Desde su creación el 24 de diciembre de 2008, ha sido notoria la vinculación de la Institución de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (Inddhh) con las reivindicaciones de izquierda en el Uruguay, y sin dudas, a la luz de los hechos, su gestión ha sido sesgada en cuanto a los temas que han ocupado su agenda y sus pronunciamientos, en plena sintonía con grupos que han pretendido implantar en la ciudadanía su visión e interpretación de lo que ha sido el escenario del pasado reciente en nuestro país, en un plano netamente subjetivo.
Pero los hechos son porfiados, están registrados, incluso son de la memoria de miles y miles de uruguayos que vivieron esa época signada por la violencia y la intolerancia de ambos bandos enfrentados, ante la ciudadanía que quería paz y que quedó medio en este fuego cruzado y sufrió las consecuencias de ver la vida pintada en blanco y negro.
Ergo, el relato está dirigido más que nada a envolver a las nuevas generaciones a través de los eslóganes y las interpretaciones fáciles, de los buenos contra los malos –los buenos naturalmente del lado de la guerrilla y de la izquierda– y los malos todos aquellos que no comulgan con esta visión simplista e intolerante.
Lamentablemente el Inddhh, creado en gobierno del Frente Amplio y constituido por personas claramente identificadas con la izquierda, se ha expresado invariablemente en sintonía con esta visión sesgada de la realidad, al punto que con razón se la ha calificado como “defensora de los izquierdos humanos” por más de un actor político.
Con el advenimiento de un nuevo gobierno, la nueva configuración del instituto ha sido consecuencia de una negociación interpartidaria, a efectos de poder contar con las mayorías especiales requeridas para contar con la sanción parlamentaria, y se ha generado alguna expectativa de que los cambios podrían llevar a que el instituto girara hacia una posición independiente, con una postura diferente del sesgo político que la ha caracterizado todos estos años.
Pero ya desde el vamos las expectativas de que la Inddhh se situara como eje en un escenario de ecuanimidad han comenzado a diluirse, a partir por ejemplo de declaraciones vertidas por su actual presidente, Marcos Israel, que por lo menos arrojan fundadas dudas sobre el derrotero de los futuros pronunciamientos de este instituto, los que naturalmente no son vinculantes, desde que no forma parte de ninguno de los poderes del Estado y tiene por lo tanto carácter testimonial, aunque lo que opine sean potenciado hacia lo interno y en el plano internacional por los grupos afines a sus posturas, por supuesto.
En los últimos días han surgido cuestionamientos precisamente a expresiones del nuevo presidente de la institución, caso concreto de la Asociación Toda la Verdad, que aboga por el reconocimiento a quienes las víctimas de los grupos guerrilleros durante los años previos a la dictadura. El grupo dio a conocer un comunicado en el que lamentó los dichos de Marcos Israel, quien afirmó en entrevista con La Diaria que “las violaciones de derechos humanos son de parte del Estado”.
“Lamentamos el grado de desconocimiento al declarar que el único que tiene la capacidad de violar los derechos humanos en una sociedad es el Estado”, afirmó el grupo.
En la misiva firmada por su secretario general, Diego Burgueño, se sostiene que el nuevo jerarca de la Inddhh “desconoce que en el Uruguay existe la ley 17.510, que se acoge al Estatuto de Roma, donde se equipara los delitos de lesa humanidad cometidos por el Estado y por grupos civiles”.
“Con su criterio, grupos terroristas como FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), ISIS (Estado Islámico), Al-Qaeda y ETA, entre tantos, tampoco vulneran los derechos humanos”, manifiestan.
“Y este último, ETA, cabe señalar que porcentualmente a la población del país donde actuó, mató menos personas que (el) MLN-Tupamaros en Uruguay”, añaden.
Al concluir la carta, expresaron su “total rechazo” a las “declaraciones continuistas a las ya implantadas con total parcialidad e interés político por parte de administraciones anteriores” y sostuvieron que esperan que “se revean, por el bien de la institución y en honor a toda la verdad”.
En la misma entrevista con La Diaria, el novel presidente de la Inddhh habló sobre su afinidad con la centroizquierda, defendió la necesidad de una defensoría del pueblo, resaltó el buen vínculo de la colectividad judía con el gobierno y justificó el accionar de Israel en el conflicto con Palestina.
Marcos Israel se autodefine como de centroizquierda y es admirador de las ideas de Hugo Batalla y Zelmar Michelini, a la vez que tuvo relación con el Nuevo Espacio, liderado por el exsenador frenteamplista Rafael Michelini, cuando todavía no integraba el Frente Amplio (FA). Fue presidente del Comité Central Israelita del Uruguay (CCIU), defiende a Israel y su actuación en el conflicto con Palestina, y acusa de antisemitas a quienes se “dedican” a criticar las intervenciones armadas de ese país en Medio Oriente. Opina que no se puede dar vuelta la página en lo que respecta al terrorismo de Estado en Uruguay hasta que “no aparezcan los desaparecidos”, porque no es una “posibilidad desde el punto de vista humano”.
La postura de que el terrorismo está solo en el Estado y no en los grupos subversivos que robaron, asesinaron, arrojaron bombas, secuestraron y torturaron cuando se levantaron en armas en democracia porque su ideología no coincidía con la del gobierno electo por la ciudadanía, como ocurrió en Uruguay a partir de fines de la década de 1960 con la irrupción del movimiento tupamaro, es contar solo una parte de la verdad, y en los hechos eximir de responsabilidades a quienes con sus atentados y búsqueda del caos le hicieron el caldo gordo a los militares que encontraron en ello la excusa que necesitaban para arrasar las instituciones democráticas.
Y mientras desde el propio Inddhh se mantenga la mirada hemipléjica con que ha actuado desde 2008, poco y nada puede esperarse en cuanto a generar en la ciudadanía la credibilidad que requiere la gestión de un organismo de esta naturaleza, lo que contribuye al descreimiento de la opinión pública en una institución que debería contribuir a la unión y no al desencuentro de los uruguayos. → Leer más