Pero también es muy importante para la raza saber que más de medio centenar de yeguas completaron los 750 kilómetros de la 50ª Marcha, demostrando una vez más las virtudes de rusticidad, poder de recuperación y resistencia de la raza.
Pero lo que estuvo claro en los últimos kilómetros de la Marcha, y fundamentalmente sobre la meta –donde más de 300 personas aguardaban el final de la prueba– fue que el recuerdo de Gustavo estaba latente.
Más allá que en los últimos kilómetros, la yegua de La Invernada quiso acortar la diferencia de casi 2 minutos que le llevaba la yegua de la cabaña sanducera, Gonzalo tenía controlada la prueba, con la experiencia de haber ganado ocho marchas, pero también haber estado en los tres primeros lugares en todos los años que participó –solo abandonó en dos oportunidades–, y conociendo el ejemplar que montaba.
Dejó que quien pasara en primer lugar la meta en la última etapa en la Agropecuaria de Salto, hiciera el desgaste, y llegó con tranquilidad a culminar la exigente prueba.
Minutos después de haber pasado el control sanitario de “Roseta Rumbeadora”, dijo a EL TELEGRAFO que hace unos años “cuando queríamos agarrarla ella disparaba y papá me decía algún día te voy a ver correr la Marcha y la vas a tener que dejar correr. Y bueno, el viernes de tarde cuando hice la diferencia me acordé, la dejé correr. Y así fue, nunca usé fusta ni espuelas, sólo había que sostenerla en su gran impulso”, reconoció Gonzalo, emocionado.
El ganador de la Marcha de Oro reconoció que fue muy dura, “lo refleja el porcentaje alto de abandonos, pues es una competencia más rápida tras la modificación del reglamento”. Sobre la “Roseta”, dijo que “viene con dos años de Enduro, más el año pasado que se suspendió, por lo cual tenía buena preparación y nosotros expectativas”.
Pero además, es de genética ganadora de marchas, su madre ganó la Marcha en Minas, una hermana entera lo hizo en la Marcha de Salto, y su padre es un hijo de Xingú La Invernada, “un pedigrí consistente en marchas, acompañado de la morfología que nos gusta”, dijo Gonzalo.
En la categoría para ejemplares menores de 7 años, La “Canela del Paso”, de cabaña “Paso del Horno” de John Moor, con Diego Moor de jinete, ratificó la diferencia que sacó en las etapas libres y se quedó con la categoría, llegando incluso “con aire”.
“Impresionante, estamos muy felices, porque además hay mucha gente todos los días, mi padre, mi hermano, el herrero, la gente que la cuida, estoy muy emocionado y contento con la yegua que tenemos”, dijo Diego Moor que ganó en una categoría muy peleada. Aseguró que “esto motiva mucho, desde adentro de la competencia se vibra mucho más”.
EN TIEMPO RÉCORD
No sólo se bajó el tiempo de marcha sino que, tras el impasse del año pasado por la pandemia, se pudo concretar esta prueba de comportamiento de la raza Criolla que permite seleccionar no sólo los mejores caballos, sino que integra más jinetes, inculcando valores de pasión a la raza.
Además de los jinetes tradicionales, Diego De Brum, presidente de la Sociedad de Criadores de Caballos Criollos del Uruguay (Scccu), resaltó que hubo más de 20 debutantes, 7 de ellos entre 16 y 18 años. “Esto nos llena de orgullo, por cuanto refleja que la pasión por la Marcha sigue intacta”.
