No era “soplar y hacer botellas”

A través de los siglos, la expresión “soplar y hacer botellas” se ha utilizado para referirse a una tarea que lejos de ser fácil (o de parecerlo) supone una dificultad que requiere de los máximos esfuerzos y dedicación, alcanzando de esa forma una gran atención por parte de quienes pretenden llevarla a cabo.
En Uruguay, los casi siete meses que han transcurrido desde la asunción del presidente de la República, Yamandú Orsi, dejaron en claro que una cosa son las promesas de la campaña electoral (donde todos los políticos de todos los partidos le dicen al pueblo lo que este quiere oír, más allá de que puedan cumplir o no con dichas promesas) y otra muy diferente lo que se hace (o se puede hacer) una vez que se llega al gobierno.

Diferentes figuras del actual gobierno nacional (encabezadas por el ministro de Economía, Gabriel Oddone) han dejado en claro que muchas de las promesas de la campaña electoral no podrán ser cumplidas y esto va más allá de la eterna muletilla con la cual la izquierda uruguaya disfraza sus fracasos gubernativos, la tan mentada “herencia maldita”. El problema es que, en algún momento, el FA debe entender que ya no es oposición, que lleva meses en el gobierno y que todo el tiempo transcurrido debe servir para poner sobre la mesa y ejecutar algunos de los múltiples proyectos que se prometieron en la campaña electoral. Si para muestra basta un botón, el incumplimiento del Frente Amplio ofrece todo un costurero.

Podemos empezar, a modo de ejemplo, por los recursos asignados a la Universidad de la República (UdelaR) y la UTEC. La página oficial de la UdelaR expresa que “respecto al desarrollo universitario en el Interior, el proyecto del PE no contempla reforzar la enseñanza en los Centros Universitarios Regionales (Cenur) ni la provisión de cargos técnicos, administrativos y de servicios (TAS) necesarios para su funcionamiento óptimo, así como tampoco el desarrollo en la Región Suroeste”. Hay que tener en cuenta que “la UdelaR solicitó al 2029 un incremento del 52% de su presupuesto total y la propuesta del PE al 2029 representa un incremento de aproximadamente un 1,8%”. Según la propia UdelaR, “en relación con las becas destinadas a estudiantes que presentan diversas vulnerabilidades, la propuesta del PE plantea cubrir solamente el 20% del monto solicitado, dejando sin este beneficio a miles de estudiantes cuyas solicitudes han sido evaluadas favorablemente”. Otros organismos de la educación, como la ANEP y los sindicatos que nuclean a sus trabajadores también han expresado de forma contundente con un proyecto de ley de Presupuesto que consideran totalmente insuficiente.

La lista de disconformes es larga, pero la falta de recursos es la regla general en todos los órdenes, desde los planes para primera infancia, infancia y adolescencia de la ministra Cristina Lustemberg (quien sigue esperando que los legisladores del propio Frente Amplio la apoyen). Todo parece indicar que la ministra Lustemberg se quedará “mirando la fiambrera” y su proyecto quedará en la nada o con algún maquillaje presupuestario “para llenar el ojo” en las elecciones del año 2029. La enemistad de Orsi con Milei tampoco es una buena señal, especialmente si pensamos en la importancia que el turismo argentino tiene nuestro país, pero también en este punto Orsi sigue al pie de la letra las enseñanzas de José Mujica y coloca lo político e ideológico por encima de los intereses del país y sobre todo de los intereses de los miles de trabajadores y trabajadoras de Maldonado y de todo el país que esperan ansiosos la temporada estival para hacer “una diferencia” que los ayude a “tirar” durante el resto del año.

El Pit Cnt, por su parte, ha dejado en claro su disconformidad con el proyecto de presupuesto enviado por el presidente Orsi y en los últimos días resolvió un paro nacional. La central sindical presentó un documento a Comisión de Presupuesto integrada con la de Hacienda de la Cámara de Representantes, en el cual se estableció críticamente que, en su mayoría, la ley de Presupuesto del gobierno tiende a presentar más elementos de “continuidad que de transformación”, mientras que las reformas tributarias impulsadas son “tímidas” y no responden a las demandas de la central sindical. Enrique Méndez, secretario del Pit Cnt y secretario general de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) sostuvo lo siguiente: “Queremos un presupuesto que mire hacia una estrategia nacional de desarrollo, que grave al gran capital y contemple propuestas concretas que ya presentamos en el Parlamento, como lo son la priorización de la educación, la vivienda, la Universidad de la República y el desarrollo industrial en el interior profundo del país”. Un capítulo aparte es la planta de Ancap en Paysandú. Hace algunos días la presidenta del ente, Cecilia San Román, anunció en radio Carve que el directorio de Ancap presentará a fines de este mes una propuesta de “readecuación” del negocio del portland que en los últimos 25 años acumula pérdidas por más de U$S 800 millones.

Para la jerarca, “esencialmente Minas es la planta más eficiente, en algún momento Minas se sale de producción por el deterioro que tiene su infraestructura y allí empieza a producir Paysandú. (…) Ancap está haciendo un análisis muy profundo, pero lo razonable sería concentrar la producción en una planta”. Ante estos anuncios vinculados al futuro de la planta de Paysandú, la Federación Ancap expresó su sorpresa y rechazo. Si a todo esto le sumamos los problemas crecientes de inseguridad que el ministro del Interior Carlos Negro no parece poder atacar en forma eficiente y que más bien parece que no está dando “pie en bola”, la situación del país adquiere ribetes realmente preocupantes.

Además, mientras Oddone plantea una “ambiciosa” Ley de Presupuesto que sólo podrá cumplirse si la economía nacional crece a niveles que difícilmente se pueda cumplir en las mejores condiciones, lo que actualmente ocurre es exactamente lo contrario a lo que se necesita. Varias empresas de gran porte ya anunciaron que se retiran de Uruguay o cierran, entre ellas la que elaboraba el reconocido queso Alpa o la fábrica que hacía “La Gotita”, Yasaki, la planta de Conaprole en Rivera, Verizon, etcétera, mientras otras están “tecleando” o reduciendo personal a su mínima expresión, como es el caso de Paycueros en Paysandú, Claldy, las citrícolas salteñas y sanduceras, etcétera. Y si alguna por casualidad quiere establecerse, hacemos fuerza para echarla –con presiones de grupos “sociales”, que no son más que brazos de acción del propio Frente Amplio–, como es el caso de la planta de HIF Global, también en Paysandú.

a llegado la hora en la cual el presidente Orsi debe tomar las riendas del país y comenzar a gobernarlo. Gozó de un recreo de siete meses que está llegando a su fin, y lo que se percibe es la mayor disconformidad de todos los actores sociales y políticos desde 2002 a la fecha, apostando al milagro de un crecimiento que sólo un milagro puede hacerlo real. Al fin y al cabo, gobernar no es soplar y hacer botellas, sino que se trata de una tarea que requiere algo más que una sonrisa impostada, dichos camperos y discursos cantinflescos. Mirando al presidente Orsi, habría que darle la razón al Dr. Carlos Matus (ministro de Economía y presidente del Banco Central de chile durante el gobierno de Salvador Allende) quien en el año 1997 destacaba que “cada vez es más común escuchar en la voz de la calle, que los partidos políticos son capaces de ganar elecciones, pero incapaces de gobernar con eficacia”.

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