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Reflexiones acerca de los procesos de participación social

Culminando diciembre, mes de las personas con discapacidad, acudimos a los profesores Delia Bianchi y Francisco Morales Calatayud, del Polo de Salud Comunitaria, en la sede Paysandú del Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte, en procura de algunas reflexiones sobre el tema.
Los profesores consideraron que la cercanía de un fin de año atravesado por la pandemia “es un buen momento para reflexionar sobre la participación, entendida como las formas de tomar parte en decisiones de las cuestiones que nos importan, desde las cosas más mundanas, corrientes, hasta las más trascendentes y fundamentales para nuestras vidas y la de nuestras comunidades. Implica también las ideas que nos vamos haciendo sobre quiénes son los sujetos de la participación, de qué manera concebimos sus derechos a esa participación y los procesos de aprendizaje que esas experiencias nos ofrecen”.
En lo referido a las personas con discapacidad “la concepción del derecho a la participación ha ido modificándose de acuerdo a los cambios históricos, sociales y culturales de la humanidad” y esos cambios se expresan a través de los modelos conceptuales y del abordaje de la discapacidad”, indicaron. En ese sentido Bianchi y Morales Calatayud señalaron que fue el “modelo social” el que provocó “una profunda visibilización de las barreras que los entornos imponen a las personas con discapacidad, colocando el eje en la identificación y eliminación de los obstáculos que impiden la igualdad de oportunidades y la plena participación de las personas con discapacidad”.

HISTORIA

Desde una perspectiva histórica internacional se identifican, con el modelo social como impulsoras de cambios en la comprensión del componente social de la discapacidad, el Movimiento Vida Independiente, que desde la década de 1960 en Estados Unidos desarrollaron sus propios servicios de autoayuda entre estudiantes universitarios en situación de discapacidad. También el movimiento de Disabled Peoples International (DPI), que surgió a principios de los años 80, adoptando el lema “nada sobre nosotros sin nosotros”. “Estos movimientos colocan en la centralidad, la necesidad del protagonismo de las personas con discapacidad y de sus organizaciones en la toma de decisiones en las cuestiones que les competen e involucran, desplazando la perspectiva de los profesionales y de los familiares y recolocando el discurso de las personas con discapacidad como un discurso propio”, explicaron los profesores. “La construcción teórica del modelo social implica conceptualizar la condición de discapacidad, como una situación relacional, entre la persona y su entorno. En el entorno, la persona se enfrenta con barreras físicas y con estereotipos, limitaciones a la participación y restricciones para el desarrollo de actividades. Esta construcción del modelo social, tiene su correlato en el nivel político, configurando una cuestión de derechos humanos”, agregaron.

RECONOCIMIENTO

Para Bianchi y Morales Calatayud “uno de los principales cambios derivados de esta perspectiva es el énfasis creciente en el reconocimiento de las personas con discapacidad como agentes y beneficiarios del desarrollo de las sociedades en que viven, en lugar de considerarlas únicamente desde la óptica de los servicios biomédicos y el bienestar social”. En esa línea reafirmaron que Uruguay en materia legislativa, ratificó la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU, 2006) en 2008 (por medio de la Ley N° 18.418) y además en 2010 promulgó la Ley N°18.651 de Protección Integral para las Personas con Discapacidad. En definitiva y citando a las investigadoras en la temática María José Bagnato y Julia Córdoba concluyeron: “dar lugar a la opinión de las personas con discapacidad para la toma de decisiones, contribuye a romper con concepciones estigmatizadas que ubican a este colectivo como recepcionistas y no como protagonistas”. → Leer más