada se conoce como “Obamacare”. Esto es lo que Trump y todo el partido republicano desean derogar. Y dicen, sin explicar cómo, que habrán de obligar a las seguradoras a asegurar cobertura a las personas con condiciones preexistentes. Sin embargo, no dicen cómo lo harán ni cuándo. Suena mucho más a “una salida por la tangente”, que a un propósito de campaña política.

Afirmación 8: En realidad, como en casi todas las afirmaciones anteriores, son un híbrido entre algo de verdad y mucho de simulación o mentira. Para empezar, los datos que menciona Trump son los acordados en 2016 y que se agregarían a partir del 2024, lo que constituye un grave error si no fuera que es tan grueso que sólo se explica por el deliberativo interés de acomodar la realidad a su antojo.

AMENAZAS A LAS LIBERTADES

En este 2024, la mitad del planeta irá a las urnas. Por caso, vota los Estados Unidos, la Unión Europea y también Uruguay. En total, 70. A saber, elecciones al Parlamento Europeo; presidenciales en Estados Unidos. También en India, Pakistán, Indonesia, Brasil, Bangladesh, Rusia y México. Y por aquí, internas legislativas y presidencias con posible segunda vuelta.

Este año 3.994 millones de personas ejercerán su derecho a votar a quienes dirigirán gobiernos y legislativos de sus respectivos países.

En una primera mirada, la confirmación de la democracia debería constituir, por lo menos, una alegría. Sin embargo, el clima democrático en casi todos los países del mundo se ve opacado ante la presencia de factores autoritarios, núcleos de conspiradores, distintas formas de avasallamiento, que nos habla de democracias esclerotizadas, y seriamente amenazadas.

Es que vivimos el tiempo de las falsas narrativas, de las teorías conspirativas, del odio aceleradamente esparcido por canales tradicionales y por medios tecnológicos, que se han convertido en una amenaza tangible, concreta, y cada vez más global.

Pero aún antes, han transformado a nuestras democracias en modelos de gestión de poder en disputa, con estrategias opacas, de desgaste institucional y relaciones crispadas. Con asesores extranjeros, casi anónimos, donde la ética y las buenas prácticas profesionales no cuentan, surgen del anonimato.

No es nuevo, cierto. Pero el salto tecnológico de los últimos años, que ha diluido la importancia de lo espacial en beneficio de la invisibilización de los espacios soberanos cediendo buena parte de sus prerrogativas como entidad jurídica superior, lo ha acelerado escandalosamente.

La más intensa globalización ha venido de la mano de unos cambios sustanciales en el concepto de soberanía. Ello se expresa en el deterioro del multilateralismo, en los límites de las jurisdicciones territoriales en beneficio de la invisibilidad jurídica para las corporaciones. Un proceso de concentración de la riqueza que va dividiendo las expresiones de interés en dos bandos, una reducción binaria. Aún en disputa, en elaboración de sus discursos, en los vectores de convergencia político-social, hay una estrategia confrontativa que se ha internalizado aceleradamente.

El futuro de una democracia redefinida, más profunda, solidaria y liberal se juega en este 2024. No es la última batalla, pero es significativa.

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