Solicitada: Comentarios de opiniones sobre la Seguridad Social

Días pasados en estas páginas se publicaron opiniones sobre el futuro de la seguridad social, luego de terminar el camino de los informes del CESS y los trámites parlamentarios hasta llegar a la ley que reforme la tal seguridad.
El Presidente del CESS se refirió a que el envejecimiento de la sociedad es fruto de falta de natalidad.

Lógicamente que si nacieran más niños y se equilibraran los nacimientos con las muertes, proporcionalmente la cantidad de viejos se notarían menos. Además habría más jóvenes trabajando y produciendo. La ciencia hace aumentar la esperanza de vida y los viejos voluntariamente trabajarían más años. Hoy la media de retiro ronda los 64 años. Y los que se jubilan a los 60 años, siguen haciendo cosas: pensar, escribir, ayudar en la familia a los más jóvenes o emprender actividades deseadas y no materializadas por haberse dedicado unilateralmente a sus tareas, oficios o profesiones. Otro referente que estuvo ligado al MEC, opinó que hay que aumentar la edad de retiro y que se tienda a aumentar la remuneración y el trabajo de las mujeres.
Y hubo quien antes ligado al MTSS, opina que la edad de 60 años es baja para jubilarse, pero que para el trabajo físico, quizás puede llegar a ser alta. Un distinguido economista hoy retirado, se mostró partidario del elevar la edad de retiro y con respecto al envejecimiento opinó que es un fenómeno mundial que responde a razones demográficas (¿?).

El sapiente e interminable Cr. Enrique Iglesias dijo que el 11% del PBI va a la seguridad social, de los cuales 5 puntos provienen de Rentas Generales, o sea que el problema es de financiamiento. Deduce que hay que evitar que el financiamiento se convierta en un conflicto generacional derivado de que los jóvenes financian a los viejos. Nos atrevemos a recordar que eso siempre se llamó seguridad social intergeneracional. Una generación aporta para que la que sigue, cobre. En Uruguay hubo monopolio de la seguridad social estatal. Hasta que aparecieron las Cajas paraestatales, que ahora, luego de más de 60 años de existencia, son poco menos que mal miradas y puesta en tela de juicio su viabilidad. La duda es lógica, pues tras el ataque del Estado, con sus reformas tributarias, se fueron erosionando sus economías. Son los que llamamos efectos exógenos del deterioro. En otros países más viejos, con morigeración del estatismo, existieron y existen las Cajas de Auxilio por gremio y sindicato.

Tres de los referentes, todos exjerarcas del Estado, coinciden en que reformar en Uruguay es difícil, porque es un país muy sensible a los cambios. Y yo de mi parte agrego: por suerte. Porque muchas veces pasa que después de los cambios, cabe el dicho paisano: “mejorando pa’pior”. Pero dada esa condición, afirman que es necesario que la reforma sea con apoyos y consensos claros: digamos que, pluralista. Una reforma que se sustente con legisladores de diferentes partidos políticos junto a técnicos en la materia, haciendo seguimiento para hoy y para la reforma que sea menester dentro de unos 25 años.
Nos sorprendió que coincidieran en la necesidad de una pensión básica “universal” de carácter no contributivo. En criollo básico parece querer decir: cobrar sin haber aportado (¿?). Resulta extraño que mientras existen reparos entre los técnicos en que “los jóvenes financien a los viejos”, base del sistema por lo ya dicho, no parezca molestar a nadie innovar para que, según parece, todos los que trabajan financien a todos los que no trabajan.

Nos atrevemos a opinar que esa pensión básica, si existiera, debería ser para las madres amas de casa; para solventar las licencias por maternidad; para prolongar las licencias o reducción de horarios que faciliten la lactancia materna; así como para ayudar a los padres no solventes, separados o viudos a cargo de hijos menores de edad. Y ¿por qué no? Para becas de estudio de alumnos hasta 18 años, con alta escolaridad y bajos recursos. En una palabra, todo gasto que se piense como pensión básica con el nombre de “universal”, ¡debe apostar a la vida! Sin olvidar de solventar recursos a quienes transitan el inexorable camino hacia la extinción sin haber generado causal jubilatoria. Ya existen las ayudas de las pensiones a la vejez, hoy llamadas, por edad avanzada. Y que deseamos se mantengan para los mayores de 70 años en las condiciones actuales.
El más pragmático de los referentes propuso crear un organismo asesor y regulador descentralizado que actúe en la órbita de la Presidencia. Como monitor del proceso de presente y futuro.
Respecto a eso opinamos que seguir concentrando actividades en la Presidencia –como lo hizo el expresidente Vázquez– es aumentar el centralismo y además, escapar del control del Parlamento. Son criterios típicos de un tecnócrata estatista. No se puede seguir cometiendo errores aumentando la burocracia. Ya hay 17 oficinas cohabitando en esa torre: ¡basta de elefantes blancos! Y menos en la cuna del centralismo.

Finalmente todos coincidieron en que el informe del CESS y sus correcciones, forman un documento necesario, importante como diagnóstico y que contribuye al debate.
Agregamos que en lo que corresponde a la Asociación de Afiliados a la Caja de Profesionales Universitarios, sabemos que le quedaron cosas por decirle al CESS, porque su delegación tuvo una sola oportunidad de expresarse y brindar sus pareceres en menos de una hora. Muy poco para una asociación con casi 5.000 socios y 60 años de existencia. Agregamos para mejor proveer, que los tres integrantes de la representación de todos los pasivos universitarios en el Directorio de la Caja de Jubilaciones y Pensiones de los Profesionales Universitarios, somos socios y hemos alternado en la dirigencia de la referida asociación. Algo para sumar, con más tiempo hubiera sido mejor para todos. Nos inspira aportar e informar en aras de poder mantener la Caja independiente. Autosuficiente. No cargársela al Estado, que ya es demasiado gordo. Ahora que sabemos que a fin de junio habrá elecciones para elegir un nuevo Directorio, los profesionales activos deben acertar el camino correcto para ubicar en el Directorio representantes que devuelvan a la Caja a su viejo estado de buena salud económica y financiera. No insistir con organizaciones, instituciones y personas que causan y causarán, en caso de permanecer, su ruina. Ing. Ramón Appratto Lorenzo