Paysandú y los bomberos voluntarios

El incendio producido el viernes pasado en la zona céntrica de la ciudad de Paysandú ha exigido un enorme esfuerzo tanto de los bomberos locales como los llegados desde las ciudades de Colón y de Salto, así como de los funcionarios de la Policía Nacional. Si bien se trata de un fenómeno de dimensiones un tanto inusuales para nuestro departamento, representa una oportunidad para reflexionar sobre la importancia que tiene la actividad desarrollada por los bomberos tanto en la capital departamental como en las distintas localidades del interior. Áreas de actividad específica como el comercio, la industria o la forestación requieren una adecuación de los recursos humanos y materiales con la que cuentan actualmente el cuerpo de bomberos local. A esta realidad debe sumarse los nuevos edificios que se están construyendo en nuestra ciudad con especial destaque de la llamada “Torre de la Defensa” cuya altura impone adoptar desde ya las medidas necesarias para atender esa nueva obra.
Con tal finalidad, y a los efectos de lograr mejorar la capacidad operativa y de respuesta del destacamento de bomberos sanducero, podría recurrirse a la figura de los bomberos voluntarios ya que la normativa vigente autoriza a la Dirección Nacional de Bomberos (DNB) a crear grupos de Bomberos Auxiliares con ciudadanos que deseen cooperar en planes de ayuda o activamente en el combate de los siniestros. Las tareas de estas personas se realizan gracias a la posibilidad que tiene la DNB de constituir grupos de ciudadanos que, con carácter voluntario, desempeñen tareas de apoyo tanto en la faz preventiva como en la faz ejecutiva de la policía del fuego. Estos grupos no son autónomos, y cumplen tareas siempre bajo supervisión directa o inmediata de funcionarios de la DNB cooperando con éstos. Los bomberos voluntarios están sometidos a una serie de reglas, por ejemplo: a) su desempeño tiene carácter honorario ya que el Estado no servirá ninguna contraprestación al voluntario (si fuere menester, de acuerdo a las circunstancias, al voluntario se le brindará alimentación y alojamiento, b) no tiene grado ni denominación jerárquica y no puede usar uniforme, excepto la vestimenta que autorice la DNB la que, de acuerdo a las posibilidades presupuestales, deber ser claramente distinguible o diferenciable de la de sus funcionarios, c) si bien se encuentran sometidos a las normas de conducta que establezca la DNB, no se les aplican el régimen disciplinario establecido para los funcionarios policiales, y d) las contingencias de las tareas que desempeñen están cubiertas por un seguro de accidentes contratado con el Banco de Seguros del Estado.
En una columna de agosto del presente año publicada en el periódico español “Voz de León”, el bombero voluntario Alfonso Fernández García reflexionaba sobre el papel de sus colegas en la siguiente forma: “En el país que más fama tienen los bomberos, como es Estados Unidos, resulta que el 70% de los bomberos son voluntarios. Es decir, de 1.150.000 bomberos que hay, 812.000 son voluntarios, y de estos el 94% atienden a comunidades de menos de 25.000 habitantes o lo que es lo mismo, 26.000 parques de bomberos o estaciones, como allí se llaman, son totalmente de bomberos voluntarios. (…) En Francia el 78% de los bomberos son voluntarios, solo el 17% son profesionales civiles y el 5% son militares. Además, cuentan con casi 12.000 sanitarios y en su mayoría, el 95% son voluntarios y entre estos existen médicos, farmacéuticos, enfermeros, psicólogos y veterinarios. Se trata de ciudadanos que libremente desean participar en labores de emergencias y que sacrifican parte de su tiempo en servir a la comunidad en su localidad. (…) Las personas que viven en zonas rurales tienen todo el derecho a estar protegidas en casos de incendios, pero existe la imposibilidad económica de hacer parques de bomberos profesionales en zonas rurales porque los recursos económicos son limitados.  Y así lo han entendido los países antes mencionados, que en mi opinión están más avanzados socialmente que nosotros”. Los ejemplos antes mencionados la importancia que los bomberos voluntarios tienen en países mucho más desarrollados y con más recursos que el nuestro, donde además no sólo se incentiva esa participación voluntaria en ese y en otros ámbitos como el cumplimiento de deber comunitario sino que además quienes lo hacen son valorados y destacados por la sociedad en reconocimiento a su generosidad y compromiso.
Los bomberos voluntarios de Salto, por ejemplo, han colaborado en incendios estructurales, grandes incendios forestales, inundaciones y tormentas. Además de actuar en Salto, a las pocas horas del tornado de Dolores iniciaron un operativo de apoyo. Como lo indicaron oportunamente sus representantes a nuestro diario, “Se trabaja en apoyo a los bomberos profesionales de la Dirección Nacional de Bomberos, en lo que se denomina área fría, actuando en tareas de abastecimiento, emplazamiento de escaleras, ayuda con equipos de protección personal y comunicaciones”. Contar con una plantilla relevante de bomberos voluntarios serviría para poder destinar a recursos materiales (autobombas, carros, escaleras mecánicas, etcétera) los valiosos fondos que hoy se vuelcan en salarios de los funcionarios pagos de la DNB. Sin perjuicio de ello, debe quedar en claro que no se trata de una idea orientada a suplantar a los bomberos profesionales por voluntarios, sino que la finalidad es la de reforzar el cuerpo, generar ahorros para volcarlos al mismo servicio y crear una sinergia en virtud de la cual la valiosa experiencia y conocimientos que poseen los primeros enriquezca a los segundos.
Para concretar que el aporte de los bomberos voluntarios sanduceros pueda sumarse a las tareas de la DNB, existe un valioso antecedente en la reunión celebrada el pasado mes de abril entre el entonces diputado de Paysandú y hoy intendente departamental Nicolás Olivera, con el ministro del interior, Jorge Larrañaga, y el director nacional de la Policía, Diego Fernández, en la cual, según expresó Olivera a la prensa “se hablaron de varios puntos, pero uno de ellos era Bomberos, y la falta de personal en todo el país, donde se estiman que se necesitarían 700 nuevos Bomberos, para cubrir vacantes muy necesarias, y Paysandú no escapa a esa realidad. Para comenzar a cubrir en cierta forma, estamos impulsando un plan piloto para que se aproveche que en Paysandú ya funcionan Bomberos Voluntarios, con su personería jurídica correspondiente, para incentivar a que puedan contar con más personas. Cómo lo dice la reglamentación en tareas accesorias que son muy importantes, sin estar en la primera línea y son personas que cuentan con una gran vocación de servicios. Dejamos planteado y presentado para que se trabaje dentro de los marcos legales”.
Resulta de vital importancia para nuestro departamento que el número de bomberos voluntarios sanduceros acompañe, tanto en número como en capacitación y materiales de trabajo, las necesidades actuales y futuras de nuestro departamento.
Incluso con la capacitación adecuada podrían ir más allá y desarrollar tareas en primera línea de fuego, como lo hacen los Voluntarios de Argentina, Estados Unidos u otros países que están más avanzados en este sentido. Se trata de un esfuerzo que sin duda contará con el apoyo de autoridades locales y nacionales, así como de toda la sociedad sanducera ya que sería una muestra más del “Espíritu de Paysandú”.