Johan Galtung (Oslo, 1930 – 2024), sociólogo y matemático, ha sido uno de los más importantes pioneros en la investigación de la cultura de la paz, que lo llevó a aportar sistematización y análisis a la forma en que entendemos y practicamos la resolución de conflictos. Su aporte a la investigación y docencia sobre conflictos sociales contemporáneos lo llevó a formular el Método Transcend para afrontar el conflicto. Fue fundador de la Red Transcendental para la Paz, el Desarrollo y el Medio Ambiente.
Su compromiso se remonta al año 1959, al inicio del Instituto Internacional de Oslo para la investigación de la Paz y del Journal of Peace Research en el año 1964. Su producción académica y experiencia transformadora es vastísima, y sólida.
Perfil del conflicto
Hay cuestiones que van dentro de estos aportes que definen en Galtung el perfil o la identidad del conflicto. Son cuestiones metodológicas, a saber: i. el conflicto es crisis y oportunidad, ii. el examen de consulta el conflicto es un hecho natural, estructural y permanente en el ser humano, iii. El conflicto es una situación de objetivos incompatibles. iv, los conflictos no se solucionan, se transforman. v. el conflicto implica una experiencia vital holística. vi. el conflicto como dimensión estructural de la relación. Y vii. el conflicto como una forma de relación de poderes. El matemático y sociólogo noruego ha señalado que una teoría de los conflictos, no sólo debe reconocer si los conflictos son buenos o malos; esta deberá fundamentalmente ofrecer mecanismos para entenderlos lógicamente, criterios científicos para analizarlos así como metodologías (creatividad, empatía y no violencia) para transformarlos”.
Multidimensionalidad
Tras desarrollar su “Triangulo de la violencia” Galtung aportó una serie de aspectos que el trabajador por la paz debe atender, hacer propios, para poder resolver adecuadamente un conflicto. En particular Galtung exige un cuidadoso análisis del conflicto para poder entender su multidimensionalidad.
Entonces, Galtung identifica tres dimensiones de la paz que son necesarias para lograr un estado pacífico: paz negativa, paz positiva, paz cultural.
Paz negativa: se refiere a la ausencia de violencia física, como guerras o actos de terrorismo. La paz negativa es el primer paso para lograr la paz verdadera, pero no es suficiente por sí sola.
Paz positiva: se refiere a la presencia de condiciones sociales y económicas que permiten una vida digna y justa para todos los individuos y grupos. Esta dimensión de la paz implica la eliminación de la pobreza, la discriminación y la opresión.
Paz cultural: se refiere al respeto y valoración de las diferencias culturales y la promoción de la diversidad. La paz cultural es necesaria para fomentar la comprensión y la cooperación entre los individuos y grupos de diferentes culturas.
Cultura de paz
Uno de los aportes más significativos de Galtung ha sido el de apostar en la generación de una cultura de paz en la que se forjen mecanismos pacíficos para resolver un conflicto sin recurrir a la violencia. Dicho con las mismas palabras que Galtung, que se trate de una cultura basada en la no violencia, la empatía y la creatividad.
Firme en sus convicciones, consideraba que la democracia es el mejor sistema para crear una cultura por la paz, más allá de que tenga algunos defectos, los que se atenúan merced a la existencia de los derechos humanos. Por ello concluye, que la democracia conlleva cierto grado de violencia estructural. Y aunque ello no es bueno, esa ponderación deja al desnudo que esas cuestiones son más benévolas que en otros sistemas de gobierno.
La imaginación…
“La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado, la imaginación rodea el mundo”. Así lo ha explicado con fundamento: la cuestión del conocimiento, de lo imaginario, es útil en la medida que permite que una sociedad se comprenda y resignifique sus valores. También puede expresarse que ello es en la medida que hace posible la invención de lo social y de la sociedad.
Cornelius Castoriadis, pensador griego del siglo XX, ha sido quien volvió a ubicar como parte esencial de los problemas, una cuestión que viene de los albores mismos de la filosofía, que es la imaginación. Es más, podemos sostener que, sin el asunto de la imaginación dentro del cuerpo filosófico de Castoriadis, la expresión de su corpus de reflexiones y pensamientos en torno al individuo y la sociedad nos hallaría perplejos. Y este es un fondo de la cuestión: “precisamente, la imaginación es la base de todo su pensamiento… desde ella va a criticar el proyecto de la modernidad, ya que en éste la imaginación queda por fuera; y, a su vez, con la misma intensidad va a construir las condiciones de posibilidad de un individuo y de una sociedad autónomos y deliberantes”.
La paz hoy
“La paz no es únicamente la ausencia de guerra o violencia, sino el fortalecimiento de los aspectos positivos que la edifican, como son la armonía, la cohesión, la colaboración y la integración” escribió Johan Galtung.
La afirmación es una visión anticipada de lo que el mundo vendría a vivir recién en la era de Trump. Pero esta concepción se base en algo más elaborado, un tanto más sofisticado. La consigna estratégica, la mirada más profunda, tiene su resumen en un texto del propio Galtung. Se condensa de esta manera: “Paz por medios pacíficos; paz y conflicto, desarrollo y civilización”.
Ningún anuncio de paz en estos años de Trump ha estado motivado por unos objetivos, un recorrido de negociación como resultado de ir avanzando en resolver situaciones que van abriendo camino ordenadamente. Todo allí ha sido presentado tal cual fenómeno mágico, por generación espontánea, ocurrencia del inspirador cuyos propósitos se desvanecen inmediatamente después de formulados. Es decir, titulares de un marketing insensato que a lo más ha llegado con una sensata insensatez: la paz como ausencia de guerra o de violencia. Y la paz, es otra cosa. Tiene otro compromiso con la vida.
Cuando después de meses sembrar la tierra de muerte y destrucción, Trump y algunos distraídos aliados anunciaban unos acuerdos para detener la guerra en Gaza y todo lo que ello conlleva, aquello fue visto con sabor a poco, a una cuestión superficial. Y si bien es cierto todo ello, tampoco era negativo el hecho de alcanzar una situación de no guerra, por una reducción momentánea de muertes. Lo pésimo y de escaso valor político e incluso moral, fue pretender que esa situación pretendiera presentarse como un acuerdo de paz.
No lo fue ni lo es. Tampoco es una suspensión temporal del estado belicoso entre las partes. Apenas es un estado de violencia contenida. Cuando faltan apenas unas semanas para que recordemos el segundo año del fallecimiento (17 de febrero) de Johan Galtung, es una buena oportunidad para reaprender de este científico que dedicó su vida a fundamentar un corpus doctrinario para tomarse enserio la búsqueda de la paz, que es algo más complejo que unas fotos y unos textos para presentar como parte fugaz de una práctica efímera y olvidable de un marketing de baja calidad.