El carnaval, la tribuna de la izquierda que financiamos todos los uruguayos

“El carnaval es la tribuna de la izquierda, y entiendo que se le hace muy difícil a una persona votante de derecha ir a ese lugar, porque la murga, por origen, se trató siempre de pintarse la cara y señalar a los que están del lado del poder, y decir lo que tenía en ganas”, reflexionó en entrevista con Montevideo Portal, Maximiliano Pérez, director artístico de la murga Asaltantes con Patente, ganadora del carnaval capitalino, quien fue el protagonista del insulto de “conchuda” a la excandidata nacionalista a la Intendencia de Montevideo, Laura Raffo, al culminar la actuación, en medio del festival de aplausos de los concurrentes.

Cuya inmensa mayoría –por no decir la totalidad– son precisamente votantes y militantes de izquierda, porque las letras, los estribillos, las improvisaciones, provienen de los conjuntos e integrantes que más que simpatizantes del Frente Amplio, son a menudo militantes. Todo esto financiado en gran medida con generosos aportes de recursos públicos, en este caso de la Intendencia Departamental de Montevideo, o mejor dicho, de sus contribuyentes.
No es una novedad para quien más o menos siga de cerca las cosas en este país, que desde hace décadas la izquierda copó definitivamente toda la fiesta del carnaval, a la que se la presenta como un gran “aporte cultural”, pero que en los hechos se ha transformado en pura propaganda, a veces feroz, con una dosis de supuesto “humorismo” que es una fachada para ensayar las más groseras críticas y muchas veces directamente insultos hacia la “derecha”; es decir todos aquellos partidos, grupos o personas que no pertenezcan a la coalición de izquierdas. Rara vez se escucha una crítica a los dirigentes frenteamplistas o aquellas personas, entidades o grupos afines a esta ideología, y cuando eso ocurre, se ve diluido, apenas una palmadita entre compañeros.

Sin embargo, dice Pérez, en medio de este sincericidio, que “discrepo con los que dicen que no se le pegó a la izquierda en los 15 años que gobernó: se le pegó, algunas murgas más, otras menos”, en tanto reconoce sí que “algunas murgas” fueron condescendientes con la izquierda, a la vez de aclarar que “el tema es que cada uno concibe su espectáculo como quiere. Yo digo lo que quiero y canto lo que quiero, y vos como espectador lo elegís o no lo elegís. Lo ves o no lo ves, vas o no vas. Y si yo le quiero ‘perdonar’ algo a la izquierda, porque soy izquierdista, que le pegue otro. Yo no le quiero pegar, yo soy el encargado del texto. Yo no soy imparcial.

Si alguien les dijo que esto era imparcial, les mintió. El carnaval no es el lugar a donde ir a buscar imparcialidad. Pero por origen: así funcionó siempre. Con esto de las redes sociales y de la vuelta de la derecha, parece que la derecha descubrió el carnaval ahora”, sostuvo.

Agregó que “ahora vuelve el carnaval a pegarle a un gobierno de derecha y de golpe el carnaval como que volvió a existir, y hay mucha gente de derecha que parece que está descubriendo el carnaval, cuando ¡siempre fue así!”
De lo que no hay ninguna duda, solo que a confesión de parte relevo de prueba. Es completamente cierto, el carnaval es el “brazo cultural” del Frente Amplio y el vehículo para la propaganda política partidaria, disfrazada de “cultura”. ¡Ni a Joseph Goebbels se le ocurrió una genialidad así! Y en el colmo de la desfachatez, piden que todos los uruguayos, cualquiera sea su ideología o afinidad partidaria, les financie la campaña política de 365 días al año, porque no hacerlo sería ir contra la cultura, contra el “pueblo” –otra mentira impuesta; pueblo e izquierdas no son sinónimo–, contra las “expresiones populares”, que de populares tienen poco.

Por cierto, cada uno tiene derecho a expresarse en la tribuna de los escenarios carnavaleros, y por supuesto, quien está en la misma postura ideológica aplaudirá aquello con lo que simpatiza, pero lo que sí está mal es que lo disfracen de “cultura”.
El carnaval, definitivamente, es otra punta de lanza del Frente Amplio, así como el Pit Cnt es el brazo sindical del partido, por lo que corresponde que sea sustentado por el partido, no por el Estado o las intendencias.
No puede ser cuestionado ni mucho menos, por lo tanto, que haya intendencias, como la de Rocha, que se resista a “bancar” el carnaval partidario, a financiar una propaganda política a gran escala, que es una superproducción digna de Hollywood, con profusa difusión en todos los medios y durante todo el año, paga por el Estado y los gobiernos departamentales, con dinero de todos los uruguayos.

Al mismo tiempo, esta “fiesta cultural” para un sector y parcial, lo que ha logrado con el paso del tiempo –salvo en desfiles como los de las comparsas– es correr al ciudadano común de los espectáculos, al ciudadano que va realmente a divertirse sanamente y pasar un buen rato con su familia, y se encuentra sistemáticamente con diatribas de la izquierda, con propaganda unidireccional y en muchos casos hasta ofensiva, donde al fin y al cabo lo de “conchuda” en una anécdota más entre las vomitivas letras “culturales” de las murgas frentistas, en un evento el cual la competencia está en quién se manifiesta más radicalmente, fomentando la grieta que después sale a tratar de enmendar el propio presidente del Frente Amplio, cuando son ellos los principales actores que la promueven.