Así como la trazabilidad del ganado vacuno nos ha permitido mejorar en eficiencia y eficacia los agronegocios –además de agregar valor a un producto tradicional de exportación–, otras formas de trazabilidad se están explorando y poniendo en práctica en el mundo para mejorar no solo la ecuación económica sino la calidad de vida en el planeta.
Un claro ejemplo es la búsqueda de trazabilidad para los residuos que generamos diariamente, en ocasiones con escasa conciencia y mucho descuido sobre su disposición final y las posibilidades de disminuir su generación a través del reciclado o la reutilización.
El mundo produce la escalofriante suma de 2010 millones de toneladas de desechos sólidos municipales al año y el 30% no se gestiona adecuadamente, según el Banco Mundial. Tomando en cuenta sólo al plástico, según la misma fuente, antes de la pandemia se generaban 242 millones de toneladas de desechos plásticos, lo que equivale ni más ni menos que al peso de casi 3 millones y medio de ballenas azules adultas.
En los países de Latinoamérica y el Caribe la situación varía bastante entre un país y otro y las áreas rurales y urbanas, dado que algunas de estas últimas tienen coberturas de recolección de casi el 100% con disposición final en rellenos sanitarios adecuados, mientras que en otras partes el servicio de recolección es muy poco eficiente y es la propia población la que mayormente se deshace de la basura enterrándola, arrojándola en cursos de agua o quemándola a cielo abierto, todas prácticas muy nocivas para la calidad de los ecosistemas y que generan diferentes tipos de contaminación.
“La gestión inadecuada de los desechos está produciendo la contaminación de los océanos del mundo, obstruyendo los drenajes y causando inundaciones, transmitiendo enfermedades, aumentando los afecciones respiratorias por causa de la quema, perjudicando a los animales que consumen desperdicios, y afectando el desarrollo económico, por ejemplo, al afectar al turismo”, afirmó Sameh Wahba, director de Desarrollo Urbano y Territorial, Gestión de Riesgos de Desastres, y Resiliencia del Banco Mundial.
En Uruguay se generan más de 4 millones de toneladas de residuos de todo tipo al año (no solo domiciliarios), siendo el enterramiento el principal destino de estos residuos. En ese marco, la trazabilidad de los residuos uruguayos se plantea como un desafío en el camino hacia un Uruguay “más circular”.
El Ministerio de Ambiente entiende que a pesar de los esfuerzos realizados, la gestión de residuos a nivel nacional es inapropiada y el enterramiento es el principal destino final de los mismos.
En particular, la generación anual de residuos especiales reglamentados o en proceso de reglamentación bajo la responsabilidad extendida al productor/importador (REP) asciende a 142.501 toneladas, de los cuales la fracción de envases posconsumo es de 84.000 toneladas, residuos de aparatos eléctricos y electrónicos 37.634 toneladas, neumáticos fuera de uso 12.867 toneladas, baterías plomo ácido 5.000 toneladas y envases agroquímicos 3.000 toneladas.
La reciente convocatoria a empresas en el marco de un fondo concursable para la financiación de proyectos innovadores que permitan plantear soluciones, expresa que “los procesos de reciclado y valorización de residuos actuales resultan incipientes y se realizan en gran medida a través de canales informales, siendo elevada la cantidad de clasificadores que realizan la tarea en condiciones de alta vulnerabilidad y exclusión”.
Agrega que los datos asociados al flujo de residuos y a las operaciones que se derivan de su gestión se obtienen integrando información directa e indirecta que en general es parcializada, caracterizada por altos niveles de incertidumbre en la mayoría de los casos.
Por otra parte, hasta el momento no se cuenta con un sistema de gestión que permita asegurar la trazabilidad de las operaciones y a su vez, el control de ellas involucra un esfuerzo muy significativo, que repercute en un alto costo y baja eficacia.
Se entiende también que para potenciar la transformación de residuos a recursos es necesario trabajar en los procesos de segregación en origen, recolección selectiva y en fortalecer las capacidades nacionales de reciclado para que efectivamente se puedan obtener materiales de calidad que puedan inyectarse nuevamente en los ciclos productivos.
La referida convocatoria, realizada por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) en conjunto con la Red Latinoamericana de Agencias de Innovación (Relai) procura soluciones de trazabilidad que permitan hacer seguimiento de la gestión de residuos en todo el proceso, desde la generación, el transporte, operaciones de acondicionamiento previo al reciclado, procesamiento para el reciclado hasta el tratamiento o disposición final.
La solución deberá permitir el rastreo de los residuos sólidos industriales tanto para el generador como para el Ministerio de Ambiente, a través de sistemas que utilicen datos georreferenciados y de transmisión de información en tiempo real al Sistema de Información Ambiental que está alojado y administrado por el referido ministerio. A su vez, el diseño del prototipo deberá alinearse a la corriente de residuos sólidos categoría I (reglamentados según Decreto N° 182/013 – gestión de residuos sólidos industriales y asimilados).
Se entiende que el desarrollo de tecnologías de información al servicio de residuos y en particular al servicio de la trazabilidad de las operaciones, “permitirá dar saltos significativos en la gestión de la información asociada a residuos para lograr una gestión eficiente que asegure maximizar los canales de reciclado y disminuir los impactos ambientales derivados del vertido de residuos al ambiente”.
Contar con trazabilidad también permitiría colaborar con los proceso de formalización de las personas que trabajan en las cadenas de reciclaje, disminuyendo prácticas informales que ponen en riesgo la salud, hacer más eficiente el control y proveer a las autoridades ambientales de información clave para dar seguimiento al flujo de residuos en todo momento.
En definitiva, la apuesta es facilitar la resolución de problemas relevantes que afectan la eficiencia o la calidad en la performance ambiental de las empresas y los servicios públicos, con el objetivo de mejorarlos. Se trata de una meta deseable y necesaria a implementar para los residuos industriales antes mencionados y paulatinamente debería ser una herramienta a aplicar a la gestión de residuos en forma integral.
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