Con la presentación de Enrique Rimoldi, comenzó el ciclo de conciertos de órgano en la Basílica

Con un concierto de Enrique Rimoldi, comenzó en la Basílica Nuestra Señora del Rosario y San Benito de Palermo la temporada de conciertos de 2024, organizada por la Comisión del Órgano Histórico. La velada contó con un buen marco de público, que aplaudió con calidez las interpretaciones del músico. Mientras afuera la lluvia comenzaba a hacerse sentir, dentro del templo la actividad se iniciaba con la presencia ante el público de gran parte de la Comisión del Órgano, presidida por el párroco Rubén Avellaneda. Por motivos de salud, se hallaban ausentes dos importantes referentes, Susana Goncalves y Gloria Vivián, “a quienes les deseamos desde aquí una pronta mejoría y reintegración a estas tareas”, expresó la vocera del grupo, Olga Fuletti. En sus palabras, Fuletti recordó que la Comisión inició el año 2024 con un concierto de la pianista Micaela Techeira, organizado en el marco de la Fiesta de la Prensa. “Hoy damos apertura a nuestro festival de órgano, una instancia que se ha repetido año tras año desde la restauración de este maravilloso instrumento, que comenzó con una convocatoria a los vecinos de Paysandú en 1996, y que involucró a toda la sociedad de Paysandú con ese objetivo”, continuó. Luego, procedió a presentar al concertista. “Realmente es una satisfacción iniciar este ciclo con un organista y organero de prestigio internacional, quien además de ser organista, es organero”, dijo, recordando que Rimoldi ha visitado Paysandú en varias oportunidades, tanto para tocar como para trabajar en el mantenimiento del órgano.
“Nosotros decimos que es el padrino de estos ciclos anuales. Para aquellos que no lo conocen, les recuerdo que es el organista titular y responsable del órgano de la Catedral de Buenos Aires”, continuó Fuletti. “Además, preside varias comisiones dedicadas a órganos históricos, e incluso comisiones que organizan conciertos en la República Argentina. Con su valía, ha trascendido las fronteras de su país y se ha proyectado en América y el mundo. Ha participado en festivales en diferentes países de Europa y ha recibido premios por ello”, agregó.

Un programa muy disfrutable

Como en sus presentaciones anteriores, Rimoldi presentó un programa muy variado, buscando poner énfasis en la comunicación con el público. “Siempre trato de incluir obras de distintos períodos de la historia de la música, de diferentes estilos, para que la gente las comprenda bien. Quiero que los programas sean audibles y de fácil comprensión”, expresó. El repertorio de órgano, agregó, “no es tan famoso como el del piano, la orquesta o la ópera. Hay compositores a veces poco conocidos que se especializan en música para órgano y que no tienen tanta trascendencia en la música en general. Pero pueden tener muy buenas obras para órgano”.
En ese contexto, las interpretaciones incluyeron obras del italiano Cosimo Casini, del francés Léon Boëllmann, de los franceses Theodore Dubois y León Boëllmann, y del estadounidense David Johnson, a las que se sumaron otras de compositores como George Friedrich Händel, Robert Schumann y Johann Sebastian Bach, estos últimos más conocidos.

El momento más relevante de la noche fue la Toccata, Adagio y Fuga en do mayor, BWV 564, de Bach, escrita durante su juventud por el compositor alemán, una obra de virtuosismo que pone a prueba al ejecutante, ya que incluye un largo fragmento tocado únicamente con los pies, en los pedales, en el que Rimoldi demostró su enorme calidad como músico. También fue muy interesante el despliegue de sonoridades que supo extraer del instrumento. “Quien prepara el concierto siempre debe tratar de ser didáctico con las sonoridades, hacerlas conocer a través de las obras, eligiendo la sonoridad adecuada en cada una, ya que el instrumento tiene una gran variedad tímbrica”, explicó. “Este órgano en particular tiene sonidos muy buenos, entre ellos algunos que imitan a otros instrumentos, y es importante destacarlos durante la ejecución. Si uno toca todo igual, con los mismos registros, se pierde la posibilidad de conocer cómo suenan las diferentes partes del órgano: los bajos, los agudos, las trompetas, las flautas… Eso tiene que ver con la habilidad del intérprete”. En sus palabras, también se refirió a la necesidad de mantener el órgano, “sobre todo, usándolo, porque lo importante es que todo el mecanismo se mantenga en funcionamiento”.

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