Es la sostenibilidad…

La reciente visita del ministro Adrián Peña, el primero que ejerce al frente de la Cartera de Ambiente, recientemente creada, dejó muy buena impresión entre quienes mantuvieron contacto con él, por su proactividad y por el interés demostrado en los diferentes temas que abordó. Pero además su visita –la tercera a la región litoral en los apenas dos meses que tiene su cartera– fue oportuna para volver a poner encima de la mesa algunos temas de los que si bien se ha hablado –y escrito– bastante, han tenido poco avance a lo largo de los años, y otros que han quedado más en evidencia en el contexto del cierre de fronteras obligado por la pandemia.
En este último apartado se ubica el de los problemas de depredación de los recursos ictícolas por causa de la pesca ilegal o irresponsable. En este caso hubo un planteo muy concreto por la presencia de pescadores de la República Argentina por la captura de especies sobre las que rige una veda, como el dorado, por ejemplo, así como por la captura con redes que se tienen de orilla a orilla en la desembocadura de cursos que son afluentes del río Uruguay y con un tamaño de malla que impide el pasaje de ejemplares de pequeño porte, que por su escaso valor incluso son descartados en el lugar, pero no devueltos al agua, sino dejados en tierra. También está la pesca con tarros, que de deportiva no tiene nada y se trata de largar anzuelos atados a un recipiente flotante –generalmente bidones blancos o botellas pintadas– para que los lleve la corriente y después salir a buscarlos para ver qué capturaron.
Estas son conductas irresponsables y fuertemente perjudiciales, incluso para los mismos pescadores.
La razón por la que hay una veda no es para perjudicar económicamente a los pescadores, ni porque a los ambientalistas les guste ver cómo saltan los dorados en el río; no, la razón por la que se toman estas decisiones restrictivas tiene que ver con la preservación de estas especies amenazadas justamente por su interés comercial que ha llevado a la sobreexplotación del recurso.
Del mismo modo, ¿por qué no se permite cerrar con redes el acceso a ríos y arroyos? Pues porque los peces ingresan a estos en busca de lugares donde reproducirse. Impedir este acceso es atentar directamente contra la preservación de la especie y, a largo plazo, contra la misma actividad pesquera. Dicho en otras palabras, es literalmente un lento suicidio.
El concepto clave es el de sostenibilidad, es decir, que se pueda desarrollar la actividad económica de forma tal que permita la supervivencia de quienes dependen de ella, pero sin poner en riesgo la actividad misma en el mediano o largo plazo.
Este concepto –y aquí va otro de los anuncios de Peña–, se pretende inculcar en los ciclos de Primaria y Secundaria a partir del año próximo. El ministro adelantó que como materia transversal “Ambiente y sostenibilidad” formará parte del próximo Plan Nacional de Educación, que se anunciará antes de fin de año, según se acordó con el presidente del Codicen, Robert Silva.
No es que ya no se esté enseñando sobre preservación ambiental y que no se estén realizando permanentemente innumerables acciones alrededor del mundo para inculcar la necesidad de tratar de mejorar el entorno, el planeta en que habitamos, pero es que sencillamente no ha sido suficiente. Y si alguien quiere constatarlo basta salir ahora mismo a la vereda y ver si no hay allí desechos plásticos, envoltorios o filtros de cigarrillos que “alguien” ha descartado. No ha sido suficiente y probablemente lo que pueda hacer este ministro tampoco sea suficiente, sin mencionar que tiene por delante duras discusiones por intereses contrapuestos dentro del mismo gobierno y en el ámbito productivo en general.
Peña dijo estar dispuesto a dar “un empujoncito” para que se apruebe el proyecto de creación de una nueva área protegida que comprenda las islas y la desembocadura del río Queguay en el Uruguay; desde la Dinama se reconoció (según comentó el mismo secretario de Estado) que el proyecto tiene todos los elementos que tiene que tener y no tiene objeciones, y que solamente no ha culminado su tránsito en la cartera por problemas internos. Si se apunta este poroto el ministro lograría revertir la imagen que este gobierno había dejado con aquellos dos artículos que a último momento se habían incorporado en el entonces proyecto de Ley de Urgente Consideración, que establecían ciertas limitantes para la incorporación de nuevos predios al SNAP (requería de una aceptación expresa del titular de la tierra), lo que sigue pendiente de resolución, ya que lo que se acordó fue abordar estas modificaciones en un proyecto de ley aparte.
En esta visita a Paysandú Peña ha tendido lazos con organizaciones civiles, con el gobierno departamental electo y con un organismo binacional como CARU. Aclaró que el presupuesto asignado a la cartera es acotado y que a través de los acuerdos que plantea pretende tener presencia en todo el territorio nacional, e incluso instalar en Paysandú –la idea es que funcione en el edificio de CARU– una dependencia regional que entienda en el área técnica, y estar en cada departamento en una oficina cedida por la intendencia correspondiente.
A través de las redes sociales, desde Gensa, interlocutores en la reunión mantenida en nuestra ciudad, valoraron el gesto de reunirse por más de dos horas y destacaron que es la primera vez que tiene la posibilidad de transmitir sus planteos directamente a un ministro en un mano a mano. Es decir, los recursos son importantes, pero a veces no se trata solo de presupuesto.