Se puede decir que se trata de un clásico americano de los años ‘40. Uno de esos autos que llegaron en buen número a nuestro país, Paysandú por añadidura. Aunque en el caso que nos ocupa, este auto –según nos manifestaba su propietario– “estuvo toda la vida en Flores”.
Se trata de un sedán cuatro puertas Ford V8 fabricado en el año 1946, pintado de color gris, en buen estado de conservación, bien presentado y funcionando correctamente, como si los años de su salida de fábrica no hubieran ido pasando. Su propietario es Pablo Harley, quien nos manifestaba que lo adquirió hace entre tres o cuatro años. Dijo que el auto tiene por impulsor el motor Ford V8 acoplado a una caja de cambios de tres velocidades. Los frenos son hidráulicos, la suspensión es con elásticos.
Un sedán que puesto a caminar lo hace muy bien. Nos comentaba Harley que recientemente hizo un viaje a Buenos Aires, precisamente para participar de un encuentro de autos Ford, y el sedán le respondió de muy buena manera.
El frontal deja ver un parabrisas dividido al medio, la parrilla es horizontal, los faros se encuentran ubicados en los extremos de los guardabarros. Se aprecian tres cristales por lado, dos correspondientes a las puertas y uno fijo, también se observan molduras. Atrás se destaca una amplia luneta.
El interior es amplio, cómodo, con dos asientos grandes, uno adelante y otro atrás. Y bien, otra demostración de que los autos de aquellas décadas eran cosas fabricadas como para durar mucho tiempo. Sobran los ejemplos y este precisamente es uno de ellos. Aparte, claro está, que quienes los han tenido los han utilizado pero además siempre les proporcionaron el mantenimiento debido.
