Cáncer colorrectal: un muerto cada ocho horas, faltan campañas para llegar a la población

La investigación denominada “Situación epidemiológica del cáncer del colon en el Hospital de Paysandú desde el año 2017 al 2020”, publicado en el número de marzo pasado en la Revista de Sociedad Argentina de Coloproctología, a cargo de los doctores Jonatan Marchetti, Raúl Perdomo, Alfonso Rossi y Valentina Da Rosa, concluye en “la existencia de una falta de información tanto de los pacientes como de los médicos para la realización de la pesquisa del CCR (cáncer colorrectal) en la población de mayor riesgo”.

Es el segundo cáncer más frecuente en las mujeres y tercero en los hombres, con el diagnóstico de unos 1.800 casos nuevos por año y el fallecimiento de al menos tres personas al día.

En Uruguay, el 50% de los casos se diagnostican en estadíos avanzados y lo ubica entre los países con mayor incidencia y mortalidad a nivel mundial. A nivel nacional existe una guía para el tamizaje del CCR y es el único país con un programa de estas características, organizado y desarrollado a escala país.

Esta guía recomienda la realización del cribado –pruebas diagnósticas– entre los 50 y 74 años con un secuencia cada dos años y si el test resulta positivo, el paciente deberá efectuarse una colonoscopía. Sin embargo, aún resta llegar a la población objetivo con campañas de concientización y empoderamiento.

Capacitación

El equipo, encabezado por el Jefe del Servicio de Cirugía del Hospital Escuela del Litoral, doctor Gonzalo Deleón, participó en un webinar con la doctora Patricia Gaggero, directora del Programa de Cáncer Digestivo del Instituto Nacional del Cáncer y Presidenta de la Sociedad Uruguaya de Endoscopía, basado en “La importancia del screnning de cáncer colorrectal en Uruguay”. Coordinado con el Primer Nivel de Atención, a cargo de la doctora Paola Sención, contó con la participación de un total de 35 profesionales de Paysandú e Interior.

Marchetti y Rossi, médicos residentes que trabajan en los programas del servicio que es la cirugía mayor ambulatoria y el Programa de Detección Precoz de Cáncer de Colon, junto a Deleón, explicaron a EL TELEGRAFO, los resultados de una investigación sobre los pacientes atendidos en el hospital local.

Nuevos reactivos

Previamente, Deleón señaló que “el hospital adquirió nuevos reactivos cualitativos y cuantitativos. Es muy importante para nosotros porque lo cuantitativo es la mínima observación de sangre e indicación de la colonoscopía, que tiene posibilidades finitas. Es un recurso que puede sobresaturar el servicio”.

Subrayó la importancia de “tener este nuevo test inmunohistoquímico para la detección oculta de sangre en materia fecal, a los efectos de ser mucho más certeros y precisos sobre el paciente que necesita una fibrocolonoscopía. El procedimiento realiza la búsqueda de sangre en materia cuantitativa”.

En 2018 se publicó la Guía de práctica clínica de tamizaje del cáncer colorrectal y se renovará este año. “Se ha encontrado un punto de corte de cien nanogramos por mililitro de hemoglobina y se ha visto que con menos de ese nivel no se realiza una colonoscopía. En muchos países se observó una cantidad de colonoscopías negativas, es así que hay una tendencia a aumentar esa cifra para hacer un mejor uso de la capacidad instalada”, agregó.

¿Síntomas?

El jefe del Servicio de Cirugía fue enfático: “No vienen los pacientes con síntomas. El cáncer de colon tiene una secuencia muy estudiada denominada adenoma-carcinoma de Morson que hace un pólipo con alteraciones que devienen en neoplasmas localizados y que llegan al cáncer. Esta secuencia puede tardar ocho o diez años. Esa es una ventana de oportunidad. En otros lugares aparece repentinamente, muchas veces asintomático y difícil de diagnosticar”.

Explicó que “tenemos un período de tiempo y algo imperceptible, como sangre oculta en materia. La sangre se encuentra en valores microscópicos y a ese paciente hay que hacerle estudios”. Aclaró que “hablamos de una población aparentemente sana porque los tumores que se operan son muy avanzados y más de la mitad, se operan de urgencia. Significa que se operan perforados, o por oclusión o peritonitis. La cirugía es la última resolución, pero se puede solucionar con la detección temprana. Porque en etapas precoces los tumores colorrectales son factibles de ser curables en un 90%”.

