Invisible como el agua

Ayer fue el Día Mundial del Agua, que este año tuvo como tema central las aguas subterráneas, bajo el lema “Aguas subterráneas. Hacer visible lo invisible”, propuesto por Naciones Unidas.
El sentido de esta fecha, que se celebra cada año el 22 de marzo desde 1993, es sensibilizar sobre la crisis mundial del agua y la necesidad de buscar medidas para abordarla. Esto la ONU lo asocia con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6: “Agua y saneamiento para todos antes de 2030”.

Con motivo de esta fecha el Ministerio de Ambiente difundió cifras relacionadas con la importancia estratégica de este recurso, de acuerdo a datos de GroundWater Foundation: “más del 70% de la superficie terrestre está cubierta de agua, pero de esa agua, sólo el 1% está disponible para el uso humano. De ese 1%, el 99% está almacenado bajo nuestros pies como agua subterránea”. Agregó que esto se debe a que “el 97,5% del agua disponible es salada, el 2,5% es agua dulce, y de esta casi el 70% no está disponible para consumo humano, por encontrarse en forma de glaciares, nieve o hielo”.
Además se llevó a cabo una actividad centrada en el Acuífero Guaraní, una reserva de las más importantes del mundo de agua dulce, que compartimos con los países vecinos: Paraguay, Brasil y Argentina.

En nuestro país el Ministerio de Ambiente se encarga de llevar adelante las políticas en materia de agua, y como tal “ejerce la custodia de los recursos hídricos superficiales y subterráneos, aplicando instrumentos de gestión integrada para promover el desarrollo social, económico y ambiental, de forma planificada y participativa, teniendo en cuenta los distintos usos y demandas de la población”.
Como parte de esta gestión se coordinan esfuerzos institucionales, dentro del mismo estado, con empresas y con la población civil, lo que se conjuga en los consejos y las comisiones de cuenca que forman del Plan Nacional de Aguas. “Son espacios de coordinación y sistematización que fomentan la gobernanza del agua brindando un lugar a todos los actores involucrados”, indica el Ministerio.

Las aguas subterráneas tienen múltiples usos. Se emplean para consumo, saneamiento, producción de alimentos y procesos industriales; son fundamentales para el buen funcionamiento de ecosistemas como los humedales y los ríos. Por ello la insistencia en esta fecha de protegerlas “de la sobreexplotación y la contaminación”.
La ONU considera además que las aguas subterráneas tienen un rol muy importante en la adaptación al cambio climático por la capacidad de los sistemas acuíferos para almacenar excedentes de agua superficial estacionales o episódicos, que pueden aprovecharse para mejorar la disponibilidad de agua durante todo el año, ya que sufren menos pérdidas por evaporación que los embalses superficiales. Pero para aprovechar todo el potencial de las aguas subterráneas hay algunos deberes que acometer.

El primero de ellos es conocer más sobre el recurso. Es palpable la falta de datos sobre las aguas subterráneas, pero no porque no existan, sino porque no se comparten. “En particular, las industrias del petróleo, el gas y la minería ya poseen una gran cantidad de datos, información y conocimientos sobre la composición de los dominios más profundos del subsuelo, incluidos los acuíferos. Como cuestión de responsabilidad social corporativa, se anima a las empresas privadas a compartir estos datos e información con los profesionales del sector público”, publicó la ONU.
La organización también entiende necesario “reforzar la normativa medioambiental”, dado que la contaminación de las aguas subterráneas “es prácticamente irreversible”, una vez que ocurre. “Sin embargo la aplicación de la normativa y el enjuiciamiento de los contaminadores suelen ser un reto debido a la naturaleza invisible de las aguas subterráneas”, agrega el informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo (WWDR por sus siglas en inglés), que vio la luz en la víspera. La organización además alienta a los gobiernos a asumir “el papel de custodios del recurso”. Finalmente recomienda “reforzar los recursos humanos, materiales y financieros”.

Y no es que en nuestro país no haya algunos instrumentos ya desarrollados para abordar estos temas. De hecho en el año 2013 se creó por decreto la Comisión del Sistema Acuífero Guaraní, como órgano asesor del Consejo Regional de Recursos Hídricos del Río Uruguay. Entre sus competencias está asesorar y colaborar con la gestión de los recursos naturales y emitir opinión de oficio o a solicitud de la autoridad competente sobre el otorgamiento de derechos de uso de los recursos hídricos y sobre proyectos de uso de recursos hídricos susceptibles de generar impacto sobre el Sistema del Acuífero Guaraní.

Las organizaciones sociales sanduceras que integraban este ámbito lo abandonaron en 2018, después de un sonado episodio de posible contaminación por parte de una empresa que realizaba estudios en busca de petróleo en territorio departamental, argumentando que no estaba funcionando. “Si una comisión que tenía previsto reunirse 3 o 4 veces por año, hace dos años y medio que no se reúne, quiere decir que no está funcionando, porque las problemáticas existen y son de público conocimiento”, afirmaban entonces integrantes de las organizaciones.
No se puede decir que este ámbito hoy no está funcionando, de hecho hay un registro de una reunión virtual realizada en el año 2020, en el mes de noviembre, donde se menciona que las principales inquietudes de los participantes “refirieron a la actualización del conocimiento del estado de las aguas subterráneas, ejecución y control de diversas actividades y emprendimientos para el cuidado del acuífero tanto en cantidad como en calidad del agua”. Agrega que “existe un claro acuerdo en que es relevante profundizar en la difusión del conocimiento y la normativa existente en relación con las aguas subterráneas”.

Este resumen, además de confirmar las preocupaciones que expresa ONU en su informe sobre el desconocimiento y la falta de control, es también una demostración de lo poco que ha logrado avanzar este ámbito que este año está cumpliendo 9 años, y en buena medida da la razón a los argumentos que esgrimieron las organizaciones al momento de abandonarlo.