“Hecho en Paysandú”: ¿para cuándo?

En varias ocasiones se ha discutido en nuestro departamento sobre la conveniencia de que exista una marca que identifique los productos confeccionados en tierras sanduceras. Se trata de una práctica adoptada por muchas ciudades o regiones en todo el mundo como forma de reafirmar su identidad y crear una relación entre la calidad (o lo “bien hecho”) y el lugar en cuestión.
Nuestro departamento ha sido, a lo largo de su historia, sinónimo de productos de buena calidad que han recorrido el país, la región y que son la consecuencia del trabajo de hombres y mujeres que tanto en su calidad de trabajadores como de empresarios han agregado valor a los mismos. A forma de ejemplo podemos mencionar al postre Chajá, reconocido internacionalmente. En efecto, de acuerdo con la agencia de noticias EFE “el boca a boca lo consagró como una de las mejores tortas a nivel mundial, compitiendo con otros monstruos de la repostería como la Chocotorta argentina, el Pavé brasileño o la Tarta de Santiago española. Tres ingredientes: bizcochuelo, merengue y una crema secreta fueron los que juntó Orlando Castellano el 27 de abril de 1927 para dar forma a un postre que, 95 años después, se encuentra entre las 30 mejores tortas del mundo”.

Otro caso podemos encontrarlo en la cebada que se procesa en nuestro departamento, la cual resulta un componente de vital importancia para millones de litros de cerveza que se venden en otros países sudamericanos y cuya importancia quedó de relevancia cuando en el mes de marzo de 2005 el entonces presidente de Brasil, Lula da Silva, visitó nuestra ciudad para inaugurar la ampliación de la planta de malteado de la empresa AmBev. Manteniéndonos en el rubro de alimentación podemos mencionar a empresas como Azucitrus, Forbel, Fricasa o Pontevedra, cuyos productos se venden en diferentes países del mundo. En similar situación se encuentra la empresa Paycueros, cuyos principales clientes son, entre otros, las grandes marcas internacionales de calzado, como por ejemplo Adidas, Reebok, Nike, Clarks, Nine West y Timberland. En todos los casos se trata de marcas líderes de producción masiva y de distribución y venta global en el mercado de calzado mundial. En este breve listado también podemos mencionar a la Caja Bancaria, desde cuyas instalaciones ubicadas en Piedras Coloradas se desarrolla una importante forestal en el área forestal. Afortunadamente la actividad de estas y otras empresas ha permitido desarrollar una calificada oferta de empresas metalúrgicas cuyos productos son ampliamente reconocidos.

Ante esta situación y frente a un listado que afortunadamente excede los casos mencionados, cabe preguntarse si no vale la pena retomar la iniciativa de identificar los productos realizados en nuestro departamento con la frase “Hecho en Paysandú”. Desde el punto de vista institucional la iniciativa “Paysandú for export” debería ser el ámbito adecuado para desarrollar y potenciar esta iniciativa. En efecto, de acuerdo con la información que se publica en la página web de “Paysandú for export” su propósito es “ser la oficina de referencia para la internacionalización de Paysandú, de sus bienes, servicios y talentos, la promoción de las exportaciones y la atracción de inversiones”. En cuanto a sus pilares, los mismos son: contribuir a la internacionalización y a la competitividad de las empresas y emprendedores de Paysandú, atraer inversión extranjera productiva, manejar / generar información estratégica para quienes toman las decisiones y posicionar a Paysandú en el contexto nacional, regional e internacional”. Por supuesto que la iniciativa necesita del apoyo y compromiso del sector comercial e industrial de Paysandú, cuya colaboración podría ser certificada y difundida como forma de destacarla.
Es importante dejar en claro con el sello “Hecho en Paysandú” no nos estamos refiriendo a la Denominación de Origen Protegida (DOP) o a los productos con una Indicación Geográfica Protegida (IGP), mecanismos de protección por los cuales puede atribuirse un servicio a un origen geográfico y cuya producción, transformación o elaboración se realiza en la zona geográfica delimitada de la que toma su nombre. Estos mecanismos más que difundir o promocionar buscan proteger los derechos de quienes lo producen y por ello apuntan a una finalidad diferente del mencionado “Hecho en Paysandú”. El sello sanducero tiene por objetivo valorizar nuestra producción reivindicando su origen.

En la provincia argentina de Córdoba, por ejemplo, las empresas industriales pueden acceder al sello “Hecho en Córdoba”, que permite acreditar el origen de los productos que se incorporan al programa provincial que busca potenciar la producción local. De acuerdo con lo informado por los responsables de esa iniciativa, “el Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM) tendrá a cargo la verificación de los requisitos y de la documentación que deberán presentar las firmas para contar con el sello que las identificará como parte del programa. El objetivo del sello “Hecho en Córdoba” es crear un atributo de valor, reconocer las características diferenciales que poseen los productos cordobeses, dotándolos de un certificado de origen y un manual de identidad que los distinga”. Un mecanismo existe en la República Dominicana a través de sello “hecho en RD”, un servicio establecido por el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes de la República Dominicana (MICM), que persigue resaltar, potenciar y distinguir lo hecho en ese país, “porque detrás de cada producto hay una historia que nos caracteriza”. México también posee un logotipo similar (“Hecho en México”), el cual se trata de “un distintivo establecido por el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Economía (SE), para identificar los productos hechos en el país frente a los productos provenientes del extranjero. De acuerdo con lo informado en la página web de la SE mexicana, “El objetivo es fortalecer el mercado interno, favorecer la competitividad de los productos nacionales y fomentar su consumo. Las personas físicas con actividad empresarial y las personas morales (empresas) que produzcan, elaboren, y/o fabriquen productos en territorio nacional podrán solicitar, de forma gratuita, la autorización para el uso del logotipo “Hecho en México”.

Lo cierto es que más allá de las características particulares de experiencias similares, la concreción efectiva de una iniciativa como el sello “Hecho en Paysandú” constituiría un aporte valioso para la promoción de nuestro departamento y una acción de reafirmación de la autoestima de todos sus ciudadanos en el sentido de reivindicar el origen de algunos de sus productos. No basta con repetir la manida frase de que “Paysandú es sinónimo de calidad”, debemos incorporarlo al día a día de quienes habitamos este departamento y de quienes confían en nuestros productos. Al fin y al cabo, se trata de una medida fácil de instrumentar y cuya finalidad última es nada más y nada menos que revalorizar el trabajo de nuestra tierra y lograr crear más y mejores puestos de trabajo.