Internaron en dependencias del Inisa a tres adolescentes que asaltaron armados un comercio

Eran cerca de las 21 del sábado y la jornada laboral de los propietarios del almacén de Baltasar Brum y Artigas estaba casi llegando al final. Sin embargo, mientras atendían a un vecino que cruzó a buscar una pizza y muzzarella para tal vez cenar al lado de la estufa, cuatro sujetos ingresaron portando máscaras y un arma. A juzgar por las imágenes difundidas del hecho, a las que EL TELEGRAFO tuvo inmediato acceso, hay horas de series de Netflix o alguna otra plataforma en el haber de estos asaltantes que quisieron emular grandes atracos, aunque el plan les terminó saliendo mal.
De acuerdo al registro fílmico (que se pueden ver en nuestras redes sociales), mientras el cliente charlaba con el almacenero, un hombre irrumpió por la puerta llevando un pasamontañas negro y un arma corta en su mano derecha. Detrás, otros tres –entre ellos aparentemente una mujer– con la cara cubierta con bufandas, uno de ellos con una máscara plástica de Anonymos. Todos encapuchados y con abrigos de color oscuro.
La escena –que duró tan solo 45 segundos aunque seguramente se tornó una eternidad para las víctimas– muestra claramente el grado de autoridad de cada uno de los involucrados. El que portaba el arma ordenaba constantemente a los otros qué hacer, aunque al menos a dos de ellos se los ve perdidos y sin saber siquiera qué agarrar. Una vez adentro, el líder de la banda empujó al cliente –un adulto mayor– para que se colocara junto al mostrador y de frente a él. Luego exigió al almacenero que entregara todo el dinero de la caja, a lo que accedió sin resistirse. En tanto, uno de sus secuaces atinó a tomar una barra de queso que estaba en la máquina cortadora y otro pedazo que había al lado. El que le seguía quedó parado detrás de su “jefe” sin saber qué hacer, incluso se lo ve dar un paso hacia atrás y tomar una mandarina de un cajón, la que comenzó a pelar mientras permanecía parado mirando al resto. Otro de los delincuentes abrió una de las heladeras y tomó tres botellas de cerveza. Le pasó una al que llevaba el queso y se dirigió a un estante, donde se apoderó de dos botellas de amarga y una petaca de whisky.
En el momento en que el almacenero le dio un fajo con billetes al atracador armado (unos 1.500 pesos), el asalto pareció tener punto final. Sin embargo, el que estaba más cercano a la puerta le lanzó unos gajos de mandarina al cliente y al salir, el último hombre giró sobre sí y –sin mirar hacia dónde– efectuó un disparo, seguramente con intenciones de amedrentar a los mayores, que terminó dando en una pared.

Sentados en una esquina

Inmediatamente se alertó de lo ocurrido al 911 y acudió personal de la Comisaría Segunda. En el lugar se recabaron testimonios de los comerciantes y el cliente, así como las imágenes de la cámara de seguridad del comercio y de la cuadra. Policía Científica, por su parte, relevó pruebas del impacto de bala o balín.
Posteriormente, próximo a las 2.30 de ayer, cuando personal del Área de Respuesta y Patrullaje (ARP) realizaba una recorrida por la zona sur, avistaron a tres personas con vestimenta de similares características a la de los atracadores, sentados en una esquina comiendo y bebiendo, por lo que fueron abordados.
Al identificarlos, se constató que se trataba de un adolescente de 16 años y otros dos de 15, quienes al pasarles registro tenían entre sus prendas dinero, una botella de vino, dos botellas de amarga, tres trozos de queso y un pasamontañas negro. Consultados por la procedencia de tales elementos, dijeron que habían encontrado todo en una volqueta. Fueron entonces conducidos a la sede policial con custodia de personal de INAU. Elevadas las actuaciones, Fiscalía dispuso contactar a sus responsables legales y que fueran conducidos a la sede penal. Finalmente, la Justicia Penal resolvió la formalización de la investigación y posterior juicio abreviado respecto de los tres adolescentes, quienes resultaron imputados y condenados como “autores de una infracción gravísima a la ley penal tipificada como rapiña especialmente agravada”, imponiéndoles como medida socioeducativa privativa de libertad la internación en dependencia del Inisa por el plazo de doce meses.

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