Postales del verano Paysandú 2021

Llegaron, dejaron sus bicicletas, se prepararon. Él se colocó de espaldas y levantó sus piernas. Ella se colocó sobre él, apoyando su abdomen en sus piernas. Parecía una acrobacia. Pues, algo así, aunque más complejo. Se trata de acroyoga, que se practica con otra persona o con varias a la vez. Al estar en conexión con más de un cuerpo, se fomenta la concentración, el equilibrio y la confianza en las personas.

Pasó San Valentín, llegó carnaval pero nadie lo celebró y el mes más corto del año ingresa en sus últimos días. Febrero. De pronto queda claro que los últimos días de descanso, de pasar las horas en la arena, de disfrutar de una larga noche de asado en la playa están a punto de culminar.
Por supuesto, en marzo –si el tiempo caluroso se mantiene– alguna escapada a la playa o a un arroyo seguramente se podrá realizar. Pero con marzo llegan las clases. Los niños y jóvenes deben –quizás– levantarse temprano para concurrir, la actividad de la casa se transforma. El tiempo se torna más escaso. Y, de hecho, el verano comienza lentamente a hacer sus valijas, porque ya vendrán las hojas tomarán un color ocre y luego se separarán de los árboles, con el ingreso del otoño.
Así que a redoblar esfuerzos, a disfrutar de estos últimos días de febrero, sin olvidar la pandemia. Y –vaya curiosidad– ayer 20 de febrero fue el Día Internacional del Pangolín, uno de los más extraños mamíferos de los que pocos habíamos escuchado hablar hasta que se lo vinculó como nexo que provocó el coronavirus.

Mientras muchos disfrutan de la playa y sus cercanías, algunos se dedican a la imprescindible tarea de mantener limpieza toda esa zona. Es cierto, probablemente cada usuario debería preocuparse de dejar limpio el lugar donde estuvo, pero la forma de asegurarse de una efectiva limpieza, es con la participación de estas diligentes trabajadoras.
En su patineta eléctrica de tres ruedas, Micaela Medina recorre tranquilamente la zona costera. Muy liviana, con un pequeño motor eléctrico y los controles en el manubrio, tiene todo el tiempo para disfrutar del paisaje y del ambiente.
Lo importante es estar juntos. De pie en el río y cerca de la orilla, miran hacia el puerto. Tantos veranos compartidos, toda una vida juntos. Una imagen en la que el amor está presente, con la tranquilidad que traen los años.
Lejos de la playa, pero en pleno descanso, disfrutando el placer de las cosas simples. Un par de sillas plegables, el mate infaltable y la mirada en los niños de la familia, que juegan en una estructura de madera, en el aeropuerto internacional Tydeo Larre Borges, que tiene un área verde extensa y bien cuidada.
En plaza Varela, después que fuera renovada con nuevas estaciones de juegos y más bancos durante la pasada Administración, se ha visto más concurrida, especialmente los fines de semana de verano. Los niños tienen para divertirse con toboganes, escaladores, aéreos, mientras padres o familiares conversan animadamente.
Mayra Hernández gusta de ciertos rincones algo agrestes de la zona costera. Con su espléndida sonrisa, disfruta de su propio rincón en la playa.