En los últimos días se “viralizaron” —como se dice ahora cuando determinado tema se instala en la agenda y circula con insistencia en redes sociales y grupos de WhatsApp— algunos videos del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, durante sus vacaciones, conduciendo una motocicleta de alta cilindrada, de una afamada marca. Claro, estas repeticiones —reposteos o retuiteos— en general van acompañadas de comentarios que, o bien apuntan a ensalzar algo que se ha hecho costumbre en nuestro país, que los presidentes circulen como uno más por la vía pública, sin custodia —o al menos sin ostensible custodia— algo que en otros lugares es imposible e impensado, o bien apuntan a señalar las infracciones en las que el mandatario posiblemente haya incurrido, en alusión a que circulaba sin chaleco y con un casco que aparentemente no cumpliría con las disposiciones reglamentarias y que ese casco es en apariencia semejante al del ejército tal, como insinuando que pudiera tratarse de algún tipo de reivindicación de algo. En fin, una larga lista de cosas y excesos, como suelen ofrecer las redes sociales, en las que grupos de personas que piensan igual se reúnen a “darse manija” y agredir a quienes piensan distinto. No le deberíamos dar más trascendencia que esa, porque ya sabemos que los temas en las redes sociales ya cada vez duran menos instalados. La gran bomba se arroja y dura menos que un lirio, a veces es cuestión de horas entre que toma estado público y se disipa. Suele dedicarse luego más tiempo a las repercusión de ese hecho en sí en los medios tradicionales que en las mismas redes en que se generaron, donde ya está surgiendo la otra explosión del momento. Pero ese, en todo caso, es otro tema.
Este asunto de la moto trascendió a tal punto que algunas autoridades con responsabilidad en temas de tránsito y seguridad vial, consultadas al respecto, aludieron a las posibles condiciones de irregularidad en las que circuló el presidente. Antes que nada, debemos tener presente que el presidente de la República no tiene más derechos que nadie en nuestro país, al contrario, tiene acaso más responsabilidades y entre ellas la de ser ejemplo de comportamiento para el resto de los ciudadanos, y esto aplica, por supuesto, en un tema tan sensible como el de la seguridad vial, que no es un “meme”, la violencia en el tránsito le cuesta la vida a muchos uruguayos y es la casa porque muchos más sufran lesiones irreversibles, a lo que hay que sumar las secuelas que supone esto no solamente para los protagonistas —voluntarios o involuntarios— de un accidente, sino también para familiares y allegados. Otro tema aparte es si es conveniente que el presidente se exponga a sufrir un accidente que pudiera eventualmente alejarlo de las funciones, aunque sea temporalmente, como le ocurrió al intendente Nicolás Olivera, sin ir más lejos, salvando las distancias, ya que fue en otras circunstancias y no en el tránsito en que el jefe comunal sufrió la lesión conocida.
El secretario general ejecutivo de la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev), Jorge Alfaro, afirmó que al presidente Luis Lacalle Pou “deberían multarlo” por incumplir las normas de tránsito al circular en moto. “Yo también lo vi. Lo lamento mucho. La verdad que lo lamento mucho porque él para nosotros es un ciudadano común, como cualquier otro, y las reglas están para respetarse. Pero fundamentalmente es el presidente de la República, entonces debería cuidarse más”, dijo Alfaro. Y luego lo corroboró el director general de Tránsito y Transporte de la Intendencia de Maldonado, Juan Pígola, quien explicó que el mandatario “podría haber sido multado” en caso de ser visto por inspectores. Sin embargo hay una sutileza en las manifestaciones de ambos jerarcas. Porque a raíz de las manifestaciones del primero hubo quienes reclamaron que se aplique una multa al presidente “retroactiva”, basada en la grabación que circuló, algo que no existe, que no está previsto. En declaraciones al diario El País, Pígola dijo que “al estar en zona portuaria” no se encuentra en jurisdicción de la comuna fernandina, y aclaró que “por un video no se puede multar a nadie”, ya que “no existen las multas de tránsito de oficio”. Sí, en todo caso, un video aportado por un tercero puede aportar elementos a una investigación en caso de un accidente, como ocurrió el año pasado con el sonado caso de un accidente protagonizado por un ómnibus en el que perdió la vida una joven, pero no sirve para que se multe a alguien, por más presidente de la República que sea ese alguien.
Pero veamos qué dice la norma sobre las infracciones que habría cometido Lacalle Pou. La ley 19.061, de enero de 2013, establece la obligatoriedad para conductores y acompañantes de motos, ciclomotores, motocicletas, cuadriciclos o similares, del uso permanente durante su circulación en todas las vías públicas, de un chaleco o campera reflectivos o, en su defecto, bandas reflectivas que cumplan con las exigencias técnicas de reflexión de acuerdo con lo que fije la reglamentación. Es evidente que no las usaba el presidente en ese momento. Por otra parte, por el decreto 265/009, de junio de 2009, reglamentario de la Ley 18.191, todo usuario de la vía pública que circule en ciclomotores, motos, motocicletas, motonetas o similares, deberá llevar puesto un casco protector acorde a lo previsto por la norma técnica UNIT 650:81, edición 1996-06-15, del Instituto Uruguayo de Normas Técnicas. Estos cascos están identificados por un triángulo amarillo, reflectivo, en la parte posterior, que no se aprecia en el video, y por lo tanto también estaría incumpliendo el presidente con esta norma. Además de que el que lleva no es un casco integral o semi-integral, que son los que ofrecen mayor protección a la cabeza del conductor o acompañante. Ahora bien. Salga usted a la calle, o fíjese en cualquier video de las calles de cualquier ciudad del país y dígame cuánta gente ve usando cascos reglamentarios o elementos como chalecos o bandas reflectivos. Sencillamente dejó de controlarse. Posiblemente muchos de los que compartieron y viralizaron el video del presidente reclamando algún tipo de censura, ellos mismo transiten diariamente en moto sin usar los elementos reglamentarios que se reclama. Y ni hablar de la cantidad de motos que circulan ya no sin casco integral o bandas reflectivas, directamente sin matrícula y hasta sin luz, lo que constituye un extremo de imprudencia y de exposición.
Que no estuvo bien el presidente, ni que hablar, no se discute, pero tampoco podemos caer en la hipocresía de exigirle cosas que, si bien están en la norma, vigentes, hace rato dejaron de exigírsele al resto de los orientales.
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