Soy un veterano. Camino a los 80 años –si es que llego, con suerte– pero el optimismo es lo último que se pierde. Desde hace aproximadamente un par de años me ha atacado ferritina en la sangre –significa exceso de hierro– y, aparentemente la única forma de lograr reducirla es mediante extracciones periódicas.
En ese lapso, me van sacando cuatro litros y medio de sangre y, según diagnósticos médicos si no se hace, afecta otros órganos del cuerpo, como riñones, por ejemplo. Pero igual sigo produciendo hierro, por más que me cuido en la dieta. Lo lamentable es que esa sangre no la aprovecha nadie, ya que se descarta.
Soy afiliado a Comepa desde antes de su fundación como tal, ya que utilicé algunos servicios con anterioridad, como sanatoriales, entre otros.
En otros lugares como la capital del país, existe una máquina –no sé el nombre técnico– que permite extraer la sangre de un brazo, procesarla y luego por el otro brazo devolver el excedente de la misma, porque ocurre que al sacar diríamos “al barrer”, si bien disminuye el hierro, se bajan otros valores, como glóbulos rojos, etcétera.
Me parece, con todo respeto, que una organización como Comepa, con las formidables mejoras y crecimiento que ha tenido a través de tantos años y, que prácticamente es un referente en el litoral del país, debería hacer el esfuerzo para adquirir dicho aparato, que dicho sea de paso, con el cobro de tiques para su utilización en poco tiempo se desquitaría la inversión. Afiliado preocupado
