Empleo, formación y nuevas tecnologías

Tal vez como nunca en la historia del Derecho del Trabajo (una rama relativamente joven, nacida con el siglo 19) la educación juega y está llamada a jugar un papel preponderante en el empleo y el bienestar de los trabajadores de todo el mundo. Cada día las empresas necesitan trabajadores más preparados que puedan realizar su aporte tangible y calificado para superar los desafíos que las mismas afrontan en un mercado global cada vez más competitivo. Esto se ve claramente en la importancia que la tecnología ha adquirido y adquirirá para la empleabilidad de las personas.

1.Paradigma

Según expresa el experto en Formación y Recursos Humanos Lázaro González García, en un artículo publicado en la Revista Iberoamericana de Formación, “las nuevas tecnologías se han convertido, en cierto sentido, en el paradigma del desarrollo económico. A lo largo de la historia, los grandes cambios tecnológicos han modificado la estructura ocupacional. Los trabajadores del tiempo de las primeras revoluciones industriales estaban convencidos de que las máquinas acabarían con sus puestos de trabajo. Hoy el empleo de las nuevas tecnologías es un hecho corriente en la industria, en los servicios e incluso en el sector agrícola, habitualmente más vinculado a modelos tradicionales de producción. Las tecnologías no conllevan necesariamente efectos de descualificación, pero sí cambios de la organización del trabajo y de la manera de ejercerlo. (…). Frente a las antiguas máquinas, para cuyo manejo bastaba aprender unas destrezas que se adquirían de una vez por todas, las nuevas tecnologías implican cualificaciones complejas como: a) la capacidad de autoaprendizaje, b) la comprensión del proceso y el saber cómo funcionan las máquinas que interactúan en el producto, c) el desarrollo de capacidades de observación, de interpretación, de reacción con toma de decisiones, d) la deducción estadística, e) la comunicación verbal, oral o visual, f) el dominio de todo el proceso productivo, desde la concepción al control de calidad, pasando por la producción, g) la capacidad de tomar iniciativas, g) el dominio de habilidades para el trabajo en grupos y h) la demanda de polivalencia y versatilidad en las tareas de fabricación”.

2.Capital Humano

Tal como expresa Nury Tola en su tesis del año 2021 para graduarse como Licenciada en Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, “la Teoría del Capital Humano, formulada por Gary S. Becker, resulta de suma importancia para abordar el tema de la educación. Los lineamientos generales, en los cuales se basa esta teoría, es que las personas pueden ser capaces de impulsar el crecimiento de la economía, si como consecuencia de una mayor formación, encuentran las oportunidades que les permitan mejorar su desempeño en el trabajo incrementando la productividad. De hecho, la diferenciación de los trabajadores en el mercado de trabajo se explica por las diferencias existentes entre las capacidades innatas y el tiempo dedicado a aumentar esas calificaciones, es decir a invertir en capital humano. La escasa inversión en capital humano es la causa de la desocupación y las diferencias salariales. Por tanto, mejorar los niveles educativos, es decir invertir en capital humano, contribuiría a revertir esa situación. Estudiar las políticas dirigidas a los jóvenes desde la perspectiva del capital humano implica tener en cuenta no sólo las inversiones en educación, recursos y oportunidades existentes en la formación para el trabajo, sino también los diversos factores sociales que influyen en las trayectorias de acumulación de esas capacidades, como lo son la exposición a diferentes situaciones de riesgo, entre las que figuran el pertenecer a un contexto socioeconómico vulnerable y el abandono temprano del sistema educativo (…) Surge así la noción de competencia, clave en la articulación entre la educación y el mundo del trabajo, con el fin de dar cuenta de las cualidades que se pretende desarrolle este ‘nuevo trabajador’. En palabras de Gallart, estas competencias incluyen conocimientos más amplios que las calificaciones precedentes vinculadas a conocimientos para el desarrollo de ocupaciones específicas. Entre ellos ‘la capacidad de análisis y resolución de problemas concretos y toma de decisiones en contextos de incertidumbre’, teniendo como sujeto a la persona y no al puesto de trabajo. Además, de ser más flexible que las calificaciones, permitiendo a los individuos ‘pasar de un puesto a otro, cambiar de ocupación y seguir utilizando las competencias aprendidas’”.

3.Educación y empleo juvenil

Uruguay no puede ni debe quedar al margen de los desafíos educativos y laborales de un mundo que cambia en forma vertiginosa, y para ello debe seguir facilitando la necesaria interacción entre el mundo del trabajo y la educación. En ese sentido, el régimen sobre licencias para estudio, aporte que se complementa con la Ley de Empleo Juvenil (LEJ), por nombrar tan sólo dos iniciativas concretas, constituye un beneficio para el trabajador que ayuda a facilitar su desarrollo educativo. Nuestro país debe continuar y profundizar ese camino para seguir ofreciendo al mundo cada vez productos de mayor valor agregado que generan más puestos de trabajo decente, sostenible y calificado.

Dr. Rodrigo Deleón

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