El salvavidas agropecuario

Entre los años 1611 y 1617 Felipe III (Rey de España y Portugal) también conocido como “Felipe el Piadoso” autorizó a Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias) a transportar y liberar una importante tropa de ganado vacuno y equino en las tierras al Este del Río Uruguay, las cuales habían sido calificadas “tierras sin ningún provecho”, ya que no se habían encontrado en las mismas yacimientos de oro ni otros metales preciosos. Hernandarias era nativo de Asunción y fue el primer gobernador criollo del Río de la Plata. En virtud de la referida introducción del ganado, Hernandarias es considerado el promotor de la riqueza ganadera de nuestro país, sellando para siempre nuestra economía que hasta el día de hoy reposa en gran medida en la exportación de carne vacuna y sus derivados, así como en otros productos resultantes de la actividad agrícola. Más de 400 años después de la llegada de esas tropas, Uruguay ha consolidado un importante sector agroindustrial que constituye el motor económico de la economía nacional, realidad que se encuentra fuera de toda discusión. Según fuera publicado por EL TELEGRAFO el 6 de noviembre de 2020, “Nuestro país ha logrado posicionarse como proveedor de referencia en el mercado internacional de productos agropecuarios, que también se ubican en los primeros lugares en el ranking de exportación de Uruguay. Esto se da como consecuencia de las ventajas comparativas del país, la experiencia histórica de trabajo en el sector, los estrictos controles sanitarios y la incorporación de tecnología en el proceso productivo. El sector agroindustrial representa el 82% del total de bienes exportados”.
En las últimas semanas el instituto Uruguay XXI ha dado a conocer el Informe de Comercio Exterior de nuestro país correspondiente al año 2020, el cual contiene un detalle pormenorizado de los principales sectores exportadores y sus variaciones, entre los cuales se destacan claramente los productos agropecuarios. De acuerdo con el informe referido, “Las exportaciones uruguayas de bienes, incluyendo las realizadas desde zonas francas, totalizaron U$S 8.076 3 millones en 2020, lo que implicó una caída de 12,5% respecto a 2019. Las menores exportaciones de los tres principales productos de exportación: celulosa, carne bovina y soja fueron claves en la caída, mientras que las ventas externas de arroz, productos farmacéuticos y trigo tuvieron una incidencia positiva en el total exportado. Inclusive las exportaciones de un producto no tradicional como el cannabis crecieron durante el año 2020. Según Uruguay XXI “Uruguay fue pionero en la región en el desarrollo normativo y del negocio, registrando las primeras exportaciones en 2019. En 2020 las exportaciones totalizaron U$S 7,3 millones, más que duplicando las ventas de 2019. Alrededor de 12 empresas registraron exportaciones, fundamentalmente de flores, y complementado por ventas de biomasa y semillas, además de Epifractán, una de las tres marcas de medicamentos en base a cannabis registrados en el país”. En 2020, Portugal, Suiza e Israel fueron los principales destinos.
El documento destaca que la reducción registrada en 2020 fue la mayor en la última década. La caída de las exportaciones es similar a la de 2015 (12% en la comparación interanual). En aquel entonces, el desplome de los precios de los commodities, y los magros desempeños de las economías de China, Brasil y Argentina explicaron la baja. En el 2020 “la reducción de las exportaciones de bienes se explica por la caída de los principales productos de exportación: celulosa, soja y carne bovina. En tanto, las colocaciones de arroz, productos farmacéuticos y trigo tuvieron un comportamiento positivo, aunque con un impacto menor en la evolución general del sector exportador. En este marco, la carne bovina fue el principal producto de exportación de 2020 con ventas que alcanzaron los U$S 1.585 millones, al tiempo que la República Popular de China se mantuvo como el principal destino para la carne con ventas externas que llegaron a U$S 766 millones”.
Si bien la permanencia de los efectos de la pandemia causada por el coronavirus COVID-19 tanto en Uruguay como en el extranjero constituye una amenaza al crecimiento de las exportaciones en el año 2021 (a lo cual se agrega la sequía que ha sufrido nuestro país), el informe destaca que el sector agrícola crecerá impulsado por el fuerte aumento de los precios internacionales de las materias primas. Entre éstos se encuentran la carne, la lana, los lácteos, la madera y celulosa. En cualquier caso, el informe estima que en 2021 las exportaciones uruguayas de bienes crezcan aproximadamente 7% como resultado de ese incremento de valores en el mercado mundial. Si bien estas noticias pueden resultar alentadoras (y de hecho lo son) no pueden ocultar una materia pendiente para Uruguay: la necesaria incorporación de valor agregado a los productos primarios que se exportan, como forma de generar más y mejores fuentes de trabajo en nuestro propio país en lugar de hacerlos en terceros países.
De acuerdo con un artículo publicado por el diario “La República” de Montevideo en el mes de agosto de 2019, “el sector agropecuario es el que produce mayores derrames hacia otros sectores de la economía”, conclusión a la que arriba un estudio publicado por las economistas uruguayas integrantes del equipo de Opypa-MGAP María Noel Ackermann y Ángela Cortelezzi sobre la importancia del sector agroindustrial en el empleo y la vocación productiva en las ciudades intermedias del Uruguay (localidades de más de 5.000 habitantes sin incluir Montevideo y Zonas Metropolitanas). Entre otros datos de interés, las investigadoras señalan que trabajan en el sector agropecuario 150.000 personas entre productores y asalariados y 85.000 trabajan en industrias y servicios vinculados, concluyéndose que el 25% del PBI se vincularía a la cadena agropecuaria, incluyendo industria y servicios. Asimismo, se destaca que por cada dólar adicional de demanda que recibe el sector agropecuario se generan en la economía 6,22 dólares adicionales, por lo que el sector agropecuario es el que produce mayores derrames hacia otros sectores de la economía.
Lo mencionado anteriormente deja en claro que la actividad agropecuaria continúa representando un sector vital de las exportaciones uruguayas, sin perjuicio del deseable crecimiento de otras tales como la informática o el sector de servicios globales. No se trata de plantearnos falsas oposiciones entre sectores que confirman, refuerzan y fortalecen el perfil exportador de nuestro país –único camino cierto y sostenible para el crecimiento de la economía nacional– sino de reconocer la importancia que la primera de las nombradas posee para Uruguay. Tal como sucedió luego de crisis del año 2002, Uruguay encontrará su camino de recuperación económica post pandemia de la mano del sector más antiguo del quehacer nacional, que hoy en día está llamado a ser el salvavidas productivo del Uruguay: la agropecuaria.