Se inició este domingo por los caminos de Cerro Largo y con 57 binomios, la Marcha Funcional de Caballos Criollos, denominada “Pablo Furest”, recorriendo en dos semanas 750 kilómetros, para volver a mostrar la resistencia, rusticidad y poder de recuperación de la raza.
Un detalle a tener en cuenta en la presente prueba, es que modificó parte del reglamento. En la etapa 8, en la que se corrían 10 leguas (50 kilómetros), 7 en la mañana y 3 en la tarde, a 20 minutos por legua, ahora se bajó a 17 minutos por legua de mañana y tarde. Y en la etapa 10, la famosa “Lima Sorda”, que comprende 10 leguas de mañana y 6 de tarde, antes era a 25 minutos la legua y ahora se ajustó a 22 minutos.
La decisión fue adoptada a solicitud de los criadores con mayor antigüedad en la prueba, quienes entienden que la preparación ya no es igual que las de antes.
Otro punto que se ha ajustado es en cuanto a la alimentación de los caballos, ya que este año se está complementando con fardos. La posibilidad de dar fardos está en el reglamento desde hace años y se aplicó en la presente Marcha.
La Marcha Funcional es una herramienta de selección en donde cada cabaña lo toma como una prueba de comportamiento, pero en donde también el que llega primero es el que la gana en las dos categorías (de mayores y menores de 7 años).
Muchos de los animales que compiten vienen con la preparación de los Enduro, lo que se refleja en la Marcha. Además, es importante el avance de la selección genética.
Respecto a los jinetes, hay muchos jóvenes, varios de ellos con experiencia y otros que serán parte de la prueba por primera vez, pero también hay jinetes experimentados y con varias pruebas “encima”, como desde Paysandú Gonzalo Souza y “Juancho” González, o de otros departamentos como José María del Campo o Elder Dorneiles.
Los comisarios de la Marcha son Jorge Kemaid e Ignacio Cortina, y los veterinarios Francisco “Pancho” Acereza y Patricia Gini.