Innovar sin refundar y continuar las mejores tradiciones sanduceras


El trabajo de un Gobierno Departamental implica no solo el clásico abc -tareas fundamentales que deben ser atendidas- sino un sinnúmero de funciones que ampliaron el abanico de asuntos que deben ser resueltos en una comunidad. Una Intendencia es la mayor empresa del Departamento, en la generación de empleo, comercio y proveedores, construcción de obras, prestación de servicios, atención de derechos primarios fundamentales como la alimentación, la vivienda, la salud, la recreación y la educación, entre otros.
Un Gobierno Departamental es el principal motor de desarrollo en su territorio, encargado de dirigir las políticas públicas destinadas a atender las mencionadas funciones, pero también de orientar las líneas de desarrollo que permitirán generar el bienestar de sus pobladores, la permanente mejora en la calidad de vida de los ciudadanos como objetivo principal, lo cual involucra aspectos vinculados al ordenamiento territorial, la convivencia, el empleo, el ocio y el necesario cuidado del medio ambiente. Pensar hoy un territorio hacia el futuro debe vincular todos estos aspectos, y pueden ser diseñados desde varias lógicas, la nacional, la local y hasta la regional, y en nuestro caso en clave transfronteriza.
Cualquier estrategia de desarrollo debe ser pensada a largo plazo, pues sus efectos se comienzan a apreciar en un espacio de tiempo considerable, todos los ejemplos de desarrollo local planificado a nivel mundial así lo demuestran. Pero, así como cinco años es un período corto a nivel evaluatorio, es demasiado cuando esa estrategia no existe, o cuando se desechan políticas públicas aplicadas anteriormente sin medir su real incidencia en territorio. Cuando asumimos esta responsabilidad en 2015, todas estas consideraciones fueron valoradas, y esto no se puede realizar con espíritu refundacional, en Paysandú hay sobrados ejemplos a través de las épocas del compromiso ciudadano y político por generar condiciones de desarrollo de largo alcance. La tentación de generar acciones de impacto de corto alcance con objetivos político-partidarios de permanencia puede ser efectiva al cumplimiento de sus metas, pero nefastas a nivel de desarrollo de una comunidad.
En nuestro caso, el diseño de esa política se dio a través de distintas etapas que permitieron arribar a la definición de líneas de acción concretas de hacia dónde entendíamos debía planificarse el futuro del Departamento. En el proceso fueron pilares fundamentales la planificación estratégica, la consulta ciudadana, y el trabajo de especialistas. También lo fueron el apoyo de las políticas públicas nacionales y la mirada de otras experiencias internacionales, que fueron traídas a territorio.
Así pudimos llevar adelante procesos como el de Ordenamiento Territorial del Departamento, que nos permitió realojar a familias que hace años vivían en zonas inundables y transformar esos espacios en lugares públicos de esparcimiento, las urbanizaciones de barrios enteros, que implicaron más que la construcción del clásico cordón-cuneta sino obras de calidad pensadas para una mejora rotunda de la calidad de vida de las personas.
También encaramos el desafío de la adquisición y recuperación del espacio donde antes funcionaba la fábrica Paylana, símbolo de un añorado pasado industrial, ubicado en una zona estratégica de la ciudad; promovimos un proyecto que implicaba la total resignificación de ese espacio, con cartera de tierras para la construcción de cooperativas, el desarrollo de un polo académico de la UTEC, la construcción de un edificio de BPS para jubilados y una policlínica de ASSE, la generación de espacios de anclaje de emprendimientos y empresas, culturales y de esparcimiento. Fuimos premiados por el BID, como único proyecto de desarrollo local de un territorio fuera de las grandes capitales latinoamericanas.
Y como último ejemplo menciono el proceso “El Paysandú Que Queremos”, que tenía como objetivo retomar el impulso de lo que fue durante la gran crisis del 2000 el “Paysandú Entre Todos”, y empezar a diseñar, reforzar y concretar, líneas de desarrollo departamentales que decantaran en última instancia en la generación de crecimiento económico, y el mantenimiento o creación de puestos de trabajo genuinos. Un trabajo que implicó planificación estratégica con el apoyo de las políticas públicas nacionales; la consulta ciudadana que involucró al ciudadano de a pie, a las instituciones locales, a las gremiales, a los empresarios y a los expertos; la experiencias internacionales con la realización de 5 foros ciudades, y la definición de líneas de acción como lo fueron las industrias creativas, las tics, la agrotecnología, el turismo, el comercio y la logística, y la inserción internacional del Departamento.
Debemos ser continuadores de una de las mejores tradiciones del pueblo sanducero: la de reconvertirse continuamente en un mundo cambiante para generar entre todos, las mejores condiciones para nuestros ciudadanos.