Dificultades para prevenir

Deleón reconoció las dificultades para implementar la prevención, si bien el Fecatest se encuentra dentro de las metas asistenciales, dispuestas por el Ministerio de Salud Pública. “La mamografía y el PAP están instalados como sistema de prevención. Pero el cáncer de colon, que lleva a unos 2.000 afectados por año, o un muerto cada 8 horas o 1.000 por año, tiene un programa desarrollado que ha demostrado evidencia. Pero no se terminan de implementar”, dijo Deleón.

El nuevo sistema conlleva una mayor exactitud que los anteriores. “Pero hay que concientizar a la población para que se empodere de la solución. Es un estudio que puede solicitarse tanto como el PAP o la mamografía, en la población entre 50 y 74 años, porque generalmente los tumores se encuentran en esa franja etaria”. Ejemplificó que “a un paciente que se interviene de una hernia o se controla la presión y está en ese rango de edad, hay que informarlo sobre la campaña. Se entrega un dispositivo y capacita para que lo traiga nuevamente y después se indicará, de acuerdo al resultado si tiene que continuar con el estudio siguiente que es la fibrocolonoscopía. Y sería ideal que se instalara en forma obligatoria en el carné de salud porque es la población económicamente activa”.

La investigación

Rossi resaltó la importancia de “volver a destacar que es para la población asintomática. Si bien el cáncer de colon es una patología muy frecuente –tercera a nivel mundial en las mujeres y segunda en hombres– es prevenible y curable en etapas tempranas”.

El trabajo efectuado en el Hospital, analiza el panorama de 5 años atrás con pacientes operados por cáncer de colon. “En realidad, el 30% de esos pacientes eran diagnosticados en un estadío avanzado de la enfermedad donde ya no era curable. Es un problema para el paciente porque no tiene cura, pero además nos demuestra que no estamos haciendo bien la parte de prevención. Por eso, empezamos con esta secuencia de trabajo y se hizo un estudio de toda la situación epidemiológica para conocer la cantidad de pacientes que se hacía el fecatest”. Rossi agregó que “también nos dimos cuenta que ese porcentaje era muy bajo. Por eso, trabajamos en esas dos líneas de investigación. Una es la concientización de la población que es un cáncer que tiene cura en estadíos tempranos y la única forma es la prevención”.

Reflexionó que “si nosotros detectamos un paciente que no lo podemos curar, estamos 8 o 10 años atrasados en esa solución. Además de ser una prioridad para el paciente, lo es para el sistema de salud. Al quitar un pólipo o detectar resultados negativos, se ahorra al sistema de salud la internación, los cuidados críticos en CTI o una cirugía de urgencia”. En este marco, destacó que “al 30% de los pacientes los diagnosticamos complicados, sin posibilidad de curarse y en una cirugía de urgencia, donde muchas veces el paciente termina con comorbilidades. Y una cirugía en urgencia no es de la misma calidad que una cirugía preparada y coordinada porque otras cosas están en juego”.

La evidencia

En el Hospital Escuela del Litoral se atienden unos 65.000 usuarios. De ese total, unos 13.000 es la población objetivo para este estudio que se recomienda cada dos años.

Marchetti recordó que en “el primer estudio realizado, que precedió al mencionado por el doctor Rossi, verificamos si los pacientes de esta franja etaria se realizaban el fecatest. Tomamos tres años como referencia y estudiamos a la población de esa edad que eran más o menos 13.000 pacientes entre 50 y 74 años. Vimos que menos del 50% se hacía el fecatest y aquellos que tenían un resultado positivo, menos del 30% accedían a realizarse una videocolonoscopía”. Valoró que “claramente es porque el paciente o el médico no están bien informados. Dentro de la comunidad médica, y en el primer nivel de atención, no está clara la indicación del fecatest o de una videocolonoscopía”. El screanning se realiza a pacientes sin síntomas, “porque no sentir nada no quiere decir que un paciente no vaya a tener un cáncer de colon en algún momento. Es lo mismo que pasa con las mamografías y su inclusión en el carné de salud. No se hace el estudio porque la mujer ya tiene el cáncer, sino para descartar que no tenga una lesión precursora”, consignó Rossi.