La Organización de Naciones Unidas y el Reino del Revés

La artista argentina María Elena Walsh (1930-2011) es autora de varias canciones que forman parte de la memoria de todos aquellos que cantaron y disfrutaron de sus ritmos pegadizos y de sus letras cargadas de enseñanzas y mensajes. Una de las más recordadas hace referencia a un hipotético “Reino del revés” donde todo carece de sentido y contradice la lógica tal como la conocemos. A modo de ejemplo, un pasaje de esa obra expresa: “Me dijeron que en el Reino del Revés / Nada el pájaro y vuela el pez”.

Lamentablemente, en los últimos tiempos la Organización de Nacionales Unidas (ONU) ha transformado en realidad el reino al cual se refería María Elena Walsh y fruto de ello muchos países que violan los derechos humanos gozan de una total impunidad cuando no de un indisimulable apoyo la propia ONU. En efecto, tal como fuera informado por la prensa, en los últimos días la Comisión de la ONU sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) nombró por unanimidad a Arabia Saudita para presidir su 69º período de sesiones en 2025. La CSW está compuesta de 45 países miembros de la ONU. A fin de asegurar una representación justa, los miembros de la CSW se eligen según criterios geográficos: hay 13 miembros de África, 11 de Asia, nueve de América Latina y el Caribe, ocho de Europa Occidental y otros Estados, así como cuatro de Europa del Este. De acuerdo con el portal de noticias CNN, antes de esa decisión, la directora adjunta de Trabajo de Incidencia de Amnistía Internacional, Sherine Tadros, criticó a Arabia Saudita por su notorio trato a las mujeres. “La Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer tiene un mandato claro para promover los derechos de las mujeres y la igualdad de género y es vital que el presidente de la comisión lo defienda. El pésimo historial de Arabia Saudita en lo que respecta a la protección y promoción de los derechos de las mujeres pone de relieve el enorme abismo entre la realidad vivida por las mujeres y las niñas en Arabia Saudita y las aspiraciones de la comisión”, dijo Tadros el viernes. “Arabia Saudita no puede demostrar su compromiso con los derechos de las mujeres simplemente asegurándose un papel de liderazgo en la comisión. Debe demostrar su compromiso a través de acciones concretas a nivel interno”, añadió la representante de Amnistía Internacional.

Uno de los puntos más preocupantes y lamentables de la designación de Arabia Saudita es que se realizó por “aclamación”, sin que surgieran candidatos rivales ni voces en contra durante la reunión anual que la CSW celebró en el pasado mes de marzo en la ciudad de Nueva York. Ninguno de los países allí presentes fue capaz de manifestar su diferencia con el criterio de la mayoría y por ello serán responsables también del fuerte espaldarazo político que esta designación implica para un país que históricamente ha sido un triste ejemplo mundial en lo referente a la violación de los derechos humanos de toda su población, especialmente en el caso de las mujeres. Según el portal de noticias Magazine Office “Arabia Saudita es una monarquía absoluta donde la familia real gobierna según una interpretación ultraconservadora del islam. Ocupa el puesto 132 entre 146 países en el informe de 2023 de la Fundación del Foro Económico Mundial (FEM) sobre igualdad de género. (…) Se reprimen las críticas y las demandas de más derechos. Amnistía escribe en un informe sobre el caso de una madre de dos niños que defendió los derechos de las mujeres en X durante su tesis doctoral y, por ello, fue condenada a 27 años de prisión. En 2018, Mohammed bin Salman hizo arrestar a activistas liberales como la activista por los derechos de las mujeres Loujain al-Hathloul. En ese momento ella exigió el derecho a conducir un automóvil. Al-Hathloul fue liberada en 2021, pero no se le permite salir del país”.

Resulta oportuno recordar que hace algunos años el mundo fue sacudido por la muerte del periodista de Jamal Khashoggi, quien fue asesinado por agentes sauditas en el interior del consulado de Arabia Saudita en Estambul en 2018. Según el portal de noticias BBC “Jamal Khashoggi, crítico del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, fue visto por última vez entrando al consulado saudita en Estambul el 2 de octubre de 2018, donde había ido a buscar algunos documentos necesarios para casarse con su prometida. (…) La entonces relatora especial de la ONU, Agnes Callamard, concluyó que Jamal Khashoggi fue “asesinado brutalmente” dentro del edificio del consulado por un equipo de 15 agentes enviados desde Riad, la capital saudita, y que su cuerpo fue desmembrado.

Queda claro entonces que, en el “Reino del Revés” de la ONU los violadores contumaces de los derechos humanos como Arabia Saudita siguen accediendo a puestos de relevancia que de alguna manera operan como agua bendita para lavar sus pecados y un frondoso historial de atropellos a la dignidad de hombres y mujeres. Esos triunfos diplomáticos del Estado saudí tienen una inmediata traducción beneficiosa en el escenario político global y poco a poco se logra “lavar la cara” del régimen y construir un supuesto “respeto internacional” basado en la mentira y maniobras de distinta naturaleza y entidad, siempre con lo “políticamente correcto” como norte. Teniendo en cuenta la actitud asumida por la ONU en este y en otros casos similares, se entiende porque dicha institución es objeto de numerosas críticas provenientes de todo el mundo por su falta de ejecutividad, negociaciones diplomáticas de dudosos propósitos, descrédito y corrupción. Como ha señalado la académica española Raquel Barras Tejudo, “Las Naciones Unidas actualmente no responden a los intereses de las propias Naciones Unidas, sino que van en función de los intereses de los Estados” (…) “Estamos en un momento de transición sistémica, de cambio a nivel internacional, y la ONU corresponde a un mundo que ya no existe. ¿Qué mundo es ese? El que vino después de la Segunda Guerra Mundial” (…) la ONU “una institución rota que a veces funciona”. Asimismo, existen diversas críticas a las denominadas “operaciones de mantenimiento de la paz (OMP)”. Aunque entre 1948 y 1988 la ONU sólo puso en marcha quince OMP, éstas experimentaron un espectacular aumento con el final del enfrentamiento Este-Oeste. Entre 1988 y 2015 se crearon 56, con éxitos variables. Hasta el propio expresidente norteamericano Donald Trump criticó la “burocracia y mala gestión” de la ONU. “Naciones Unidas tiene un potencial tan grande, pero ahora mismo es tan sólo un club de gente que se junta, habla y la pasa bien. ¡Tan triste!”

En este contexto, hechos como los ocurridos en Haití, Ucrania, Yemen, República Centroafricana, la antigua Yugoslavia, Siria, Irak, Ruanda, Palestina, deben ser vistos como ejemplos de la dolorosa herencia de una organización obsoleta, inoperante y autocomplaciente en la cual unos pocos burócratas se enriquecen sin cumplir con los objetivos que deberían alcanzar. ´
Que Arabia Saudita presida la Comisión de la ONU sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer es una clara y lamentable muestra de ello.

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