Pérdida constante de los bosques

El pasado 21 de marzo se celebró el “Día Mundial de los Bosques”. América del Sur abarca el 21% de la superficie forestal total del mundo. De ese total, 27% es de bosque primario y alberga reservas únicas de biodiversidad en el mundo. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura para América Latina y el Caribe (FAO), entre el 2010 y 2020, en América Latina y el Caribe se produjo una pérdida de superficie forestal promedio anual de 2,6 millones hectáreas, la mitad de lo que se perdió en la década anterior.

La causa principal de la deforestación en América Latina ha sido la transformación de tierras forestales a otros usos, como pastizales para ganadería, cultivos de soja, palta y otros. Por su parte, el cambio climático, con los períodos de sequía más intensos, ha incrementado también notablemente los incendios forestales, en la mayoría de los casos ocasionados por el hombre. Se estima que entre 2009 y 2019 se produjeron cerca de 1,47 millones de incendios en América Latina.
Durante la VIII Plataforma Regional para la Reducción del Riesgo de Desastres, celebrada en Punta del Este, al abordar el manejo del fuego, los expertos destacaron la importancia de un enfoque integral para prevenir y manejar los incendios forestales en la región.

Bosques en Uruguay

La Dirección Forestal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) de Uruguay, en el Registro Nacional de Bosques, informa que en los 30 años de gestión del bosque nativo que lleva el país, la superficie de monte nativo aumentó. Son más de 4.300 predios con bosques los que están registrados y se tiene información y antecedentes de unas 580.000 hectáreas de bosques nativos. En total, más de un millón de hectáreas estaban destinadas al uso forestal (nativo o comercial) en 2021.

Uruguay es ejemplo por su gestión temprana del bosque nativo que está protegido por ley. En 1968, antes de aprobar su primera Ley Forestal, Uruguay solicitó el apoyo de la FAO para fortalecer la gestión de sus bosques. En aquella época, la FAO ya promovía la conservación forestal sobre todo de los bosques nativos, que sufrían una presión muy fuerte por la deforestación para utilizar los suelos con otros fines. La FAO también asesoró al país para elaborar la Ley Forestal vigente hasta hoy, aprobada en 1987.

“Uruguay tiene una larga historia de gestión pública para el ordenamiento de los bosques que incluye, por un lado, la conservación y manejo del bosque nativo y, por otro lado, la ampliación de la base forestal a través de plantaciones. En este contexto, el país ha buscado un equilibrio entre producción, desarrollo económico, beneficio social y preservación ambiental”, según Jorge Meza, Oficial Principal de Políticas y Representante de la FAO interino en Argentina y Uruguay.

Por qué son importantes

Varias son las razones por la que los bosques son imprescindibles y deben ser cuidados y fomentados: son una fuente vital de alimento y nutrición. Casi mil millones de personas en todo el mundo dependen de la cosecha de alimentos silvestres como hierbas, frutas, frutos secos; son farmacias naturales, aproximadamente 50.000 especies de plantas, muchas de las cuales crecen en los bosques, tienen valor medicinal.
Además, los bosques han actuado tradicionalmente como una barrera natural para la transmisión de enfermedades entre animales y humanos, pero a medida que avanza la deforestación, aumenta el riesgo de que las enfermedades pasen de animales a las personas; juegan un papel central en la lucha contra el cambio climático.
Los bosques ayudan a controlar el calentamiento global, porque contienen millones de toneladas de carbono, la mitad de toda la reserva mundial de carbono de los suelos y la vegetación. Y los árboles recién plantados absorben carbono, aumentando esta cifra.