Si los murciélagos son “portadores de virus no significa que estén enfermos”, dijo zoólogo

 

Recientemente se confirmó en nuestra ciudad, la presencia de rabia en un murciélago encontrado por un veterinario que pasaba por la zona costera y observó una conducta extraña en el quiróptero. Luego de que el resultado del análisis resultara positivo y el Ministerio de Salud Pública emitiera un comunicado se despertó gran alarma en la población que, en general, cuenta con poca información al respecto.
Con el propósito de aprender un poco más sobre los murciélagos y no hacer conjeturas –cosa muy común cuando hablamos de animales que a muchos no les resultan agradables a la vista–, EL TELEGRAFO dialogó con el zoólogo y encargado del Departamento de Mamíferos del Museo Nacional de Historia Natural de Uruguay (MNHN), Enrique González.
“Actualmente se reconocen 1.400 especies en el mundo, en Uruguay tenemos 22. Los murciélagos tienen tres roles o servicios ecosistémicos importantes que son el control de insectos voladores nocturnos, la dispersión de semillas y la polinización de muchas plantas. En las regiones templadas como la nuestra, solamente el primero de esos roles es el más importante porque no tenemos muchas especies frugívoras que diseminen las semillas de las plantas y no tenemos tampoco especies que polinicen las flores. Pero el control de insectos voladores nocturnos es importantísimo, desde mosquitos, coleópteros, polillas, cucarachas, chinches y otros grupos que sus adultos vuelan durante la noche”.
González destacó mucho el rol de control ya que “hay muy pocos grupos de vertebrados o animales que controlen los insectos voladores nocturnos”.

La rabia presente en los mamíferos

Acerca del virus que fue detectado en la especie Tadarida brasiliensis en nuestra ciudad, González dijo que “la rabia es una enfermedad que está presente en distintos grupos de animales como los murciélagos, los carnívoros, los primates y es algo que puede presentar eventos de epidemia, pero normalmente como casi todas las enfermedades, está presente en un número reducido de individuos de la población y eso es lo que pasa con los murciélagos”.
“Rabia siempre hubo en los murciélagos, igual que en los zorros, los zorrillos, en muchos mamíferos de nuestra fauna y en cualquier parte del mundo tienen rabia pero en murciélagos se ha observado que la prevalencia en poblaciones silvestres normales es inferior al uno por mil. Es decir que menos de uno cada mil murciélagos puede ser portador de la rabia”, comentó.

No significa que estén enfermos”

Explicó el zoólogo que “el ser portadores no significa necesariamente que estén enfermos. Uno puede tener un virus y que la enfermedad no se desarrolle o que esté en proceso de desarrollarse. Un murciélago que está evidentemente enfermo como este que se encontró en Paysandú, o que tenga el virus en su cuerpo –aunque no se hayan manifestado los síntomas de la enfermedad– es potencial transmisor de rabia”.

¿Cómo se transmite la rabia?

Como ya se explicó en comunicados emitidos recientemente, en la voz de los veterinarios y ahora en la consulta al zoólogo, “la rabia se transmite por la saliva. Una persona tiene que ser mordida por un animal con rabia para contagiarse. Si las personas no tocan a los murciélagos, no hay ningún problema. En Uruguay en toda la historia de nuestro país, nunca un ser humano se contagió de rabia transmitida por un murciélago. Parece evidente que no debería ser un tema preocupante para la población”. Respecto a la especie encontrada infectada, la Tadarida brasiliensis, dijo que “es una especie que llega desde Estados Unidos hasta el centro de Argentina, –se encuentra en todo el Uruguay—y es colonial; forma grupos numerosos que en otros países pueden llegar a ser millones de individuos. Es una especie migratoria y al migrar puede llevar el virus de un país a otro. Son migraciones con distancias de unos 1.500 kilómetros. Son vehículo para llevar el virus de una región a otra y por eso es importante el cuidado sanitario en toda la región, pero no es preocupante la existencia de rabia en murciélagos en condiciones normales”.

Cuidados

“Puede ser un problema cuando un murciélago ingresa a una vivienda. En ese caso las personas a veces tienen tendencia de tomarlo con la mano para sacarlo, y en ese momento ser mordidos. La recomendación sencilla es no tocarlos con la mano. Si entra a una casa y está visible se recomienda ponerle arriba un recipiente y pasarle una cartulina por debajo y de ese modo llevarlo a un lugar en el exterior de la casa donde no lo alcancen las mascotas”.

Mascotas y casos en Argentina

González recordó casos de Argentina donde “ocurrieron episodios de transmisión de rabia a humanos pero por mordida de gato. El gato mordió algún murciélago con rabia que andaba cerca de la vivienda, se contagió y el gato mordió a la persona. El virus de la rabia tiene distintas cepas. La cepa del perro –la rabia urbana transmitida por el perro, que en Uruguay los últimos casos fueron en la década del 60–, la rabia de ciclo rural que se transmite al ganado y hay otra cepa que es la de los murciélagos insectívoros”.
El zoólogo además aclaró que esta especie que se halló con rabia, “es una especie menos agresiva y puede no haber interacciones con mordida y en ese caso la transmisión entre estos murciélagos sería baja”.

Más opiniones

La organización sin fines de lucro Conservación de especies nativas del Uruguay (Coendu), publicó hace un tiempo en una de sus fichas de los jueves para EL TELEGRAFO, detallada información sobre los murciélagos.
Consultado nuevamente, su presidente Mauricio Álvarez dijo que “no hay casos en Uruguay de transmisión de un murciélago a una persona; con esto no hay que restarle importancia al hecho de tratar de evitar manipular uno con las manos sin cuidados. Lamentablemente en nuestro país, las personas tienen mucho miedo e incluso hacen daño a la biodiversidad por un cuidado hacia los animales –por ejemplo cada vez que se ve una serpiente potencialmente peligrosa se la mata— y muchos con este caso creen que hay que salir a matar a todos los murciélagos y en realidad no nos cuidamos de otras cosas que son mucho más probabilísticamente peligrosas. Lamentablemente siempre los animales terminan siendo perjudicados por desconocimiento o por un temor y no nos cuidamos de cosas que sí son graves”.