Aunque han pasado hasta ahora casi desapercibidas en nuestro país por nuestras propias contiendas electorales, no puede soslayarse la trascendencia que revisten las elecciones de este martes en Estados Unidos, no solo por lo que refiere a su impacto en la nación norteamericana, sino que a partir de su resultado se pueden generar condiciones que provoquen sensibles cambios en la economía global, como sería el caso de un rebrote proteccionista en la eventualidad de que nuevamente gane Donald Trump, el exmandatario que se levantó sobre el “Make America Great Again” –hagamos a Estados Unidos grandes de nuevo– sobre una ola de cambios en las reglas de juego.
Son 240 millones de estadounidenses los que están citados este 5 de noviembre para elegir al nuevo inquilino de la Casa Blanca, aunque todo indica que el resultado de las elecciones dependerá de unos miles de votos en siete estados clave. Son los llamados “swing states” o estados bisagra: Wisconsin, Michigan, Nevada, Pensilvania, Carolina del Norte, Georgia y Arizona, debido a las características particulares del sistema electoral, con grandes electores.
Los ciudadanos eligen a los 538 miembros del Colegio Electoral, quienes a su vez definen quién sucederá a Joe Biden. Si ningún candidato obtiene la mayoría de 270 electores, desempata la Cámara de Representantes. El candidato que gane asumirá el 20 de enero de 2025, fecha prevista como Día de la Inauguración Presidencial. Los candidatos Kamala Harris, por el Partido Demócrata, y Donald Trump, por el Partido Republicano, encararon este lunes el último día de la campaña por las elecciones presidenciales de Estados Unidos, y desde el punto de vista de la campaña, ambos desplegaron los últimos esfuerzos por atraer a la mayor cantidad de votantes en los considerados siete estados clave de estas elecciones.
Las elecciones en Estados Unidos no solo tienen impacto en la mayor economía mundial, sino que inevitablemente repercuten en la economía global y también en el mapa geopolítico mundial, sobre todo a partir de los antecedentes de Trump, dirigente político que es caracterizado por posturas populistas, no particularmente afín a las prácticas democráticas y a la vez un “duro” en políticas migratorias, con la paradoja de que sin embargo tiene mucho respaldo en el voto hispano con residencia legal.
Por lo pronto, cuando apenas quedaban horas para que abran los colegios electorales en Estados Unidos, los mercados financieros aún marcan movimientos de cierta magnitud ante la publicación de nuevas encuestas, señal de la incertidumbre con la que el país acude a las urnas. El lunes el dólar perdió un 0,55% contra el euro, y desciende también respecto al resto de las principales monedas, revirtiendo parcialmente la subida de las últimas semanas ligada a las expectativas de elección de Donald Trump.
Entre otros aspectos, Trump “promete” promover un sistema de “elección y competencia”, que se refiere a la teoría de mercado en donde las compañías solo compiten entre ellas y ofrecen mejores servicios cuando los consumidores pueden elegir dónde adquieren los productos o servicios. Es decir, Trump dice que aumentará las maneras de acceder a los servicios de salud. Asimismo, proteger las finanzas de Medicare para “evitar que sea aplastado por el plan demócrata de añadirle millones de nuevos inmigrantes ilegales”.
Pero el programa electoral de Trump no especifica medidas concretas para reducir el costo de acceso al sistema de salud. Sus propuestas también incluyen “expandir el acceso a una nueva atención médica accesible”, “incrementar la transparencia” y “expandir las opciones de atención médica para los veteranos de guerra”.
Harris, por su parte, dice que priorizará expandir y hacer permanentes los créditos tributarios que ayudan a las personas y las familias a financiar los costos asociados a la salud, como el Crédito Tributario de Prima, una línea de crédito que permite cubrir las primas de un seguro médico, fortalecer el sistema de salud para los veteranos de guerra reduciendo los costos de los medicamentos y los servicios de salud, así como otorgando beneficios especiales para facilitar el acceso a determinados cuidados.
Asimismo, hacer frente a la crisis de opioides con acciones y políticas contra el tráfico de drogas y los abusos de las compañías farmacéuticas, así como expandiendo el acceso a tratamiento.
Debe tenerse presente que por la naturaleza federal del sistema electoral en Estados Unidos, contrariamente a lo que ocurre en Uruguay, donde incluso hay balotaje para dar una nueva opción a los votantes ante la falta de mayorías en primera vuelta, en la nación norteamericana funciona un colegio de grandes electores en el que los estados vuelcan sus delegados electorales, con la salvedad de que el ganador en cada estado se lleva todos los delegados, y puede darse la paradoja –ya se ha dado en más de una oportunidad– de que resulte electo un presidente con menos votos populares que su adversario, pero con la mayoría de delegados estaduales. Por lo tanto, se explica la intensidad de la campaña de los candidatos en los estados clave, para llevarse todos sus grandes electores, que van a hacer la diferencia en una elección que se presenta desde el principio como incierta y reñida en su resultado.
Los especialistas creen que el expresidente Trump apostaría a un aislacionismo incluso mayor al del primer mandato y en un mundo más turbulento que entonces, con los aranceles y la inmigración, como los ejes clave hacia la región, pero sin dudas con un estilo personalista e imprevisible, mayor inestabilidad y redefinición de las alianzas internacionales, más aislacionismo de Estados Unidos y vínculos con líderes controvertidos. Ello no resultaría positivo a nivel global, habida cuenta de que Trump aplicó esta política exterior durante su primera presidencia, entre 2017 y 2021, y ahora irrumpiría en un mundo muy turbulento por las guerras en Ucrania y Medio Oriente, y el desafío militar y comercial que representa China.
Incluso ahora los aliados tradicionales –como Europa occidental y la OTAN- vuelven a estar en guardia ante la posibilidad de una victoria del republicano ante Kamala Harris, muy parejos en las encuestas, con un mundo occidental más proclive a la candidata demócrata, ante los antecedentes del expresidente.
Y en nuestro país, las preferencias por regla general se han situado hacia el lado del Partido Demócrata, y con mucha más razón a partir del poco apego democrático que ha ostentado Trump. Pero la experiencia indica que en los hechos el tenor de las relaciones bilaterales no ha tenido mayores alternativas con los cambios de gobierno en la nación norteamericana, la que históricamente ha seguido priorizando sus relaciones con México y Brasil, cuando de Latinoamérica se trata, y que con ninguno de los gobiernos Uruguay ha podido firmar un tratado de libre comercio, para empezar, lo que relativiza los “beneficios” que una u otra opción pueden traer hacia esta parte del mundo. → Leer más