Consolidar la formalidad laboral

Por cierto que una de las consecuencias directas de la pandemia, agregado a su impacto sanitario y económico, fue la degradación de las condiciones de empleo de decenas de miles de uruguayos –como tantos millones a lo largo y ancho del mundo– y gradualmente, a medida que se ha ido recomponiendo la economía se ha logrado mitigar las consecuencias de este escenario, pero en un marco de muchas dificultades y encima con una inflación que ha ido desgastando el poder adquisitivo de los sectores de ingresos fijos, pero asimismo poniendo en jaque a las empresas ya abrumadas por el costo país.
Ergo, estamos un poco menos mal que en plena pandemia, pero con una marcha lenta en cuesta arriba en materia de empleo y de dinámica de la economía, pese a las buenas noticias y expectativas de sectores de la economía de productos primarios que se exportan a muy buenos precios. El punto es que también importamos la inflación internacional que se encima a los exacerbados costos internos y ello explica que se mantenga y a veces aumente el desfasaje entre el poder adquisitivo y los precios, aún con un dólar deprimido, que es una especie de ancla histórica contra la inflación.
En este 1º de Mayo, día internacional de los Trabajadores, esta problemática estuvo sobre el tapete en el discurso de la central sindical Pit Cnt, alineada desde siempre con las recetas de la guerra fría y firme defensora de los regímenes de economía colectivizada –todos desaparecidos por su inviabilidad– y la lucha de clases, y a la vez soslayando las leyes de la economía en cuanto a la clave del desarrollo genuino mediante la asociación equilibrada entre capital y trabajo para el desarrollo y la distribución más equitativa de la riqueza, aunque siempre habrá injusticias y distorsiones en el complejo tramado de la organización de la sociedad y las relaciones de poder.
Es decir, en el marco de una mirada ideológica histórica de la izquierda, hay reclamos valederos que son de recibo ante la situación difícil y otros que solo son de naturaleza político-partidaria en tanto la central Pit Cnt es el brazo sindical de la coalición de izquierdas, y se alinea con la postura de siempre de la izquierda latinoamericana pro cubana, que por cierto nada tiene de democrática.
Es precisamente incompatible con toda racionalidad, que se pida ir comer la torta frita cuando todavía no hay harina para elaborarla, que no es otra cosa el que se pida reparar mediante simples actos administrativos de gobierno la brecha salarial con el costo de vida, cuando está de por medio el tratar de recomponer las economías de las empresas, seriamente afectadas. Todo se pide a través del Estado benefactor, el que no crea riqueza y solo obtiene recursos de la actividad privada, el verdadero motor de la economía. Este en resumen debería devolver a la sociedad lo que ésta produce con su esfuerzo, pero detrae en el camino una gran porción para su funcionamiento, para los organismos que atienden áreas como la salud, la vivienda, la seguridad social, entre otros, a la vez de consumir cuantiosos recursos en su burocracia.
Ante la celebración de este día, que no es solo de los sindicalizados en el Pit Cnt, sino de todos los trabajadores, incluyendo a los que no están afiliados y aportan su esfuerzo diario para su sustento, para sostener a la vez al Estado, de los cuentapropistas que dependen de sí mismos, de los microemporesarios que viven de su emprendimiento familiar, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, consideró que “el desempleo se ubica en niveles menores que los que había antes de la pandemia”.
Indicó que “en materia de empleo, la segunda mitad del año pasado registró un acentuado proceso de recuperación laboral que permitió volver a una situación similar o hasta mejor a la existente en momentos previos a la pandemia. La tasa de empleo registrada a comienzos de este año indica que prácticamente se ha alcanzado la recuperación de los puestos de trabajo perdidos durante el año 2020”.
Observó que “se estima que en el correr de este año se podrán crear alrededor de 40.000 puestos de trabajo en virtud de las expectativas de crecimiento de la economía, lo que nos permitirá recuperar buena parte, ya no de los perdidos en la pandemia, sino de los 50.000 puestos de trabajo perdidos en el período de gobierno anterior. Por su parte, la tasa de desempleo se ha situado desde fines del año pasado y durante el primer trimestre de este año en un promedio del 7,5%. Esta cifra es la más baja desde el año 2017, de modo que la caída del desempleo se ubica hoy en niveles más bajos que los previos a la pandemia. En 2019 fue de 8,9% y en febrero del 2020 había trepado al 10,5%. A su vez, en marzo de este año el número de trabajadores en seguro de paro total era de 37.200, que equivale a 10.000 trabajadores menos en el seguro de paro total que en el promedio del año 2019”, puntualizó.
Evaluó paralelamente que “también se ha reducido la cantidad de trabajadores informales. En 2019 eran un 25% y ahora son un 22%. Esto indica que la formalidad ha ganado terreno en nuestra realidad laboral, lo que significa que una mayor cantidad de trabajadores ha accedido a las protecciones, derechos y beneficios que incluye la formalidad”.
Mieres apuntó que “el empleo se ha recuperado a niveles previos a la pandemia antes de lo que se pronosticaba por parte de los análisis de los especialistas. Hace un año se pronosticaba que la recuperación del empleo habría de ocurrir recién a fines del 2023. En términos comparados a nivel internacional, a fin del 2021 nuestro país exhibía niveles de recuperación del empleo más altos que los de la mayoría de los países de América Latina e incluso que EE. UU., Canadá y varios países de Europa”.
El ministro reflexionó que “estamos contentos con la velocidad con que se ha recuperado el empleo, pero no satisfechos, porque la realidad previa a la pandemia era mala, la tendencia al aumento del desempleo se había instalado en nuestro país desde el 2016 y por lo tanto los números de 2019 eran claramente insatisfactorios”, lo que es absolutamente cierto.
“También nos comprometimos a que, cuando la economía se recuperara, habría recuperación de las remuneraciones de los salarios del sector privado y en eso se está trabajando para la novena ronda de los consejos de salarios, del mismo modo se comprometió un proceso de recuperación de los salarios públicos”, indicó.
Más allá de datos, expectativas –muy optimistas– e intenciones expuestas por el secretario de Estado, un elemento positivo a señalar es el que tiene que ver con el aumento de la formalidad, que se ha reducido del 25 por ciento en 2019 al 22 por ciento en la actualidad. Un dato que hay que tomar con pinzas, no porque no sea real, sino porque se da en un contexto muy especial y bisagra en pospandemia, por lo que no hay certezas sobre si estamos ante una tendencia o una consecuencia de un período excepcional.
Lo que sí es cierto es que desde el gobierno se debería extremar acciones y medidas complementarias para consolidar e incentivar la formalización, desde que ello va en beneficio de los propios trabajadores y empresarios, de los organismos previsionales y de la cobertura para los beneficiarios sobre todo en épocas de crisis, como la que estamos superando –crucemos los dedos– y porque el informalismo al fin de cuentas no es más que hacerse trampas jugando al solitario; vivir solo el hoy, comprometiendo el mañana.